
Leishmaniasis
La leishmaniasis es una enfermedad producida por un parásito del género Leishmania que se transmite por la picadura de un mosquito infectado por el parásito, el flebotomo o mosca de la arena
Hay dos formas clínicas de presentación:
- leishmaniasis cutánea
- leishmaniasis visceral.
La mejor forma de disminuir el riesgo de leishmaniasis es evitar las picaduras del mosquito-flebotomo, tanto en casa como fuera de casa.
En qué consiste la leishmaniasis
La enfermedad en humanos
La leishmaniasis cutánea se caracteriza por la presencia de una o más lesiones ulceradas en la piel que se desarrollan después de semanas o meses de la picadura. Generalmente son indoloras, pero pueden ser dolorosas cuando se infectan. Normalmente curan, incluso sin tratamiento, aunque pueden durar meses o años y dejar cicatrices.
La forma visceral es la más grave y afecta a varios órganos internos, habitualmente el bazo, el hígado y la médula ósea. Generalmente los síntomas son fiebre y pérdida de peso, acompañados de un aumento del tamaño del hígado y el bazo. También pueden alterarse los análisis de sangre (anemia, etc.).
¿Cómo se infectan las personas?
El contagio a las personas se produce a través de la picadura del mosquito-flebotomo que se ha contagiado al picar previamente a un animal infectado, en España habitualmente el perro y algunos animales silvestres como la liebre y el conejo. La enfermedad no se transmite por contacto directo de persona a persona o de animal a persona.
No es un mosquito común, es un insecto al que se le llama flebotomo y es más pequeño, de color amarillo-pajizo y de vuelo silencioso.
Las horas de mayor actividad del mosquito-flebotomo que transmite la leishmaniasis son al anochecer, las primeras horas de la noche y al amanecer, no actúa durante el día. Si usted vive en una zona donde hay estos mosquitos-flebotomos, trabaja al aire libre a esas horas, duerme los meses de calor con la ventana abierta o no se protege de las picaduras, tiene más probabilidad de ser picado y adquirir la infección.
¿Si me hubiera picado un mosquito-flebotomo infectado, cuándo desarrollaría la enfermedad?
El tiempo que transcurre desde la picadura del mosquito-flebotomo hasta que se desarrolla la enfermedad puede variar desde diez días a varios meses. Por lo regular es de dos a seis meses en la forma visceral y de dos semanas a cuatro meses en la forma cutánea.
¿Hay personas con más riesgo de contraer la enfermedad?
Todas las personas de todas las edades tienen riesgo de contraer la infección si viven en una zona endémica. Los pacientes con problemas de inmunidad tienen más probabilidad de desarrollar la enfermedad.
¿Es una enfermedad frecuente en la Comunidad de Madrid?
La leishmaniasis es una enfermedad poco frecuente pero desde el año 2010 hay un aumento importante del número de casos en la zona suroeste (Fuenlabrada, Leganés, Humanes de Madrid y Getafe), por lo que en esa zona hay que extremar las medidas de prevención y control.
¿Qué debo hacer si pienso que puedo tener leishmaniasis?
Debe acudir al médico y no olvidar explicarle por qué piensa que tiene la enfermedad, más aún si vive en una zona donde sabe que hay más mosquito-flebotomos.
¿Tiene tratamiento la leishmaniasis?
Sí tiene tratamiento y es eficaz. La leishmaniasis visceral necesita un tratamiento específico, que en general se hace en un hospital y evoluciona favorablemente.
La enfermedad en el perro
¿Qué debo hacer si tengo perro y cómo sé si mi perro tiene leishmaniasis?
Es recomendable efectuar revisiones periódicas en su veterinario, que le aconsejará sobre la idoneidad de efectuar el diagnóstico. Los principales síntomas que debe observar son: pérdida de pelo, crecimiento anormal de las uñas, heridas que no cicatrizan (principalmente en la trufa y extremidades), inflamación del ojo, atrofia muscular (principalmente en la cara con expresión triste), cansancio, adelgazamiento, etc. Si observa síntomas en su perro, acuda a su veterinario.
Es aconsejable:
- Aplicar periódicamente productos repelentes en los perros que los protejan de las picaduras de los mosquitos-flebotomos, el empleo de collares antiparasitarios y pipetas eficaces puede ser una buena opción (consulte a su veterinario).
