Alimentación en situaciones específicas
En las sociedades desarrolladas muchos problemas de salud tienen su origen, en gran parte, en unos hábitos inadecuados. En este sentido la conducta alimentaria representa uno de los aspectos de mayor repercusión sobre la salud; el problema se puede agravar si además hablamos de personas con alguna patología añadida, siendo fundamental tener en cuenta que la nutrición juega un papel muy importante en la recuperación de los pacientes.
Geriatría: Disfagia y dificultad para masticar y tragar
La Disfagia es la dificultad para tragar los alimentos o para hacer progresar correctamente los alimentos (sólidos o líquidos) desde la boca hasta el estómago. Puede ser peligrosa porque puede provocar problemas respiratorios, si el alimento, parte de él o la saliva, pasan hacia la vía respiratoria. También puede asociarse a problemas de hidratación, pérdida de peso y desnutrición, entre otros.
Si antes, durante, o después de tragar, surge tos, cambios en el tono de voz, queda algo de alimento en la boca o en la garganta que obliga a carraspear, o se producen atragantamientos al comer, debe consultarse al equipo sanitario, ya que puede ser necesaria una adaptación más personalizada que estas recomendaciones.
La alimentación puede modificarse en tres aspectos:
- Consistencia o textura: Elegir alimentos blandos o triturados con textura uniforme. Evitar mezclar alimentos con distintas consistencias así como los líquidos finos o de viscosidad baja (se pueden utilizar espesantes).
- Cantidades: Si son pequeñas presentan menor riesgo. Iniciar la introducción en la boca de pequeñas cantidades de alimentos o líquidos, en torno a una “cuchara de café” y si se tolera bien, aumentar a “cuchara cadete” y después a “cuchara sopera”. Evitar la utilización de jeringas y pajitas.
- Elegir alimentos que estimulen sensorialmente como alimentos ácidos y con temperaturas frías (helado de limón o de piña).
Recomendaciones dietético nutricionales ante la dificultad de tragar (disfagia)>>
Riesgo cardiovascular
La alteración en el metabolismo de las grasas o hiperlipemia es el aumento de lípidos o grasas en la sangre, que tiene efectos perjudiciales sobre la salud de las personas al producir un aumento en la probabilidad de padecer enfermedad cardiovascular.
La alimentación es un factor decisivo en el control de las hiperlipemias. Se conoce bien la relación entre la ingesta elevada de grasas y un perfil lipídico de riesgo cardiovascular (colesterol total alto, LDL alto, HDL bajo y triglicéridos altos). La ingesta excesiva de grasa saturada en primer lugar y de colesterol en segundo lugar, son los factores dietéticos que más se relacionan con el aumento de los niveles del colesterol perjudicial en la sangre. Los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados tienen un efecto protector. Las grasas tipo trans o grasas hidrogenadas se utilizan industrialmente para convertir los aceites líquidos en grasas sólidas o semisólidas y se ha demostrado que son perjudiciales para la salud.
Algunas recomendaciones dietéticas para reducir los niveles de lípidos en sangre:
- Evitar consumir grasas en exceso y especialmente las grasas saturadas.
- Tomar la leche y derivados desnatados. Excluir la mantequilla, la nata, ciertas margarinas y los quesos muy curados.
- Elegir las carnes magras (solomillo o lomo), eliminar la piel de las aves y la grasa visible (lo que se conoce coloquialmente como “el gordo”).
- Consumir con más frecuencia pescados que carne. Especialmente pescados azules por su alto contenido en ácidos grasos omega-3.
- Consumir 4 yemas de huevo a la semana, las claras se pueden tomar libremente.
- Evitar el consumo de alimentos precocinados.
- La mención en el etiquetado “elaborado con grasa vegetal”, habitualmente supone que el producto se ha preparado con aceite de palma, coco o grasa trans, que no son recomendables. Mejor evitarlas.
- Desgrasar siempre los caldos preparados con huesos, carne grasa ó tocino, antes de tomarlos. Una vez frío, introducirlos en la nevera y eliminar la capa de grasa que se forma en la superficie.
