
Cáncer de colon y recto
El cáncer de Colon y Recto (CCR) se desarrolla en el interior del intestino grueso, a partir de un pólipo intestinal, que con el paso del tiempo puede invadir localmente otros tejidos o extenderse a otros órganos. Este proceso se desarrolla por lo general de forma lenta, a lo largo de varios años. El cáncer colorrectal representa la segunda causa de muerte por cáncer en nuestro país y es el tumor maligno más frecuente, cuando se consideran de forma conjunta ambos sexos.
¿Qué es?
En general, las células de nuestro cuerpo crecen, se dividen para formar nuevas células y, finalmente, cuando mueren, son remplazadas por las nuevas. En ocasiones este ciclo puede alterarse; las células no mueren cuando deberían hacerlo y al mismo tiempo van creando nuevas células, de forma que el cuerpo se encuentra con un exceso de células que no necesita. Éstas, a su vez, pueden formar una masa o un tejido que llamamos tumor. Estos tumores pueden ser benignos o malignos
Causas
Un factor de riesgo es cualquier circunstancia que aumenta la probabilidad de que una persona pueda padecer cáncer, pero la mayoría de los factores de riesgo no son una causa directa. La importancia de la identificación de los factores de riesgo, se deriva de que algunos de ellos, los relacionados con los hábitos y el estilo de vida, pueden modificarse para reducir el riesgo de aparición del cáncer.
En el caso del cáncer colorrectal, se consideran factores de riesgo:
Diagnóstico
En general, suelen utilizarse diferentes pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar su grado de extensión a otros órganos. No todas las pruebas se realizan en todas las personas, sino que depende de factores como la edad y el estado de salud, el tipo de cáncer, la gravedad de los síntomas y los resultados de pruebas anteriores.
En el caso del cáncer colorrectal pueden realizarse las pruebas siguientes:
Estadíos
Después de confirmar el diagnóstico de cáncer colorrectal, es necesario conocer el grado de extensión para planificar el tratamiento más adecuado. El grado de extensión también se conoce como estadificación del tumor.
Los estadios del cáncer colorrectal son:
Estadio 0: carcinoma in situ
Las células cancerosas se encuentran en la capa interna (mucosa) de la pared del colon o del recto. La mayoría de los casos en este estadio pueden extirparse durante una colonoscopia.
Estadio I:
El tumor ha crecido y ha traspasado a otra capa (submucosa), pero no se ha producido la diseminación.
Estadio II:
El tumor se ha extendido más profundamente, en la parte interna de la pared del colon o del recto, y afecta a las capas más externas de la pared del intestino. Es posible que haya afectado a los tejidos próximos, pero no se ha producido diseminación a los ganglios linfáticos.
Estadio III:
El tumor se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos, pero no a otras partes del cuerpo.
Estadio IV:
El tumor se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como el hígado, los pulmones, el peritoneo (la membrana que cubre la cavidad abdominal) o los ovarios.
Cáncer recurrente o recidivado:
Se produce cuando, pasado un tiempo después de haber tenido el cáncer colorrectal, éste vuelve a aparecer, ya sea en el colon, el recto o en otra parte del cuerpo.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento del cáncer colorrectal dependen de la localización del tumor en el colon o en el recto y del grado de extensión (estadificación), así como del estado de salud específico de cada persona. Se contemplan diversos tratamientos que pueden aplicarse individualmente o en combinación, como la cirugía, la quimioterapia, los tratamientos biológicos o la radioterapia.
Colonoscopia
La mayor parte de los pólipos pueden extirparse mediante la colonoscopia. Algunos tumores malignos que afectan solo las capas más superficiales de la pared, también pueden resecarse mediante este procedimiento.
Cirugía
La cirugía es el tratamiento más frecuente para extirpar el cáncer colorrectal. La cirugía puede realizarse mediante técnicas de laparoscopia o mediante los accesos abiertos más tradicionales.
Laparoscopia
Esta técnica quirúrgica consiste en la realización de tres o cuatro incisiones pequeñas en el abdomen, a través de las cuales se introducen unos instrumentos que permiten visualizar el interior y extirpar el tumor.
Cirugía abierta
Esta técnica quirúrgica consiste en la apertura del abdomen mediante una incisión, habitualmente en su zona media.
Al extirpar el tumor y un margen de tejido sano, el cirujano debe prever la forma como conectará las partes sanas para mantener la continuidad del intestino grueso hasta el ano. En algunos tumores, localizados en el recto, puede ser necesario crear aperturas artificiales del intestino a la piel del abdomen conocidos como “estomas”. Éstos pueden ser temporales, para permitir la cicatrización de las uniones quirúrgicas durante un período de varias semanas, permitiendo reconstruir posteriormente el tránsito normal.