- Que el perro no duerma en el exterior de la vivienda o en lugares que tenga más posibilidades de ser picado por el mosquito-flebotomo.
- Aplicar insecticidas residuales de acción prolongada o pinturas insecticidas de contacto en las casetas de los perros.
¿Qué debo hacer si mi perro tiene leishmaniasis?
En caso de padecer la enfermedad, deberá aplicarse un tratamiento prescrito y supervisado por un veterinario clínico. Dicho tratamiento es curativo de los signos clínicos; mejora la calidad de vida del animal y limita el riesgo de transmisión, pero no produce totalmente la curación parasitológica. El tratamiento es largo y requiere constancia en su aplicación. El animal necesita seguimiento y control periódicos por parte de un veterinario.
Bajo determinadas circunstancias, su veterinario podrá valorar el sacrificio del animal.
Aunque su perro esté enfermo, es muy importante que siga protegiéndolo con las medidas de prevención (fundamentalmente mediante el uso de collares repelentes, pipetas, etc.). De esta forma evitará que los mosquito-flebotomos se contagien y puedan transmitir la enfermedad a otras personas.
Si mi perro tiene síntomas, ¿me puede contagiar?
No directamente. No todos los perros con síntomas infectan al mosquito-flebotomo al ser picados, pero si los tiene, particularmente los cutáneos, hay más probabilidades de que el mosquito-flebotomo se infecte y en el entorno del perro pueda transmitir la infección si pica a una persona.
Si mi perro no tiene síntomas, ¿me puede contagiar?
No directamente. Existen perros infectados que no presentan síntomas y que pueden transmitir la enfermedad (siempre a través del mosquito-flebotomo).
¿Puedo vacunar a mi perro contra la leishmaniasis?
Su veterinario le informará sobre la disponibilidad de vacunas y de la protección que proporcionan a su perro frente a la enfermedad.
Su uso está indicado para la inmunización activa de perros negativos a leishmania a partir de los 6 meses, para reducir el riesgo de desarrollar una infección activa y la enfermedad clínica después del contacto con Leishmania infantum. No se ha podido estimar con los datos disponibles el impacto de la vacuna en términos de salud pública y control de la infección humana.
Un correcto estado sanitario del perro lo hace menos vulnerable a la enfermedad, consulte a su veterinario o infórmese a través de los servicios municipales de salud.
La enfermedad en otros animales
Tengo gato, ¿qué debo hacer?
Aunque puede padecer la leishmaniasis, no está demostrado su papel como reservorio transmisor de la enfermedad.
¿Hay otros animales a parte del perro que sean reservorios de la enfermedad?
Las liebres y conejos silvestres, presentes en distintas zonas de la Comunidad de Madrid, están también implicados en algunos de los casos de Leishmaniasis actual. El adecuado control que se está efectuando de las poblaciones de liebres y conejos en esas zonas permitirá impedir que estos animales jueguen un papel activo como reservorios.
¿Qué pasa si veo liebres o conejos por el parque donde paseo habitualmente?
Como pasa con el perro, las liebres o conejos no contagian directamente la enfermedad, siempre es a través del mosquito-flebotomo. Por ello es importante protegerse frente a las picaduras evitando transitar al anochecer y primeras horas de la noche por las zonas de riesgo y si ello no es posible, utilizando ropa de protección y repelentes de uso personal.
¿Se pueden comer las liebres o conejos?
Si, la leishmaniasis no es una zoonosis alimentaria y por lo tanto no se transmite por vía alimentaria. No existe ningún riesgo en su consumo, ya que la enfermedad se transmite a través de la picadura del mosquito-flebotomo, y no a través del consumo de la carne o las vísceras del animal.
El mosquito-flebotomo
¿Cómo puedo identificar al mosquito-flebotomo?
No es fácil identificarlo. El vector implicado en la transmisión es el flebotomo, mosquito de reducido tamaño (2 a 3 mm de longitud), de color amarillo-pajizo y cuyo cuerpo, incluidas alas y extremidades, se encuentra cubierto de abundantes pelos. Su período de actividad comprende los meses de mayo a octubre, aunque puede variar en función de las condiciones climáticas. Se caracterizan por su actividad al anochecer, siempre que las temperaturas superen los 16-18ºC y la lluvia y el viento no estén presentes. Poseen una notable atracción por la luz.
