
Montes de la Comunidad de Madrid
La cubierta vegetal de los sistemas forestales desarrolla un papel primordial en la protección y evolución de los suelos, regula los ciclos biogeoquímicos, atesora una insustituible riqueza genética, constituye el hábitat y la principal fuente de alimento y refugio para la fauna y detenta un enorme valor paisajístico y recreativo, además del estrictamente productivo.
La Comunidad de Madrid, a pesar de su tamaño, relativamente reducido, y de su alta densidad poblacional (la más alta de España), posee un medio natural relativamente extenso, diverso y bien conservado. La superficie forestal, entendiendo como tal la que no es objeto de cultivo o atención intensa y continuada por parte del hombre, cubre 442.658 ha, que corresponden a un 55% de la superficie total de la Comunidad.
La presión que soporta esa vegetación forestal es cada día más intensa, y son también cada día más importantes sus valores ambientales y sociales. La consecuencia de todo ello es que la Consejería con competencias en medio ambiente se ve obligada a prestar una atención creciente a las labores orientadas a su conservación, restauración y ampliación.
Montes
Desde hace milenios, las comunidades humanas que han poblado las tierras de Madrid han ido modelando sus ecosistemas convirtiéndolos incluso a veces en sistemas más diversos, pero inestables, porque su perpetuación depende de su propio aprovechamiento.
Los diversos tipos de dehesas, los montes bajos (constituidos por árboles que han brotado de cepa o raíz después de una corta), la mayoría de los matorrales y pastos herbáceos naturales y bastantes pinares, sabinares y enebrales son buenos ejemplos de lo expuesto.
En montes de suficiente extensión, y cuando la importancia de los aprovechamientos de los recursos naturales o beneficios lo permitan, es conveniente que las propuestas de gestión se planifiquen razonadamente y a largo plazo, materializándose en forma de Proyectos de Ordenación o Planes Técnicos.
En el caso de los montes cuya gestión corresponde a la Administración, son responsabilidad de ésta tanto la elaboración de los citados documentos como el control de su ejecución. Si, por el contrario, los montes son de propiedad privada, la función de la Administración será adoptar las medidas necesarias para garantizar que sus propietarios los aprovechen de forma sostenida con las mayores facilidades posibles.
Definición de monte
Se considera monte todo terreno en el que vegetan especies forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de siembra o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales, paisajísticas o recreativas (artículo 5 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes).
Tienen también la consideración de monte:
- Los terrenos yermos, roquedos y arenales.
- Las construcciones e infraestructuras destinadas al servicio del monte en el que se ubican.
- Los terrenos agrícolas abandonados que cumplan las condiciones y plazos que determine la comunidad autónoma, siempre que hayan adquirido signos inequívocos de su estado forestal.
- Todo terreno que, sin reunir las características descritas anteriormente, se adscriba a la finalidad de ser repoblado o transformado al uso forestal, de conformidad con la normativa aplicable.
No tienen la consideración de monte:
- Los terrenos dedicados al cultivo agrícola .
- Los terrenos urbanos y aquellos otros que excluya la Comunidad autónoma en su normativa forestal y urbanística.
Se entiende como forestal todo lo relativo a los montes, según el artículo 5 de la Ley 43/2003, por lo que puede hablarse de monte o terreno forestal.
La Ley 16/1995, de 4 de mayo, Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid es el marco jurídico para los terrenos forestales, en lo que no contravenga a las normas básicas estatales.
Clasificación de los montes
I. Según TITULARIDAD
Montes públicos y montes privados (artículo 11 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes).
- Son montes públicos los pertenecientes al Estado, a las comunidades autónomas, a las entidades locales y a otras entidades de derecho público.
- Son montes privados los pertenecientes a personas físicas o jurídicas de derecho privado, ya sea individualmente o en régimen de copropiedad.
Los montes vecinales en mano común tienen naturaleza especial derivada de su propiedad en común, sujeta a las limitaciones de indivisibilidad, inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad, siéndoles de aplicación lo dispuesto para los montes privados.
II. Según RÉGIMEN JURÍDICO
Montes de régimen especial y Montes de régimen general (Ley 16/1995, de 4 de mayo, Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid).
- Son montes sujetos a régimen especial los declarados de Utilidad Pública, Protectores, Protegidos y Preservados.
- Montes de Utilidad Pública: Aquellos, de titularidad pública, que así hayan sido declarados o se declaren en lo sucesivo, por satisfacer necesidades, funciones de carácter protector, social o ambiental. El conjunto de los montes declarados de utilidad pública están incluidos en un registro público de carácter administrativo el Catálogo de Montes de Utilidad Pública de la Comunidad de Madrid es un registro público de carácter administrativo en el que se incluyen los montes declarados de utilidad pública.
- Montes Protectores: aquellos que, siendo de propiedad privada, sean expresamente declarados como tales por:
La prevalencia de las funciones protectoras o socioambientales que desempeñan, tales como las relativas a la regeneración y conservación de los suelos y la lucha contra la erosión, la captación, la protección y la conservación de los recursos hídricos, la protección de fauna y flora, el mantenimiento de los equilibrios ecológicos y sistema vitales esenciales y la preservación de la diversidad genética.
Encontrarse situados en una Zona Protectora declaradas como tal en virtud de alguna de las circunstancias siguientes: por estar situadas en cuenca de alimentación de embalse, porque la cobertura con vegetación natural o implantada, en especial el bosque, sea la manera adecuada de proteger sus suelos contra la erosión o regular el régimen hídrico, o porque las especiales características de su infraestructura natural las hagan aptas para defender los intereses generales al proteger las obras de infraestructura, construcciones, cultivos y poblaciones sitos en cotas inferiores.
- En la actualidad la Comunidad de Madrid no existe ningún monte de este tipo.
- Montes Protegidos: son los montes o terrenos forestales, cualquiera que sea su titularidad y régimen jurídico-administrativo, que constituyan o formen parte de Espacios Naturales Protegidos, regulados por lo dispuesto expresamente en sus normas de declaración y por los instrumentos de planificación, uso y gestión aprobados en desarrollo de las mismas.
Los montes declarados de Utilidad Pública o Protectores que formen parte de un Espacio Natural Protegido mantendrán dicha clasificación.