En algunos casos de tumores adyacentes al ano, los estomas serán definitivos, por lo que el paciente realizará sus deposiciones a través de una colostomía, que drena a una bolsa externa. En la actualidad se dispone bolsas y dispositivos de gran calidad que permiten que por lo general las personas portadoras de colostomías puedan disfrutar de una excelente calidad de vida y realizar sus actividades habituales con escasas limitaciones.
A veces es posible saber, antes de la cirugía, si se practicará un estoma o no. Esto permite, si fuese necesario, hablar con el equipo asistencial y el estomaterapeuta sobre el cuidado y otros factores asociados a esta situación, como algunos aspectos de la vida cotidiana, aspectos emocionales y sexuales.
Quimioterapia
El tratamiento con quimioterapia se refiere al uso de medicamentos específicos que tienen como objetivo destruir las células cancerosas. Es un tratamiento general, ya que los medicamentos se distribuyen por todo el cuerpo a través de la sangre. Por tanto, también puede afectar a las células sanas y producir algunos efectos secundarios. Depende del tipo de medicamento, la dosis, la duración y las características individuales de cada persona.
La quimioterapia que se utiliza en el tratamiento del cáncer colorrectal se administra principalmente por vía endovenosa (a través de las venas) y ambulatoriamente.
En general, la quimioterapia se aplica como tratamiento complementario después de la cirugía para eliminar las células cancerosas restantes. Sin embargo, en algunos casos de cáncer de recto puede administrarse conjuntamente a la radioterapia antes de la cirugía, con el objetivo de disminuir el tamaño del tumor.
También es el tratamiento de elección en cáncer colorrectal avanzado o metastásico.
Terapias dirigidas contra dianas moleculares
Las terapias dirigidas contra dianas moleculares se clasifican, según el mecanismo de acción, en dos tipos: los anticuerpos monoclonales y las moléculas pequeñas de bajo peso molecular (inhibidores tirosina quinasa).
Los anticuerpos monoclonales que se emplean en cáncer colorrectal metastático son cetuximab o panitumumab (para tumores que no tienen mutación en un gen denominado RAS) y/o el bevacizumab o aflibercept (que actúan alterando la vascularización del tumor). Se administran por vía intravenosa y se pueden combinar con la quimioterapia o, en otros casos, se administran solos. El oncólogo médico establecerá el mejor esquema terapéutico para cada paciente en particular.
Dentro de los inhibidores tirosina quinasas, hasta ahora el regorafenib es el único fármaco del tipo de molécula pequeña aprobado para el cáncer colorrectal metastático refractario a los otros agentes antitumorales y se administra por vía oral.
Radioterapia
La radioterapia es un tratamiento que utiliza radiación de alta energía para eliminar las células cancerosas. Sólo afecta a la zona donde se aplica el tratamiento.
En el cáncer de recto localmente avanzado, la radioterapia se utiliza al mismo tiempo que la quimioterapia, es decir, de forma concomitante. Suele administrarse como tratamiento prequirúrgico o neoadyuvante. Con menor frecuencia, la quimiorradioterapia se administra de forma postoperatoria. Su finalidad es intentar conseguir una mayor tasa de curación, al reducir el riesgo de recaída.
La radioterapia también es un tratamiento paliativo, por ejemplo si hay metástasis óseas dolorosas o cerebrales.
Efectos secundarios del tratamiento
El tratamiento puede ocasionar diferentes efectos secundarios. Su aparición depende de muchos factores, como el tipo de cirugía, la dosis, la duración y el tipo de quimioterapia/terapias biológicas o radioterapia y, también, de las características individuales de cada persona. Muchos de estos trastornos son temporales y pueden controlarse fácilmente, pero otros deben tratarse más específicamente y alguno puede ser permanente, como la colostomía, en casos concretos. A lo largo del período de tratamiento se hacen controles rutinarios para reducir el riesgo de desarrollarlos y, si aparecen, tratarlos.
El cirujano, el oncólogo médico y/o el oncólogo radioterápico informarán a paciente de los beneficios y posibles efectos secundarios de cada tipo de tratamiento. A continuación se comentan los más habituales y se dan una serie de recomendaciones generales para su manejo, pero cada paciente debe consultar su tratamiento específico con sus especialistas y preguntarles cualquier duda.
Cirugía
El tiempo de recuperación después de la intervención quirúrgica depende de cada persona. Es frecuente que, en los primeros días, el paciente sienta molestias, cansancio o debilidad. Forma parte del proceso de recuperación y es temporal, hasta que se produzca la cicatrización externa e interna. Durante los primeros días es probable que se reciban analgésicos para el dolor, se modifique la dieta y se cure la herida, de manera similar a otras intervenciones quirúrgicas, hasta la recuperación total.