Es típico su vuelo silencioso, a diferencia de otros mosquitos, y relativamente limitado en su alcance (<2 Km). Sólo las hembras se alimentan de sangre, y por tanto son las únicas transmisoras de la enfermedad.
¿Dónde vive el mosquito-flebotomo?
El hábitat más frecuente lo constituyen madrigueras, cuevas y grietas del terreno, oquedades de los árboles, casas en ruinas, vertederos, alcantarillas, etc., aunque también puede vivir, cuando se dan las condiciones favorables para ello, en sótanos mal ventilados, huecos en vallas, establos, etc.
¿Cuál es la época de riesgo?
Durante la temporada de calor, desde mayo hasta octubre. En invierno los mosquitos-flebotomos permanecen en estado larvario y no pueden transmitir la enfermedad.
¿Me puede picar el mosquito-flebotomo durante el día?
No, porque el mosquito-flebotomo comienza su actividad al anochecer.
Más información
Medidas de prevención y control
¿Cómo puedo evitar que el mosquito-flebotomo me pique?
Es recomendable tomar medidas, tanto en el domicilio como en exteriores tales como la instalación de mosquiteras, el uso de insecticidas, evitar la acumulación de agua en jardines, macetas, etc., usar ropa que cubra la piel, usar repelentes y evitar perfumes en los paseos.
Más información sobre medidas para evitar las picaduras
¿Puedo pasear por los parques?
Sí, pero en las zonas geográficas de riesgo, durante los paseos al anochecer y primeras horas de la noche, es necesario utilizar medidas de protección de la piel con ropa adecuada (manga larga, pantalones que cubran las piernas) y uso de productos repelentes. Los cochecitos de bebé pueden protegerse con una tela que impida el paso de los insectos. Al amanecer, las personas que transiten por esas zonas para acudir al trabajo, coger el autobús u cualquier otra actividad, también es muy importante que sigan estas recomendaciones.
¿Qué medidas se están adoptando para prevenir la enfermedad?
Los Ayuntamientos están ejecutando un plan de acción en colaboración con la Comunidad de Madrid y la asesoría de expertos entomólogos y parasitólogos en los municipios de mayor riesgo, cuyas principales actividades son:
Vigilancia del reservorio (perro): mantenimiento de la vigilancia serológica en Centros de Protección Animal (chequeo sistemático en todos los ingresos y sacrificio en caso de positividad), refuerzo de la vigilancia en focos potenciales de riesgo (rehalas, etc.), investigación de la presencia de otra fauna que pudiera estar implicada como reservorio, obtención de información a través de los veterinarios clínicos sobre la evolución de la enfermedad.
Vigilancia del vector (mosquito-flebotomo): captura de flebotomos mediante trampas, identificación de la especie e identificación de la presencia del parásito.
Control ambiental: identificación de zonas de riesgo y aplicación de medidas de saneamiento ambiental (escombreras, parques, vertederos, etc.), desinsectación de focos potenciales de riesgo y recogida de animales abandonados.
Educación sanitaria: edición y distribución de folletos informativos sobre la enfermedad y su prevención, realizados en colaboración con el Colegio de Veterinarios de Madrid.
Control de las poblaciones de liebres y conejos en las zonas de riesgo.
Datos epidemiológicos
La leishmaniasis es una zoonosis endémica en la cuenca mediterránea, en España y en la Comunidad de Madrid, con dos presentaciones clínicas: visceral y cutánea. El período de incubación es variable, puede oscilar desde una semana a varios meses. En nuestro medio, el vector responsable de la transmisión es un díptero del género Phlebotomus y el reservorio más conocido era el perro. Se ha investigado la presencia de otra fauna y se ha encontrado que las liebres y los conejos juegan un papel como reservorios secundarios activos. En 2009 se detectó un brote comunitario en la zona sur de la Comunidad de Madrid, que hasta 2015 llegó a afectar a cerca de 700 personas. Se continúa realizando una vigilancia epidemiológica activa de la enfermedad y numerosas actuaciones ambientales dirigidas a la investigación y control del reservorio y del vector, entre las que destacan la identificación de zonas de riesgo, la aplicación de medidas de saneamiento ambiental (limpieza y desinsectaciones) y el control de superpoblaciones de lepóridos. En las medidas de control participan numerosas instituciones sanitarias y medioambientales.