Ecosistemas forestales
Los ecosistemas forestales contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y tenemos obligación de conservarlos.
Matorral de altura
A medida que ascendemos hacia las cumbres de la Sierra (a partir de los 2.000 m de altura) donde se dan condiciones extremas, inviernos duros y prolongados, nieves y grandes heladas, fuertes vientos, el bosque desaparece dando paso a especies achaparradas y rastreras entre las formaciones rocosas que afloran cerca de las cimas. Este ecosistema se llama matorral de altura.
Hasta hace unas décadas la explotación de los bosques y de los pastos de altura por parte de los vecinos de los pueblos serranos, ha sido racional y equilibrada, en los últimos años con la llegada de un nuevo estilo de vida, más urbanita, se ha producido el abandono de las actividades agrarias y forestales. La Sierra madrileña se ha convertido en el principal destino turístico y deportivo de fin de semana, en particular para la práctica del esquí y del senderismo.
Ejemplos de este ecosistema de matorral de altura son las partes altas de la sierra de la Cuerda Larga, Cotos, Peñalara, Cabeza de Hierro o Somosierra,
Pinar de montaña
Las duras condiciones climáticas que se dan en las montañas, con fuertes oscilaciones térmicas, cobertura de nieve estacional y sequía estival variable, son propicias para la existencia de especies arbóreas como las coníferas, con hojas o acículas resistentes a las mismas.
En concreto, en la Sierra de Guadarrama los pinares de montaña aparecen en una banda entre los 1.700 y los 2.000 metros, en especial de la variedad silvestre (Pinus sylvestris), también llamado albar o de Valsaín; en Somosierra al tener un clima más lluvioso, no aparece.
Bosque marcescentes y caducifolio
Según se desciende por la ladera de las montañas madrileñas, el paisaje cambia, el pinar de altura cede espacio a los bosques marcescentes, esto es, compuestos de especies arbóreas que conservan su hoja seca durante todo el invierno expulsándola cuando empujan los nuevos brotes; aparecen también los bosques caducifolios, que sí prescinden de ellas hasta la nueva brotación.
Encinares
En la Comunidad de Madrid se dan dos tipos de encinar, dependiendo del suelo donde se asiente: el encinar carpetano, sobre arena procedente de la degradación de las rocas ígneas (granitos, gneises y cuarcitas) de la Sierra de Guadarrama y que coloniza los suelos ácidos del piso mesomediterráneo y el encinar manchego, que se desarrolla sobre los suelos calizos (básicos) del sureste de la región. La vegetación que les acompaña es distinta en cada caso debido, además de al tipo de suelo, a las condiciones climatológicas.
Pinar de pino piñonero
El pinar de pino piñonero (Pinus pinea ) es otro de los bosques característicos del clima mediterráneo, que no sobrepasa los 1.200 m de altitud. Estos pinares representan un ecosistema de gran valor paisajístico y comercial (por sus preciados frutos, los piñones). Estos dos hechos han inducido a su introducción como cultivo en muchas zonas de Madrid, en sitios donde el suelo es pobre, e incluso realiza su expansión a costa de la encina.