- Montes Preservados: las masas arbóreas, arbustivas y subarbustivas de encinar, alcornocal, enebral, sabinar, coscojal y quejigal y las masas arbóreas de castañar, robledal y fresnedal de la Comunidad de Madrid definidas en el anexo cartográfico de la Ley 16/1995, Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid.
Además son Montes Preservados los que están incluidos en las zonas declaradas de especial protección para las aves (ZEPA), en el Catálogo de embalses y humedales de la Comunidad de Madrid y aquellos espacios que, constituyan un enclave con valores de entidad local que sea preciso preservar, como reglamentariamente se establezca. (artículo 20 de la Ley 16/1995).
- El resto de los montes, cualquiera que sea su titularidad, se consideran sometidos al régimen general.
Función de los montes
La Comunidad de Madrid sufre una constante y creciente presión provocada por la actividad humana, por ello debemos ser en todo momento conscientes de que los ecosistemas naturales que nos rodean, incluidos los ecosistemas forestales, contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y debemos encaminar nuestras acciones a conservarlos ya que:
- Mejoran la calidad del aire mediante la generación de oxígeno a partir de dióxido de carbono, a través de la fotosíntesis.
- Moderan con su presencia las condiciones climatológicas extremas.
- Impiden los procesos erosivos, el empobrecimiento e incluso la pérdida de suelo, gracias a los intercambios de materia y la fijación de la tierra con las raíces de los seres vegetales.
- Contribuyen a controlar avenidas e inundaciones.
- Retienen el suelo las especies vegetales, ya que con las raíces ayudan a que a los embalses lleguen menos lodos, prolongando su vida útil.
- Constituyen hábitats o lugares de gran interés para la vida silvestre, es decir, constituyen zonas terrestres o acuáticas diferenciadas por sus características geográficas, físicas y biológicas, en las cuales sólo pueden sobrevivir una enorme variedad de fauna y flora silvestre.
- Proporcionan productos como madera, leña y pastos, de considerable valor económico.
- Proporcionan lugares de ocio y recreo, sobre todo los bosques, además de bellísimos paisajes de enorme valor para los ciudadanos.
Mapa de Terreno Forestal de la Comunidad de Madrid
Objetivos:
- Delimitar el terreno definido legalmente como monte o terreno forestal.
- Localizar dentro del terreno forestal aquellas clasificaciones que establece la legislación vigente.
- A partir del mapa de vegetación incluir parámetros necesarios para una mejor gestión forestal.
- Divulgar el trabajo realizado mediante la edición en soporte digital y papel, lo que repercutirá en una mejor gestión forestal, así como un mejor conocimiento por parte de otros sectores.
El Mapa ofrece la vegetación dominante en cada terreno forestal y una clasificación dependiendo de la Fracción de Cabida Cubierta (Fcc) de todos los montes con vegetación arbórea, asignando a cada masa uno de los siguientes tipos:
- Bosques: Fcc superior al 40%
- Montes arbolados: 10% < Fcc < 40%
- Montes desarbolados: Fcc < 10%
- Dehesa: Fcc > 10%
- Dehesa hueca: Fcc < 10%
Se incluye también como tipo de terreno forestal el cultivo forestal.
Para la elaboración de este trabajo se ha realizado un estudio de la normativa autonómica, estatal y comunitaria en materia forestal y del suelo (en lo que respecta a la definición de terreno forestal) y cada una de sus clasificaciones. Por ello, se ha considerado como monte o terreno forestal el suelo no urbanizable y el suelo urbanizable no sectorizado (temporalmente hasta su sectorización) que cumplan las características especificadas para el terreno forestal en las leyes forestales autonómica y estatal, que consiste básicamente en que no se laboree y sobre ella vegeten especies silvestres.
El Mapa, editado en julio de 2009, en base a la información obtenida hasta diciembre de 2008, está a la venta directa en el Servicio de Publicaciones y en la Librería de Maudes en formato papel a escala 1:100.000 y en soporte CD-ROM, formato SIG vectorial (*.shp) a escala 1:10.000. Ver la referencia en PublicaMadrid
La publicación incluye, en formato raster, los índices y los coeficientes bioclimáticos de Jose Luís Montero de Burgos, obtenidos a partir de cartografía de clima, suelo, orografía y cubierta vegetal para el territorio identificado como terreno forestal. También adjunta un fichero de la Memoria del trabajo realizado, en formato *.pdf, que se completa con unas directrices de gestión forestal georreferenciadas con especial referencia a los trabajos de repoblación y selvicultura.
- Puede consultar también Cartografía del Mapa de Terreno Forestal de la CM*
Esta cartografía tiene un carácter meramente orientativo, en ningún caso puede ser vinculante para la resolución de los procedimientos administrativos en los que pudiera ser utilizada.
Ecosistemas forestales
El ecosistema es un grupo de seres vivos que se relacionan entre sí de muy variadas formas, además de relacionarse con el ambiente físico en el que viven. Los ecosistemas naturales que nos rodean, incluidos los ecosistemas forestales, contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y debemos encaminar nuestras acciones a conservarlos.
Matorral de altura
A medida que ascendemos hacia las cumbres de la Sierra (a partir de los 2.000 m de altura) donde se dan condiciones extremas, inviernos duros y prolongados, nieves y grandes heladas, fuertes vientos, el bosque desaparece dando paso a especies achaparradas y rastreras entre las formaciones rocosas que afloran cerca de las cimas. Este ecosistema se llama matorral de altura.
Hasta hace unas décadas la explotación de los bosques y de los pastos de altura por parte de los vecinos de los pueblos serranos, ha sido racional y equilibrada, en los últimos años con la llegada de un nuevo estilo de vida, más urbanita, se ha producido el abandono de las actividades agrarias y forestales. La Sierra madrileña se ha convertido en el principal destino turístico y deportivo de fin de semana, en particular para la práctica del esquí y del senderismo.
Ejemplos de este ecosistema de matorral de altura son las partes altas de la sierra de la Cuerda Larga, Cotos, Peñalara, Cabeza de Hierro o Somosierra, tal como muestra el mapa accesible desde el Área de descargas.