- Moderar el consumo de azúcar y evitar el consumo de productos de pastelería, bollería industrial y repostería, así como los helados cremosos.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra como vegetales y frutas (consumirlos preferentemente crudos y con su piel), cereales, avena, panes o harinas integrales, legumbres, soja.
- Puede ser útil el consumo de esteroles vegetales que disminuyen la absorción de colesterol (presentes habitualmente en productos lácteos y yogures enriquecidos).
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con hiperlipemia>>
La alimentación saludable es un factor decisivo en el control de la hipertrigliceridemia.
Se recomienda evitar las bebidas alcohólicas, pastelería, bollería, y helados cremosos, alimentos precocinados, grasas vegetales que no sean de girasol u oliva, aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra y tomar los lácteos desnatados. Consumir más pescado que carne y que esta última, sea preferiblemente magra.
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con hipertrigliceridemia>>
¡TRUCO!: Se puede potenciar el sabor de los alimentos sin recurrir a la sal de mesa, mediante las siguientes recomendaciones:
- Cocinar los alimentos con técnicas culinarias sencillas como la cocción al vapor o el papillote, que conservan mejor el sabor de los alimentos.
- Utilizar aceites de sabor potente como el aceite de oliva virgen, aunque siempre en cantidades moderadas.
- Utilizar condimentos dependiendo del tipo de alimento y de la técnica de cocinado.
Digestivo
Cirugía
Cirugía mayor
La aparición de posibles complicaciones después de una cirugía está en relación con la enfermedad de base, con el tipo de cirugía y con el estado nutricional previo a la misma. Llegar con un adecuado estado nutricional a la cirugía es fundamental, para disminuir el riesgo de complicaciones posteriores.
Con un adecuado estado nutricional se facilita la cicatrización de las heridas quirúrgicas, se disminuyen posibles complicaciones infecciosas y se consigue una recuperación más rápida.
Una alimentación saludable, debe ser:
- Completa: debe aportar todos los nutrientes que precisa el organismo (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua).
- Equilibrada: todos los nutrientes deben guardar una relación entre sí (hidratos de carbono 55-60%, proteínas 12-15%, grasas 25-30% de las calorías totales diarias; 1,5 a 2 litros de agua al día).
- Suficiente: la cantidad de alimentos a ingerir debe ayudar a mantener el peso de la persona dentro de los límites de la normalidad.
- Variada: se deben elegir diferentes alimentos dentro de cada grupo de alimentos.
- Adaptada: a la edad, sexo, actividad física, tipo de trabajo, necesidades específicas.
Recomendaciones dietético nutricionales para preoperatorio de cirugía mayor>>
Cirugía maxilofacial y otorrinonaringológica
Determinadas técnicas de cirugía maxilofacial y otorrinolaringología (zona de la cara y cuello) producen alteraciones temporales y en ocasiones mantenidas en el tiempo, que pueden limitar la capacidad de masticar o tragar los alimentos, condicionar el estado nutricional, la evolución de la enfermedad y la eficacia de los tratamientos que puedan necesitarse después de la cirugía.
Algunas recomendaciones en estas situaciones son:
- Tomar los alimentos sin que estén ni muy fríos ni muy calientes. Tener en cuenta la recomendación de su equipo sanitario sobre la temperatura más adecuada.
- Comer despacio y procurar realizar las comidas en un ambiente tranquilo.
- Evitar condimentar con especias fuertes (pimienta, pimentón, etc.), sabores ácidos (zumos de cítricos o vinagre) y alimentos muy salados.
- En caso de poco apetito hacer comidas frecuentes de poco volumen, nutritivas y agradables de sabor y olor.
Recomendaciones dietético nutricionales para cirugía maxilofacial y otorrinonaringológica>>
Obesidad
El exceso de peso condicionado por un aumento de la grasa corporal aumenta a su vez el riesgo de padecer otras enfermedades (colesterol elevado, diabetes, hipertensión, problemas óseos y articulares, etc.). A mayor índice de masa corporal (IMC), mayor riesgo para la salud.
El cambio en la alimentación debe ser flexible, estructurado y variado, manteniendo el consumo de todos los grupos de alimentos, pero reduciendo las cantidades, especialmente de los alimentos grasos.
