Hepatitis A

La hepatitis A es una enfermedad inflamatoria aguda del hígado. A diferencia de otros tipos de hepatitis viral, la hepatitis A no causa un daño hepático a largo plazo ni se convierte en una infección crónica. Se trata de una enfermedad muy contagiosa causada por un virus denominado virus de la hepatitis A.

El virus se transmite a partir de las heces de las personas (transmisión fecal-oral), a través del consumo de alimentos o agua contaminados, o por contacto directo entre personas. Por esta razón, es frecuente que se presente en forma de brotes epidémicos.

El virus de la hepatitis A se encuentra sobre todo en las heces y la sangre de una persona infectada. El virus esta presente aproximadamente de 15 a 45 días antes de que presenten los síntomas y durante la primera semana de la enfermedad.

El diagnóstico se realiza por la exploración física (aumento de tamaño del hígado) y la clínica del paciente y se confirma mediante análisis de muestra de sangre para detectar la presencia del virus.

No existe tratamiento específico de la hepatitis A. Se recomienda reposo en los periodos de más cansancio, dieta blanda (con poca grasa) y eliminar de la dieta los productos especialmente perjudiciales para el hígado como alcohol y algunos fármacos.

Los síntomas desaparecen en una pocas semanas y la mayoría de los pacientes se recuperan plenamente al cabo de 3 meses. No hay un daño permanente una vez que el paciente se ha recuperado y el virus no permanece en el cuerpo después de que la infección desaparece.