Flora
Entre las especies vegetales que se han adaptado morfológicamente a estas condiciones están el piorno (Cytisus purgans), el enebro rastrero (Juniperus communis sp. nana) y el brezo (Erica arborea) que crecen sobre un suelo ranker poco evolucionado (según clasificación de la FAO-UNESCO) y el horizonte orgánico asentado sobre rocas ácidas (granito o gneis).
La comunidad de los líquenes y musgos están muy presentes en estas altas cotas, que deben su importancia a su contribución a la descomposición de las rocas, resultando la formación de los suelos. Los líquenes están formados por la asociación simbiótica de un hongo y un alga.
En los suelos degradados, donde ya no aparecen los matorrales, encontramos césped graminoide, pudiendo llegar a constituir pastizales cubiertos por las nieves durante varios meses y que, aun no siendo muy ricos, tienen su importancia al servir de pasto de altura al ganado en verano.
Fauna
Las especies animales que habitan en el matorral de altura se reducen en número de manera lógica por la dureza de las condiciones climatológicas, respecto al pinar de montaña; cerca de las cumbres, haciendo su vida a ras de suelo y en las charcas, podemos encontrarnos a reptiles y anfibios, siendo los más representativos: la culebra lisa europea (Coronella austriaca), la lagartija serrana* (Lacerta monticola), especie endémica de la Península Ibérica, la lagartija roquera (Podarcis muralis), la ya mencionada rana patilarga*, la salamandra común (Salamandra salamandra) o el sapo corredor (Bufo calamita), entre otros. Estas especies que habitan los estratos más bajos, se alimentan de los numerosos insectos existentes, fuera de los periodos de letargo invernal.
Son escasos los mamíferos presentes en estas altas cotas de la Sierra, aunque se pueden aún avistar corzos (Capreolus capreolus), topillos nivales* (Microtus nivalis), musarañas colicuadradas (Sorex minutus), lirones caretos (Eliomys quercinus) y liebres (Lepus capensis).
De entre las aves, que viven a costa de estratos inferiores de la cadena alimentaria, son los protagonistas los cuervos (Corvus corax), el buitre común* (Gyps fulvus), los roqueros solitario (Monticola solitarius) y rojo (Monticola saxatilis), la chova piquirroja* y el pechiazul* (Luscinia svecica).
La reina de los cursos de agua muy fría es, sin lugar a dudas, la trucha común (Salmo trutta).
El asterisco (*) que acompaña al nombre de algunas especies indica especie protegida incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de flora y fauna silvestres de la Comunidad de Madrid.
Pinar de montaña
Las duras condiciones climáticas que se dan en las montañas, con fuertes oscilaciones térmicas, cobertura de nieve estacional y sequía estival variable, son propicias para la existencia de especies arbóreas como las coníferas, con hojas o acículas resistentes a las mismas.
En concreto, en la Sierra de Guadarrama los pinares de montaña aparecen en una banda entre los 1.700 y los 2.000 metros, en especial de la variedad silvestre (Pinus sylvestris), también llamado albar o de Valsaín; en Somosierra al tener un clima más lluvioso, no aparece.
Los territorios más significativos de este ecosistema en nuestra Comunidad son los que aparecen en el mapa accesible desde el Área de descargas.
Flora
La especie de pino silvestre es la más antigua de las coníferas, alcanza gran altura y su tronco es cónico piramidal, la ramificación se reserva al tercio superior como adaptación a las épocas de nieve y posee placas de color salmón en la corteza, que lo distinguen bien de otras especies. Su madera tiene gran valor comercial por ser compacta y poseer pocos nudos. Este árbol, aunque es una especie de gran amplitud ecológica en nuestros ecosistemas, alcanza mejor desarrollo en los suelos silíceos, formados por descomposición de las rocas graníticas, siendo el tipo de suelo más frecuente, la tierra parda húmeda.
Pocas especies arbóreas acompañan al pino en este ecosistema, en ocasiones tejos* (Taxus baccata), en barrancos y laderas umbrías, otras veces acebos* (Ilex aquifolium) y serbales* (Sorbus aucuparia), en las zonas de mayor humedad. Entre los pies de pino, a las eternas sombras de las copas aparecen en el estrato arbustivo pinos jóvenes, mostajos* (Sorbus torminalis) y majuelos (Crataegus monogyna), o herbáceas como helechos y plantas medicinales que, en cotas más altas se sustituyen por piornos (Cytisus purgans) y enebros rastreros (Juniperus communis sp. Nana).
Una característica de importancia especial del ecosistema de pinar de montaña es la comunidad de líquenes y hiedras que cubren troncos y ramas de los árboles, así como el famoso muérdago (Viscum album) que es un especie trepadora parásita que puebla los pinos, propagando sus frutos pegajosos a través de los pájaros que los visitan.
Sobre el suelo de los pinares abundan distintas especies de hongos, como el níscalo (Lactarius deliciosus), el boleto (Boletus edulis), la falsa oronja (Amanita muscaria) y los curiosos pedos de lobo (Lycoperdon perlatum).
Fauna
La fauna que corresponde a este ecosistema se puede clasificar según el estrato donde vive.
En el suelo, cubierto de acículas (que no permiten la degradación de la materia orgánica), numerosos escarabajos e insectos contribuyen a la formación del humus. Destacan por otro lado otros invertebrados, las mariposas Parnassius apollo* y Graellsia isabelae* (especie nocturna). Por otra parte puede aparecer la procesionaria del pino (Thaumetopea pityocampa) que es una de las peores plagas que afectan a los pinares.
Junto a las charcas y prados cercanos a los bosques, nos podemos encontrar, los oriundos o endémicos, rana patilarga* (Rana iberica) y lagarto verdinegro* (Lacerta schreiberi).
Los mamíferos más representativos que habitan el pinar de montaña son la ardilla (Sciurus vulgaris), el topillo nival* (Microtus nivalis), el conejo (Oryctolagus cuniculus), la marta (Martes martes) cazadora de noche, el turón (Putorius putorius) o también denominado hurón, el zorro (Vulpes vulpes), la nutria* (Lutra lutra) y el desmán* (Galemys pyrenaicus ).
De los invertebrados del estrato inferior se alimentan las aves insectívoras que viven en estos pinares, especies como el carbonero garrapinos (Parus ater), el herrerillo capuchino (Parus cristatus), el pico picapinos (Dendrocopos major) y el acentor alpino* (Prunella collaris), entre otras. También habitan estos bosques otras aves como el trepador azul (Sitta europaea), el piquituerto (Loxia curvirostra) que es capaz de sacar los piñones de las piñas, o la chova piquirroja* (Pyrrhocorax pyrrhocorax ).