Todo lo relacionado con el estoma:
En caso de que se haya practicado un estoma o ileostomía o colostomía, tanto si es temporal como permanente, es necesario tener un cuidado específico de esta área. Durante los primeros días, el equipo asistencial o el estomaterapeuta le enseñarán a cuidar el estoma y, si no se ha hablado antes de la cirugía, le asesorarán sobre aspectos de la vida cotidiana, emocionales, sexuales y del embarazo.
Radioterapia
Los efectos secundarios de la radioterapia pueden ser diferentes, en función del tipo de radioterapia utilizada, de la dosis y de la zona del cuerpo irradiada. Los más habituales en el tratamiento del cáncer colorrectal son:
Quimioterapia
La quimioterapia actúa específicamente contra las células que se dividen rápidamente, ya sean células cancerosas o sanas. Es por esto que pueden aparecer efectos secundarios, el tipo y la intensidad de los cuales pueden ser diferentes, dependiendo del medicamento utilizado, la dosis y la duración. Teniendo en cuenta la localización de las células que se dividen rápidamente, los efectos secundarios se relacionan con:
- Células de la sangre: cuando la quimioterapia afecta a las células sanas de la sangre puede aumentar el riesgo de infecciones, aparición de hematomas, hemorragia y más debilidad y cansancio del habitual.
- Células de las raíces del cabello: dependiendo del medicamento utilizado, puede comportar la pérdida del cabello o el cambio de color y consistencia del mismo.
- Células del tubo digestivo: se encuentran en la boca, el estómago y otras partes del aparato digestivo. Puede producirse pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad para tragar o presencia de aftas en la boca y los labios.
Los efectos secundarios más frecuentes en el tratamiento con quimioterapia y terapias dirigidas contra dianas moleculares del cáncer colorrectal son:
Terapias con dianas moleculares
Los efectos secundarios de los anticuerpos monoclonales son similares a los procesos de resfriado y gripe, p. ej. fiebre, escalofríos, debilidad o náuseas. Estos síntomas suelen atenuarse después del primer tratamiento.
Específicamente, el cetuximab y el panitumumab destacan por su típica afectación cutánea en forma de dermatitis acneiforme (parecido al acné juvenil) en la cara y el tronco. El bevacizumab y el aflibercept pueden producir hemorragias (p. ej. por la nariz o rectorragias tumorales) e hipertensión arterial, y puede aumentar ligeramente el riesgo de accidentes vasculares o de perforación intestinal, y proteinuria (eliminación de proteínas por orina).
Programas de cribado
El pronóstico del cáncer colorrectal depende fundamentalmente de su estadio en el momento del diagnóstico y su detección en fases precoces se asocia a una elevada probabilidad de curación. Sin embargo, en la actualidad más del 40% de los casos se diagnostican en estadios avanzados, con presencia de diseminación linfática regional o metástasis en otros órganos. La principal causa de su diagnóstico tardío es que no produce síntomas o éstos pueden confundirse con facilidad con otros trastornos intestinales benignos de importancia menor.
Los estudios científicos indican que un sencillo análisis de heces, que puede realizarse en el propio domicilio, permite alertar sobre la necesidad de realizar una colonoscopia. En una minoría de las personas con test positivo, ésta exploración detecta cánceres en estadios precoces antes de que aparezcan los síntomas. En la mayor parte de los casos se diagnostican pólipos benignos, cuya resección disminuye de forma considerable el riesgo de cáncer en el futuro.
TEST DE SANGRE OCULTA EN HECES inmunológico (TSOHi):
Es un test que usted puede hacer en su casa, recogiendo una sola muestra de heces que tiene que etiquetar, con unas pegatinas que le enviaremos cuando sea invitado al programa (o que le hemos enviado si ya ha sido invitado).
Posteriormente será analizada, una vez que usted la entregue en su Centro de Salud (área administrativa) o dónde le indiquen.
En la Comunidad de Madrid se ha puesto en marcha un programa de cribado para el diagnóstico precoz de esta enfermedad. Si tiene entre 50 y 69 años, infórmese en
www.madrid.org/sanidad/cribadocancercolon.
El programa de cribado de cáncer de colon en la Comunidad de Madrid (PREVECOLON) se irá implantando de forma progresiva en todos los centros de salud. Si usted tiene entre 50 y 69 años y no tiene criterios de exclusión recibirá una llamada de invitación al programa cuando se inicie en su centro de salud, por la cual deberá acudir al mismo para recibir información al respecto y recoger el kit/tubo colector para realizar en casa el test de sangre oculta en heces y volver a entregarlo en su centro de salud.