Estas pautas de alimentación saludable y controlada en energía, junto a cambios en el estilo de vida, deben ser progresivas y mantenerse en el tiempo, por lo que la educación nutricional debe ser la base para ayudar a establecer pautas alimentarias efectivas a medio y largo plazo.
Una alimentación más baja en calorías y grasas, junto al aumento de la actividad y ejercicio físico son la base del tratamiento para reducir peso.
Diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a gran parte de nuestra población. La mayoría de los diabéticos (el 85%) son obesos (diabéticos tipo 2) o han tenido previamente obesidad y generalmente, tienen antecedentes de diabetes en su familia. El 50% suele tener tensión arterial elevada, y a menudo, presentan también una elevación en la sangre de colesterol y triglicéridos. Por ello tienen más riesgo de padecer enfermedades del corazón o cardiovasculares (ateroesclerosis).
El control de los niveles de la glucosa en sangre es primordial para prevenir todas las enfermedades asociadas y se puede lograr con una alimentación adecuada y con la ayuda de medicamentos, si fuera necesario.
La alimentación del paciente con diabetes debe ser equilibrada, ajustada a las necesidades energéticas de cada individuo y contener todos los nutrientes imprescindibles para la vida.
Algunas recomendaciones dietéticas:
- Realizar un ajuste en la cantidad de energía o calorías de la dieta.
- Disminuir el consumo de grasa total, grasa saturada y colesterol, y fomentar el consumo moderado de aceite de oliva y de pescados.
- Moderar o reducir el aporte de sal de la dieta.
- Ajustar la cantidad y el tipo de hidratos de carbono así como su reparto a lo largo del día, en función del resto del tratamiento (pastillas, insulina, etc.).
- Aumentar el aporte de alimentos que contengan fibra dietética.
- Conocer en profundidad la frecuencia de ingesta de los diferentes grupos de alimentos y sus equivalencias.
Para mantener durante todo el día la glucosa sanguínea en un nivel adecuado (sin grandes subidas ni bajadas) es recomendable:
- Realizar 5 ó 6 comidas al día (desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y postcena). En horarios regulares. Evitar estar más de 3 horas sin comer.
- Procurar comer la misma cantidad de alimento todos los días.
- Hacer ejercicio regularmente, y si es posible, más o menos a la misma hora todos los días.
- Tomar los medicamentos para la diabetes aproximadamente a la misma hora diariamente.
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con diabetes>>
- Prestar atención al etiquetado nutricional de los alimentos para conocer el aporte energético y el contenido de nutrientes del alimento.
Cálculos renales
Los cálculos o “piedras” renales se componen de sustancias normales de la orina, pero que por diferentes razones se han concentrado y solidificado en fragmentos de mayor o menor tamaño. Se producen por eliminación excesiva de dichas sustancias o porque la formación de orina es escasa. Si son pequeños, se eliminan por la orina sin producir síntomas, pero si son de gran tamaño quedan atrapados en el uréter o en la vejiga ocasionando un cuadro denominado cólico renal.
Los factores predisponentes más importantes para la aparición de un cólico renal son los siguientes: las infecciones urinarias, la inmovilización prolongada, el exceso de peso o la deshidratación.
Algunas recomendaciones dietético nutricionales para evitar la generación de cálculos:
- Beber líquidos (agua, infusiones, caldos, etc.) en cantidad suficiente para que el volumen de orina sea al menos de 2 litros por día. La cantidad mínima diaria de agua de bebida a consumir es de 2 litros. Puede distribuirse de la siguiente forma: 1 vaso antes de desayunar, 1 vaso en cada comida, 2 vasos entre comidas, 1 vaso antes de acostarse, y 1 ó 2 vasos en caso de levantarse por la noche.
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas y refrescos carbonatados (tipo cola, tónica, etc.).
- Moderar el consumo de alimentos proteicos (carnes, huevos, pescados), porque favorecen el aumento de ciertos componentes que influyen en la aparición de cálculos renales (oxalato, calcio y ácido úrico en la orina). La cantidad diaria recomendada de estos alimentos es de aproximadamente 150-170 gramos o un huevo.