Son de gran importancia en estos pinares las aves depredadoras nocturnas, especies como el búho chico (Asio otus) y el búho real* (Bubo bubo). Entre las rapaces diurnas que se alimentan de pequeños mamíferos, destacan especies como el águila calzada* (Hieraaetus pennatus) y el azor (Accipiter gentilis). Entre los carroñeros son frecuentes las cornejas (Corvus corone ), y los emblemáticos buitres negros* (Aegypius monachus), que cuentan con un alto grado de protección y que realizan sus nidos en las copas de grandes pinos.
El asterisco (*) que acompaña al nombre de algunas especies indica que se trata de una especie protegida incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de flora y fauna silvestres de la Comunidad de Madrid.
Bosques marcescentes y caducifolios
Según se desciende por la ladera de las montañas madrileñas, el paisaje cambia, el pinar de altura cede espacio a los bosques marcescentes, esto es, compuestos de especies arbóreas que conservan su hoja seca durante todo el invierno expulsándola cuando empujan los nuevos brotes; aparecen también los bosques caducifolios, que sí prescinden de ellas hasta la nueva brotación.
Los territorios más significativos de este ecosistema en nuestra Comunidad son los que aparecen en el mapa accesible desde el Área de descargas.
Flora
Se pueden encontrar los bosques típicos (de hoja marcescente) de roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica) en torno a cotas de 1.200 a 1.700 metros, en una franja paralela a la de los pinares de montaña, desde La Hiruela y Puebla de la Sierra, a la zona de Los Molinos y San Lorenzo del Escorial. En los Puertos de Canencia y de la Morcuera, y en la cuenca alta del río Lozoya, estos bosques tienen su máxima representación. Este árbol tiene preferencia por las tierras pardas subhúmedas sobre rocas ácidas (granitos y gneises) en suelos sueltos.
En las zonas donde hay más humedad el melojar se combina con otras especies caducifolias como serbales* (Sorbus aucuparia ), cerezos silvestres* (Prunus avium) o fresnos* (Fraxinus angustifolia).
En el sotobosque aparecen además de robles melojos jóvenes, retamas negra (Cytisus scoparius) y blanca (Retama monosperma), majuelos (Crataegus monogyna), zarzamoras (Rubis ulmifolius) y rosaledas (Rosa pouzinii y R. canina) que se encuentran en muchas ocasiones cubiertas de líquenes. Los piornos (Cytisus purgans), helechos, gramíneas y jaras (Cistus ladanifer) sustituyen a los matorrales mencionados a medida que se desciende por la ladera.
Cuando la topografía hace que las precipitaciones sean mayores en las montañas, como ocurre en el área de Somosierra, el melojar marcescente prácticamente desaparece y es sustituido por bosques de especies estrictamente caducifolias como son los hayedos* (Fagus sylvatica), abedulares* (Betula celtibérica), y también por castañares (Castanea sativa) y avellanedas* (Corylus avellana), estos más frecuentes en la zona de influencia de la Sierra de Gredos al suroeste. En estas zonas, el sotobosque está compuesto de majuelos (Crataegus monogyna), mostajos* (Sorbus torminalis), acebos* (Ilex aquifolium) y sauces (Salix atrocinerea) en las orillas de las corrientes de agua.
No podemos dejar de mencionar la existencia de un hayedo de alto valor ecológico en la Sierra del Rincón, en el municipio de Montejo de la Sierra, ya que es el bosque mas meridional que existe en Europa y en él viven algunas especies animales y vegetales que son auténticas reliquias de épocas pasadas cuando el ambiente era más frío y húmedo. Este hayedo está incluido en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, declarada con este nivel de protección por la UNESCO el 29 de junio de 2005.
En el ecosistema de bosque caducifolio abundan las setas como amanitas (Amanita caesarea y A. citrina) y boletos.
Fauna
Entre los mantos de hojas semidescompuestas podemos encontrarnos numerosas especies de invertebrados atareados en un sinfín de idas y venidas, como los gusanos de tierra, el coleóptero ciervo volante* (Lucanus cervus), la aceitera (Berberomeloe majalis), etc., que sirven de base de la cadena alimenticia de las aves insectívoras, que compiten por insectos con los anfibios y reptiles, regulando así la población de los mismos.
En zonas de hayedos y abedulares al haber un ambiente más húmedo la lista de anfibios y reptiles se hace más extensa que en el rebollar, encontrándonos: el lagarto verdinegro* (Lacerta schreiberi), la lagartija roquera (Podarcis muralis), la rana de San Antón* (Hyla arborea) y el sapo común (Bufo bufo), entre otros.
Las aves insectívoras más destacadas que forman parte de este ecosistema son el mirlo (Turdus merula), el herrerillo común (Parus caeruleus) y el pinzón común (Fringilla coelebs); entre las rapaces, el milano real* (Milvus milvus), el águila real* (Aquila chrysaetos) y el azor (Accipiter gentilis).
El corzo (Capreolus capreolus) y el jabalí (Sus scrofa)habitan en la parte más abierta del bosque y, el zorro (Vulpes vulpes) y el gato montés* (Felis silvestris) en la más cerrada, todos ellos se disputan el protagonismo en estos bosques.
La Sierra de la Comunidad de Madrid ha permanecido durante décadas basada en una economía de subsistencia, consecuencia de ello, es la buena conservación de los bosques caducifolios.
El asterisco (*) que acompaña al nombre de algunas especies indica que se trata de una especie protegida incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de flora y fauna silvestres de la Comunidad de Madrid.
Encinares
En la Comunidad de Madrid se dan dos tipos de encinar, dependiendo del suelo donde se asiente: el encinar carpetano, sobre arena procedente de la degradación de las rocas ígneas (granitos, gneises y cuarcitas) de la Sierra de Guadarrama y que coloniza los suelos ácidos del piso mesomediterráneo y el encinar manchego, que se desarrolla sobre los suelos calizos (básicos) del sureste de la región. La vegetación que les acompaña es distinta en cada caso debido, además de al tipo de suelo, a las condiciones climatológicas.
Los territorios más significativos de este ecosistema en la Comunidad de Madrid son los que aparecen en el mapa accesible desde el Área de descargas.
Flora
El encinar es el bosque mediterráneo por excelencia, su adaptación a cualquier tipo de suelo, excepto salinos y encharcados, es muy grande, por lo que su dominancia en el territorio de la Comunidad de Madrid es alta, cohabitando a veces con enebros de miera (Juniperus oxycedrus). Cuando el suelo se hace calizo aparece el coscojar .
Estos bosques se sitúan por debajo de los 1.200 m de altitud, bajo la franja ocupada por los bosques caducifolios.
La encina (Quercus ilex o rotundifolia) y la coscoja (Quercus coccifera) son especies esclerófilas, esto es, adaptadas al clima seco, con grandes variaciones de temperaturas y sequía estivales, y para ello han desarrollado mecanismos para optimizar los recursos de los que disponen. Por ejemplo, la lignificación de los brotes es rápida y acusada, el crecimiento lento, abundan las espinas foliares, las hojas suelen ser coriáceas, siempre verdes y caen cada tres o cuatro años, sin amarillear, las de encina, concretamente, en agosto, durante el período de reposo estival.
Encontramos encinares por toda la rampa de la Sierra de Guadarrama, hasta las mismas puertas de la ciudad de Madrid (en la Casa de Campo por ejemplo) y en la Depresión del Tajo. A veces, son bosques de una densidad considerable provocando una sombra constante en el sotobosque, favoreciendo la vida de jóvenes encinas o carrascas, enebros, esparragueras (Asparagus acutifolius) y madreselvas (Lonicera etrusca y L. periclymenum).
Los mejores ejemplos del ecosistema del bosque mediterráneo están en el suroeste, entorno a los ríos Alberche y Cofio, y en el monte de El Pardo y el Soto de Viñuelas. Estos hábitats han sido incluidos en Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de acuerdo a la política ambiental europea, por tener una enorme importancia la conservación de los entornos para la vida de avifauna protegida.
En suelos degradados, el matorral de sustitución de la encina es la olorosa jara pringosa (Cistus ladanifer) y en las zonas más húmedas, la retama (Retama sphaerocarpa).
La jara pringosa aparece en zonas de gran insolación, siendo un buen indicador de la degradación del encinar, normalmente el jaral se localiza en grandes extensiones colonizando terrenos muy erosionados que han perdido ya casi todo el mantillo, o en aquellos lugares que han sufrido incendios.
Por otro lado, el matorral de retama se localiza en lugares con suelo profundo y poco deteriorado. Su presencia mejora la calidad del pasto a través de su sombra y protección y, es capaz de fijar nitrógeno atmosférico y transformarlo para que pueda ser fácilmente asimilable por otras plantas.
En las zonas más afectadas por las actividades humanas y los incendios, y por tanto más degradadas el matorral disminuye de tamaño y el terreno es ocupado por arbustos de carácter estepario con especies como cantueso (Lavandula stoechas), tomillo (Thymus vulgaris) y romero (Rosmarinus officinalis).
Todos estos arbustos, herbáceas y plantas verdes que elaboran materia orgánica a partir del mundo mineral, son los llamados organismos productores y representan el punto inicial de las cadenas tróficas de un ecosistema.
Fauna
El gamo (Dama dama), el ciervo (Cervus elaphus) y el jabalí (Sus scrofa), son los mamíferos verdaderamente protagonistas del ecosistema del encinar continuando la cadena alimentaria como organismos consumidores.
Aunque el lince ibérico* (Lynx pardina), ha sido la especie característica de este ecosistema, catalogada como especie en peligro de extinción por la reducción de sus poblaciones, en los últimos años no ha habido ningún avistamiento. Forman parte de la dieta de este felino, y de su pariente el gato montés* (Felix silvestris), numerosos reptiles y anfibios, como pueden ser el lagarto ocelado (Lacerta lepida) y la lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus), además de varias especies de culebras y sapos. Su alimentación se completa con pequeños mamíferos como el conejo (Oryctolagus cuniculus) eslabón importante en la cadena, el lirón careto (Eliomys quercinus), consumidor primario y ratón de campo, por los que compiten con las jinetas (Genetta genetta) y los zorros (Vulpes vulpes) carnívoros secundarios.
El bosque mediterráneo de encina es el ecosistema principal del águila imperial ibérica* (Aquila adalberti), consumidor secundario y final de la cadena trófica, ya que hace sus nidos en la copa de las más frondosas encinas, acompañándola en el entorno la cigüeña negra* (Ciconia nigra), el águila calzada* (Hieraaetus pennatus) y el buitre negro* (Aegypius monachus).
Cohabitan también aves nocturnas como el búho chico (Asio otus) y el mochuelo (Athene noctua).
Otras aves de menor tamaño que nos encontramos son: abubillas (Upupa epops), que nidifican en agujeros realizados en los troncos, pinzones (Fringilla coelebs), currucas (Sylvia sp.), jilgueros (Carduelis carduelis), verderones (Carduelis chloris), rabilargos (Cyanopica cyanus) y urracas (Pica pica), cuya dieta básica es insectívora.
Los insectos más característicos de este ecosistema son las abejas y abejorros, que ayudan a polinizar las diferentes flores y producen miel.
El encinar puede adquirir distintas formas que dependen de los factores ambientales y del grado de intervención humana. La intervención del hombre en estos bosques ha sido desde hace siglos elevada para la obtención de leña, caza, pastoreo, limpieza de matorral para el cultivo, incluso la tala para urbanizar.
Así, nos encontramos el monte bajo aprovechado para el pastoreo de ovejas y cabras y, las dehesas.
Se puede definir como dehesa aquella explotación forestal y ganadera con sistema de aprovechamiento tradicional, en la que en ocasiones son cultivadas grandes extensiones de terreno con especies de secano, entre los pies arbóreos. En caso de no haber cultivo, el pasto resultante compuesto de gramíneas y tréboles, que se denomina majada es alimento de la ganadería.
En zonas donde el nivel de las aguas subterráneas es mayor el fresno común* (Fraxinus excelsior) sustituye a las encinas y coscojas.