- Reducir el consumo de sal, ya que aumenta la eliminación de calcio en la orina. Eliminar el salero de la mesa. Evitar los siguientes alimentos por su alto contenido en sal: preparados comerciales precocinados, patatas fritas, conservas en general (salvo atún sin sal), aceitunas, sopas de sobre, purés instantáneos, cubitos de caldo concentrado, bebidas gaseosas, salsas comerciales (mahonesa, kétchup...), etc.
- Salvo indicación expresa por parte delmédico, no reducir el consumo de alimentos ricos en calcio, aunque los cálculos sean de calcio.
- Se recomienda una ingesta adecuada de leche y derivados: 4 raciones de lácteos por día. Una ración de lácteo consiste en 250 ml de leche (un vaso) ó 2 yogures ó 40-50 gramos de queso.
- Controlar el peso. La obesidad es uno de los factores asociados a la formación de cálculos.
- No hacer dietas muy restrictivas sin previa consulta a su equipo médico.
- El exceso de vitamina D puede favorecer la formación de cálculos, aunque también la vitamina D es necesaria para los huesos. No tomar suplementos o alimentos enriquecidos con vitamina D sin indicación médica.
- Aguas comercializadas: según el tipo de litiasis puede ser aconsejable incluir aguas bicarbonatadas para prevenir los cálculos de fosfato cálcico y de ácido úrico. Es aconsejable beber 2 litros de agua por día con bajo contenido en sodio y calcio.
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con cálculos renales>>
Enfermedad obstructiva crónica (EPOC) y sobrepeso
La enfermedad respiratoria y los episodios de descompensación pueden producir dificultades para mantener un buen estado nutricional. Los músculos que se utilizan en la respiración pueden requerir más energía para trabajar adecuadamente que los de una persona sin problema pulmonar.
El exceso de peso tiene consecuencias adversas sobre la salud (mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas, articulares, etc.) y además dificulta por sí mismo la respiración.
Además de que exista un exceso de peso, puede tenerse al mismo tiempo una falta de masa muscular y lo que empeora la función respiratoria.
Pérdidas moderadas, por ejemplo, de 4-5 kilos, son muy beneficiosas para la salud. Sin embargo una pérdida de peso no controlada o realizada con una dieta inadecuada puede empeorar la situación, ya que puede originar una pérdida de masa muscular que empeore la función respiratoria.
No se trata únicamente de comer menos calorías. Resulta fundamental realizar una adecuada selección de los alimentos. La falta de apetito, fatiga o sensación de plenitud mientras se come puede hacer que se tienda a elegir alimentos que no sean los más adecuados y ser causa de deficiencia de nutrientes, como hierro, vitaminas etc.
Mejorar los hábitos alimentarios no cura la EPOC, pero puede ayudar a mantener un adecuado estado nutricional y a sentirse mejor.
Algunas recomendaciones dietético nutricionales:
- Realizar 5 ó 6 comidas al día, con raciones pequeñas y frecuentes. Esto evitará el cansancio al comer, el sentirse lleno enseguida y sin apetito, y dismuirá la sensación de fatiga al terminar de comer. Al sentir hambre en algún momento del día, optar por tomar alguna pieza más de fruta o zanahorias, pepinos, pepinillos, cebolletas, o berenjenas en vinagre.
- Procurar reducir la cantidad de comida que se sirve en el plato: en los primeros platos no superar el plato hondo medio lleno (cacillo y medio) y servir porciones medianas en los segundo.
- Tomar los alimentos a temperatura templada, ni muy fríos, ni muy calientes, porque pueden provocar sensación de ahogo o tos.
- Reposar sentado, una media hora después de las comidas principales.
- Tomar diariamente al menos 2 litros de líquidos para reblandecer la mucosidad y facilitar la expectoración, salvo que se tengan problemas de corazón y el médico aconseje limitarlos. Tomarlos preferentemente, una hora antes o después de las comidas.
- Si se recibe tratamiento con oxígeno domiciliario continuo, no olvidar mantener las gafas nasales puestas mientras se come, ya que para comer y hacer la digestión se requiere más oxígeno.