El asterisco (*) que acompaña al nombre de algunas especies indica que se trata de una especie protegida incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de flora y fauna silvestres de la Comunidad de Madrid.
Pinar de Pino Piñonero
El pinar de pino piñonero (Pinus pinea ) es otro de los bosques característicos del clima mediterráneo, que no sobrepasa los 1.200 m de altitud. Estos pinares representan un ecosistema de gran valor paisajístico y comercial (por sus preciados frutos, los piñones). Estos dos hechos han inducido a su introducción como cultivo en muchas zonas de Madrid, en sitios donde el suelo es pobre, e incluso realiza su expansión a costa de la encina.
Los territorios más significativos de este ecosistema en nuestra Comunidad son los que aparecen en el mapa accesible desde el Área de descargas.
Flora
En la Comunidad de Madrid existen masas boscosas antiguas de este tipo de pino, en el Suroeste de Villaviciosa de Odón, de destacable valor, en la Peña Cenicientos, en San Martín de Valdeiglesias y en Robledo de Chavela. Las repoblaciones destacan en municipios como Arganda del Rey y Las Rozas de Madrid, algunas de ellas muy naturalizadas, siendo muy difícil a veces saber si son pies introducidos o autóctonos.
De manera muy dispersa el enebro acompaña al pino piñonero y, dependiendo de la humedad ambiental y del suelo, también el madroño* (Arbutus unedo) o el arce de Montpellier (Acer monspessulanum).
Al contrario de lo que ocurre con el encinar, el sotobosque del ecosistema del pino piñonero es más soleado, ya que los pies son dispersos, por lo que cabe esperar especies distintas a las de la umbría como: jara pringosa (Cistus ladanifer), estepa blanca (Cistus albidus), romero (Rosmarinus officinalis), cantueso (Lavandula stoechas), mejorana (Thymus masticihina) y orégano (Origanum vulgare), entre otros; en zonas más húmedas se sustituyen por leguminosas como la escoba (Cytisus multiflorus) o la retama (Cytisus scoparius). Muy destacable son las comunidades de líquenes y setas, que aprovechan cada palmo del bosque para su supervivencia.
Fauna
Las especies animales que habitan estos bosques de coníferas son sobre todo aves insectívoras que encuentran su alimento en los troncos y en los arbustos del sotobosque, son entre otros: el herrerillo capuchino (Parus cristatus), carboneros común (Parus major) y garrapinos (Parus ater) y, el conocido pico picapinos (Dendrocopos major), que hace sus nidos en los agujeros de los troncos.
Entre los córvidos se encuentran la urraca (Pica pica) y el rabilargo (Cyanopica cyanus), en cuyos nidos pone los huevos el cuco (Cuculus canorus), ahorrándose el trabajo de incubarlos. El azor (Accipiter gentilis), el cárabo (Strix aluco) y el búho chico (Asio otus), utilizan los pequeños calveros para cazar.
La simpática ardilla (Sciurus vulgaris) es el mamífero que más alimento encuentra en estos bosques, ya que su dieta básica son los piñones. En cuanto al resto de mamíferos que pueblan este ecosistema de pino piñonero coinciden en mucho con el del encinar, encontrándonos: zorros (Vulpes vulpes) jinetas (Genetta genetta) y, jabalíes (Sus scrofa), comadrejas (Mustela nivalis), tejones (Meles meles), etc.
El asterisco (*) que acompaña al nombre de algunas especies indica que se trata de una especie protegida incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de flora y fauna silvestres de la Comunidad de Madrid.
Catálogo de Montes de Utilidad Pública
Los Montes de Utilidad Pública (MUP) son montes de titularidad pública que han sido declarados como tales por satisfacer necesidades de interés general, al desempeñar, preferentemente, funciones de carácter protector, social o ambiental, según lo establece la Ley Forestal y de protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid.
Las funciones sociales y ambientales son aquellas que mejoran la calidad de vida, contribuyendo a la protección de la salud pública y del medio ambiente general, y a la mejora de las condiciones sociales, laborales y económicas de las poblaciones vinculadas el medio rural.
Se entienden como funciones de protección las relativas a:
- la regeneración de suelos y la lucha contra la erosión
- la captación, protección y conservación de los recursos hídricos
- la protección de la fauna y flora
- el mantenimiento de los equilibrios ecológicos y sistemas vitales esenciales
- la preservación de la diversidad genética y del paisaje
¿Cómo se declaran?
Según el artículo 11 de la Ley 16/1995, Forestal y de protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid, un expediente de declaración de Monte de Utilidad Pública se inicia a instancia de la entidad local correspondiente (propietario del monte) o bien de oficio por parte de la Comunidad de Madrid, teniendo que, en este caso, ser informada la entidad propietaria y ser estudiadas las alegaciones que se pudieran plantear.
La declaración de Monte de Utilidad Pública se producirá por Decreto del Consejo de Gobierno.
La desclasificación de un Monte de Utilidad Pública (total o parcial) se hará pública, en el caso de que desaparezcan las circunstancias que motivaron su declaración, o bien cuando prevalezca otra utilidad pública en el enclave y sea establecida igualmente por Decreto de Gobierno. De cualquier modo habrán de ser tenidas en cuenta las posibles alegaciones de la propiedad del monte.
La Comunidad de Madrid debe comunicar al Ministerio competente en materia de Medio Ambiente los cambios que se produzcan en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública (inscripciones, modificaciones y exclusiones).
¿Quién los gestiona?
Por lo general, los Montes de Utilidad Pública están gestionados por la Dirección General de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Comunidad de Madrid, perteneciente a la Consejería con competencias en Medio Ambiente, de acuerdo con el artículo 6 de la Ley 16/1995, Forestal y de protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid.
Jurídicamente son Montes de Régimen Especial, teniendo la calificación de suelo no urbanizable de especial protección a efectos urbanísticos.
Por otra parte, gestionados por el Organismo público Patrimonio Nacional en la Comunidad de Madrid están: el Monte de El Pardo (MUP nº 130), el Bosque de La Herrería situado junto al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y Cuelgamuros en el mismo término municipal.
¿Se pueden autorizar actuaciones en ellos?
Excepcionalmente podrán autorizarse servidumbres, ocupaciones temporales y otros derechos a favor de terceros en los montes incluidos en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública, siempre que se justifique su compatibilidad con las funciones de utilidad pública del monte concreto. Estas autorizaciones se otorgarían para un tiempo definido, según la naturaleza de la actuaciones que se pretendan realizar.
Los derechos de ocupación no darían lugar a renovación automática, ni a ventajas a favor del anterior titular o a personas especialmente vinculadas con él.
Independientemente de lo dicho, se estaría a lo establecido en la normativa urbanística y sectorial (vías pecuarias, carreteras, patrimonio, etc.) aplicable al enclave.
Los ingresos que se generen a raíz de estas ocupaciones o derechos tienen consideración de aprovechamientos.
La tramitación de los informes y autorizaciones necesarias para realización de actuaciones en Montes de Utilidad Pública es llevada a cabo por diferentes Áreas de esta Consejería, competentes en su gestión, previo informe favorable de la entidad titular del monte. Algunas actuaciones están sujetas a pago de tasas o canon de ocupación, agrupadas bajo la denominación Prestaciones Servicios para Aprovechamientos de Montes.
Para más información puede consultar los artículos 11 a 13 de la Ley 16/1995, Forestal y de protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid, el Capítulo I del Título VII sobre “Utilización de los montes y aprovechamiento de sus recursos”, y el Capítulo II del mismo Título sobre “Uso recreativo de los montes”, así como el Decreto 485/1962, de 22 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Montes.
Catálogo de Montes de Utilidad Pública
Es un registro público de carácter administrativo en el que se incluye información detallada de los Montes de Utilidad Pública. El origen de este Registro es la primera relación de montes públicos no enajenables de 1855; pero el verdadero Catálogo, tal y como hoy se conoce, data del año 1896, introduciendo el concepto de la utilidad pública como garante de la preservación de ese patrimonio. En la actualidad es objeto constante de ampliación.
Puede consultar un documento PDF que incluye una serie de fichas descriptivas de cada uno de los Montes de Utilidad Pública existentes, describiéndose en ellas algunos de los aspectos más destacados de cada uno: mapa básico de ubicación, número de Utilidad Pública, nombre, titularidad del monte, formaciones vegetales de interés, áreas protegidas en las que se incluye, aprovechamientos, etc.
La información contenida en este documento procede del libro “Montes de Utilidad Pública de la Comunidad de Madrid”, publicado en 2007 por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
La información correspondiente a los Montes de Utilidad Pública incluidos en el Catálogo mencionado, en fecha posterior a la de esta publicación, puede ser consultada en la Concejalía competente de la Administración Local donde se ubiquen, o a través de los canales de acceso a la información ambiental disponibles en la Consejería con competencias en medio ambiente.
Defensa del dominio público
A fin de proteger, consolidar o, en su caso, recuperar la posesión de los montes públicos, la Comunidad de Madrid está facultada para ejercer las potestades de investigación, recuperación y deslinde y amojonamiento de todos los montes públicos. (art. 36 de la Ley 16/1995, de 4 de mayo, Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid).
El deslinde aprobado y firme, supone la delimitación del monte y la declaración del estado posesorio del mismo, a reserva de lo que pudiera resultar de un juicio declarativo de propiedad.
Propiedad MUP | Nº montes
| Nº montes deslindados
| Nº montes amojonados
|
---|---|---|---|
Comunidad de Madrid | 52
| 39
| 3
|
Entidades Locales | 155
| 111
| 71
|
Estado | 1
| 0
| 0
|
Plan Forestal de la Comunidad de Madrid

El Plan Forestal de la Comunidad de Madrid (2000-2019) es un instrumento de planificación que integra la conservación de la naturaleza con todas aquellas actividades relacionadas con el desarrollo económico, los usos recreativos y la obtención de productos forestales.
Destaca por su visión integradora de la actividad forestal: la contemplación del espacio forestal como un ecosistema que hay que conservar, la planificación de las actividades y usos forestales y la integración de los aspectos sociales en la gestión.
Consta de directrices, programas, actuaciones, medios e inversiones, así como de los mecanismos de seguimiento y evaluación necesarios para su cumplimiento. El Plan está formado por 10 programas que regulan usos y actividades y establecen medidas de recuperación y protección del medio natural.
Ordenación y Gestión forestal
La gestión de los montes sujetos a régimen general corresponde a sus titulares propietarios. La Comunidad de Madrid podrá gestionar los montes a petición de sus titulares propietarios, tanto privados como públicos, mediante la formalización de convenios o consorcios en los términos que éstos establezcan.
Los Montes Catalogados de Utilidad Pública, de régimen especial, serán gestionados por la Comunidad de Madrid (con el alcance establecido en el artículo 22 de la Ley 16/1995), debiendo ser informadas las entidades propietarias de las resoluciones relativas a la gestión de los mismos. La administración y gestión de los restantes montes de régimen especial corresponde a sus titulares, sin perjuicio de los convenios o consorcios de gestión que éstos puedan acordar con la Comunidad de Madrid, o de las ayudas que de la misma puedan recibir.
La Comunidad de Madrid ejercerá la tutela de estos montes y el control de la gestión que en los mismos realicen sus titulares. Son los propietarios de los montes los que primero y más directamente se responsabilizan de su gestión sostenible. Para garantizar la gestión y ordenación de los terrenos forestales se realizan proyectos de ordenación de montes, planes dasocráticos, planes técnicos o figuras equivalentes, articulándose como instrumentos de gestión forestal.
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El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobo como Zona de Actuación Urgente los terrenos forestales incendiados en Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Rozas de Puerto Real para su restauración. La superficie quemada se encuentra dentro de la Zona Especial de Conservación (ZEC) ES3110007 “Cuencas de los ríos Alberche y Cofio” y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) ES0000056 “Encinares del río Alberche y río Cofio”, por lo que todos los terrenos forestales se clasifican como montes preservados.

Aprovechamientos forestales
Así se considera a todo uso del monte o utilización de sus recursos que pueda generar ingresos efectivos o posibles: recursos maderables y leñosos, incluida la biomasa forestal, corcho, pastos, caza, frutos, hongos, plantas aromáticas y medicinales, productos apícolas y demás productos y servicios con valor de mercado característicos de los montes. Incluye los bienes y servicios que proporcionan los montes: la fijación del carbono en la lucha contra el cambio climático, la oportunidad de recreo que brindan, la protección del suelo evitando la erosión, el paisaje forestal, así como la biodiversidad presente en ellos.