- En caso de flatulencia evitar comer alimentos que causan gases, o distensión abdominal. Un estómago muy lleno puede hacer que la respiración sea más difícil. Algunos alimentos que pueden causar gases o mayor sensación de plenitud son: las bebidas carbonatadas (gaseosa, cerveza, sidra, refrescos con gas, etc.), verduras como el brócoli, las coles de Bruselas, repollo, la coliflor, etc.
- Evitar los alimentos muy grasos, que retrasan el vaciamiento del estómago y favorecen la sensación de saciedad, reflujo y/o plenitud abdominal.
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con EPOC>>
Enfermedad ósea y articular
En la OSTEOPOROSIS existe una reducción de la masa ósea que aumenta la fragilidad de los huesos y el riesgo de fracturas, sobre todo en las vértebras y en el cuello del fémur. Es una enfermedad muy frecuente que afecta fundamentalmente a los ancianos y a las mujeres después de la menopausia.
Para prevenir la osteoporosis es necesario mantener una alimentación saludable y un adecuado consumo de calcio durante toda la vida, y sobre todo en los periodos de crecimiento: infancia y adolescencia, embarazo y lactancia. La absorción del calcio de los alimentos se ve favorecida por la presencia de vitamina D y por los componentes presentes en la leche y sus derivados. A su vez, la exposición controlada a los rayos del sol facilita que se forme y active la vitamina D.
Recuerda que la inmovilización prolongada, la falta de ejercicio y el consumo de tabaco o alcohol, así como algunos medicamentos como los corticoides, contribuyen a la pérdida de calcio de los huesos y a que aparezca osteoporosis.
Con respecto a la ARTRITIS REUMATOIDE, esta se puede presentar a cualquier edad siendo más frecuente en mujeres.
Generalmente afecta a las articulaciones de ambos lados del cuerpo por igual, siendo las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, los pies y tobillos las partes del cuerpo más afectadas. El curso y la gravedad de la artritis reumatoide puede variar considerablemente en cada caso.
Algunas recomendaciones dietético nutricionales:
- Tomar leche y derivados diariamente, al menos 4 raciones de lácteos al día para asegurar el aporte del calcio y vitamina D necesario.
- En caso de intolerancia a la lactosa, cubrir las necesidades con lácteos sin lactosa.
- Si se opta por los lácteos desnatados, elegir aquellos suplementados en vitaminas (A y D). También existe la opción de elegir leche y yogures con alto contenido en calcio y vitamina D para alcanzar el consumo necesario cada día.
- Otra buena fuente de calcio está en las espinas de los pescados, fáciles de consumir en los pescados enlatados o en los pescados de menos tamaño (boquerones, sardinilla...).
- La ingesta de proteínas en la dieta debe ser suficiente; muy especialmente en los ancianos y después de una fractura o de una cirugía traumatológica. Se pueden necesitar suplementos en estas circunstancias. Sin embargo, fuera de estas circunstancias, evite un consumo excesivo de proteínas. Se recomienda consumir más a menudo pescado que carne.
- Consumir diariamente tres piezas de frutas frescas, una ración de verduras crudas y otra cocinada y legumbres 2 a 4 veces por semana.
- Utilizar la sal con moderación. La sal de la alimentación es aportada a través de la sal que añadimos al cocinar y al aliñar, además de la sal contenida en los alimentos. Se recomienda emplear vinagre, ajo, cebolla, limón y especias para aliñar.
- Beber entre dos y tres litros de agua al día y no consumir refrescos de forma excesiva.
- Tomar el sol directamente (sin exceso y con crema de protección solar), sus rayos son una excelente fuente de vitamina D.
- Diariamente desplazarse caminando, subir escaleras, etc. Además, si es posible, realizar ejercicio físico 30-45 min. 3 días/semana de forma regular (montar en bicicleta, natación, clases de gimnasia colectivas, etc.).
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con osteoporosis>>
Recomendaciones dietético nutricionales para personas con artritis reumatoide>>
Oncología
La dieta es una parte importante del tratamiento contra el cáncer. Tanto la propia enfermedad como los efectos secundarios de los diferentes tratamientos pueden alterar la forma de alimentarse, pudiendo producir desnutrición. Éste es un problema común que puede ser causa de empeoramiento del estado de salud. Al estar bien nutrido, se tolerarán mejor los tratamientos que puedan necesitarse (cirugía, quimio, radioterapia o trasplante) o serán más eficaces, se presentarán menos complicaciones y se tendrá mejor calidad de vida.
Algunas recomendaciones dietético nutricionales generales para pacientes oncológicos:
- Realizar una alimentación adecuada a las necesidades, en función de la edad, sexo, talla y grado de actividad física, capacidad del aparato digestivo y dificultades para la ingesta ocasionadas por los tratamientos para la enfermedad y cumpliendo los criterios de una dieta saludable.
- Varíar al máximo el tipo de alimentos dentro de cada grupo y los menús a lo largo de la semana. Presentar y preparar los platos de forma agradable y atractiva, con cocinados sencillos, combinaciones variadas de alimentos y colores llamativos.
- Comer despacio, masticando bien, si es posible, hacerlo acompañado y tratar de que el momento de las comidas sea en un ambiente tranquilo y agradable.
- Alejarse de los olores de la cocina que favorecen la aparición de sensación de saciedad, las náuseas y los vómitos.
- No saltarse ninguna comida y reposar después de cada una de ellas, recostado o semisentado y si es posible evitar tumbarse en los 30 minutos siguientes.
- Aprovechar para comer más en las horas de más apetito e intentar comer algo antes de ir a dormir, ya que no afectará al apetito del día siguiente. Tener disponibles alimentos líquidos (leche, yogur líquido, batidos, suplementos nutricionales), para tomarlos en caso de despertares nocturnos.
- Enriquecer los platos con alimentos como miel, leche en polvo, frutas en almíbar, frutos secos triturados, etc..
- Estimular el apetito con pequeñas cantidades de zumo, frutas, caldos o masticando chicles.
- Beber, si es posible, de 2 a 3 litros de líquidos al día (agua, leche, zumos, infusiones, caldos, sopas y refrescos) preferiblemente fuera de las comidas y en pequeñas cantidades.
- Procurar realizar al menos 5- 6 comidas al día, variadas y de pequeño volumen.
Recomendaciones dietético nutricionales generales para personas que padecen cáncer>>
Según el tipo de tumor, su localización y el tratamiento antineoplásico (cirugía, quimioterapia, radioterapia o trasplante) los síntomas que se pueden presentar y que dificultan la ingesta serán distintos. A continuación detallamos las pautas nutricionales e higiénico-sanitarias para los síntomas más frecuentes:
Alergias alimentarias
Las alergias alimentarias se producen cuando una persona ingiere, entra en contacto o inhala un alimento (alérgeno), provocando una reacción adversa o respuesta anormal. Sólo se produce en algunos individuos previamente sensibilizados y puede ocurrir con cantidades mínimas de alimentos, por lo que necesitan eliminarlos completamente de su dieta.
En cambio, las intolerancias alimentarias se producen como una respuesta clínica a un alimento cuyo mecanismo no es inmunológico al contrario que en las alergias alimentarias, por lo que en estos casos se pueden consumir pequeñas cantidades del alimento, sin producirse síntomas inmediatos.
Algunas recomendaciones dietético nutricionales:
- Seguir una alimentación equilibrada, variada y suficiente según la tabla de frecuencia de consumo para cada grupo de alimentos (descargable más abajo).
- Una vez que se haya determinado el tipo de alimento que causa la reacción alérgica, la única forma de tratarla es evitar su consumo.
- Si la exclusión de alimentos que se debe llevar a cabo es muy amplia, habrá que buscar siempre alimentos sustitutivos del mismo grupo para poder cubrir las necesidades en energía y nutrientes (por ejemplo si la alergia es al pescado, éste se sustituirá por otro alimento del grupo proteico como carne, pollo o huevos).
- Existen alérgenos que están presentes en los alimentos procesados industrialmente, a los que para mejorar su aspecto, color y sabor se les añade sustancias como caseína, proteína de soja, proteína de leche, gluten de trigo, derivados de maíz o avena, extractos de levaduras o huevo. Por ello se debe leer siempre detenidamente la lista de ingredientes, donde el fabricante debe incluir toda la información al respecto.
Recomendaciones dietético nutricionales generales ante alergias alimentarias>>
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