Los aprovechamientos forestales son la herramienta esencial para lograr la valorización de los recursos forestales. Su realización mediante buenas prácticas de silvicultura y como desarrollo de la ordenación de los montes es esencial para garantizar la sostenibilidad de los bosques.
Estas actividades de explotación de los recursos generan una fuente de ingresos directa en las economías locales y en las arcas públicas, pero además, en su ejecución, generan empleos directos e indirectos y lo que es más importante, es el valor de los recursos forestales el que hace viable el mantenimiento de los montes y su gestión sostenible.
Apícola
Consiste en la colocación de colmenas en los mejores montes para esta función, por la presencia de matorral con flores melíferas o por su orientación y alejamiento de los núcleos de población.
Cinegético
Aprovechamiento de las especies cazables, fijadas por la Orden anual de regulación de la caza y realizada en las zonas, épocas y condiciones establecidas por dicha Orden.
Pastos
La mayoría de los Montes de Utilidad Pública de la Comunidad de Madrid son aprovechados por la ganadería tradicional extensiva para la obtención de pasto procedente de prados, pastizales y del pasto bajo arbolado presente en dichos montes.
Esta actividad repercute de forma beneficiosa, ya que supone reducir la presencia de matorral y herbazal y así disminuir la continuidad del combustible en el caso de que se produzca un incendio forestal. Por otro lado, debe ser ordenada de acuerdo con la capacidad de los montes para que no produzca daños sobre la flora amenazada y sobre el regenerado de la cubierta arbórea cuando ésta está en su período de rejuvenecimiento. En los montes gestionados por la Comunidad de Madrid pastan en régimen extensivo en 2015 diversas especies ganaderas en una superficie de 60.938 ha.
Este aprovechamiento es esencial para el mantenimiento de la actividad ganadera en la Comunidad de Madrid y de la alta calidad de la “Carne de la Sierra de Guadarrama” (Indicación Geográfica Protegida). Asimismo, hay que destacar que el aprovechamiento de pastos supone la mayor fuente de ingresos de todos los aprovechamientos forestales.
Piñón
Los piñones procedentes de las piñas del pino piñonero (Pinus pinea) son conocidos por su calidad alimentaria. El piñón español es un producto forestal muy valorado, con relevancia socioeconómica ya que además contribuye a la generación de empleo rural, y posee un amplio mercado interior y exterior. En los montes gestionados por la Comunidad de Madrid es un aprovechamiento de interés, aunque su recogida fluctúa según los años, debido a diversos motivos, como son los precios del mercado o la bondad climática, que determina la producción de piña anual.
Madera
Fruto de la aplicación de proyectos de ordenación vigentes que responden a una necesidad del monte de favorecer la competencia en estados juveniles o a la necesidad de rejuvenecimiento de las masas. La madera proviene de los montes de coníferas de repoblaciones forestales de la segunda mitad del siglo XX, por ello se obtiene fundamentalmente de claras y solo parte de cortas de regeneración. El destino mayoritario de la madera es la trituración para tableros, siendo empleada en menor medida para palets y cajas y algo para postes y apeas.
Explotación de las leñas
Permite mantener usos ancestrales de obtención de la energía y la vinculación de la población rural a sus montes. Las suertes de leña obtenidas son señaladas anualmente y repartidas entre los vecinosque las solicitan y, en muchas ocasiones, concedidas por los ayuntamientos a sus vecinos de forma gratuita.
Resinas
La extracción de la resina, fundamentalmente de los pinos, no constituye un aprovechamiento con gran relevancia económica en la Comunidad de Madrid, pero es destacable por su vinculación con los usos tradicionales del monte, la preservación de los ecosistemas naturales y la generación de empleo en el medio rural.
Usos no forestales
Estos usos, en su mayor parte privativos que se constituyen como concesiones administrativas, son de carácter recreativo, deportivo, recursos culturales y educativos, aunque también hay numerosas concesiones para el transporte eléctrico o las comunicaciones. Los ingresos son los derivados de los derechos de ocupación, servidumbre y de usos de las actividades anteriormente mencionadas.
Aprovechamientos recreativos: se refieren a varios tipos de instalaciones de esparcimiento: quioscos, terrazas y merenderos situados dentro de montes gestionados por la Comunidad de Madrid y generalmente cercanos o incluidos en zonas recreativas, los cuales generan unos ingresos importantes, además de que contribuyen a dinamizar la actividad económica local con generación directa de empleo.
Restauraciones forestales
La restauración forestal tiene como objetivo la recuperación de terrenos forestales que han sufrido algún proceso de degradación, mejorando su calidad ambiental para poder así restablecer su estructura, la productividad y la diversidad de las especies originales. Es una labor difícil y a largo plazo que requiere una planificación, una ejecución y un seguimiento cuidadosos.
En la Comunidad de Madrid se ha realizado un importante esfuerzo repoblando bosques tanto en montes públicos como en privados, con semillas seleccionadas.
Ayudas y Subvenciones
La Consejería con competencias en medio ambiente tiene las siguientes líneas de ayudas y subvenciones en materia de montes o relacionadas:
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Uso público y recreativo
El uso recreativo de los montes se regula de modo genérico en la Ley 16/1995, de 4 de mayo, Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid, y en la Orden de 27 de mayo de 1992, de la Consejería de Cooperación, por la que se establecen normas generales para el uso socio-recreativo de los montes y terrenos forestales administrados por la Comunidad de Madrid.
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Estadística forestal
Cartografía y Legislación

Mapa de Montes de Utilidad Pública

Mapa de Montes Preservados (Anexo cartográfico de la Ley 16/1995)

Mapa de Montes Propiedad de la Comunidad de Madrid

Mapa de Terrenos Forestales

Geoportal de la Infraestructura de Datos Espaciales de la Comunidad de Madrid

Legislación en materia de montes en el Repertorio de Legislación Ambiental
Trámites habituales
Acceso a los modelos de solicitud para los trámites más habituales en materia de montes:
- Aprovechamientos forestales en fincas privadas
- Cambio de uso de suelo forestal por agrícola
- Autorización para uso del fuego
- Modelo de solicitud genérico