Cáncer de pulmón
Si bien el tabaco es la causa principal, cualquier persona puede desarrollar cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón siempre es tratable, independientemente del tamaño, la localización y el grado de diseminación. No obstante, el resultado a largo plazo no es demasiado favorable cuando el estado del cáncer esta más avanzado.
Aspectos básicos
Qué es
Los pulmones son dos órganos similares, de forma alargada, que se encuentran en el tórax y forman parte del aparato respiratorio. En la respiración, al inspirar, el aire entra en el cuerpo a través de la nariz o de la boca. Pasa a través de la tráquea y de los bronquios hacia los pulmones, que se expanden (se inflan). Los pulmones absorben el oxígeno del aire y lo transportan a la sangre, a través de la cual se distribuye por todo el cuerpo.
El pulmón esta constituido por los lobulillos pulmonares que se continúan con los bronquiolos y bronquios intrapulmonares, que se unen para formar los dos bronquios principales, y finalmente la tráquea. También esta formado por el tejido conjuntivo que une lobulillos, vaso y bronquiolos. Los lobulillos pulmonares son pequeños sacos membranosos, pegados entre si y unidos por escaso tejido conectivo. Los lobulillos se dividen en alveolos pulmonares. Cada alveolo se compone de pared y epitelio.
Los pulmones también cuentan con vasos y ganglios linfáticos por donde circula la linfa, un líquido de color claro. La linfa contiene células del sistema inmunitario (de las defensas) y productos de residuos. Los ganglios linfáticos se encuentran principalmente alrededor de los bronquios y en la zona media entre los pulmones, llamada mediastino.
El pulmón derecho se compone de tres partes (lóbulos) y el izquierdo, que es más pequeño, tiene dos lóbulos.
Los pulmones están rodeados por un tejido llamado pleura, formado por dos capas y entre las cuales hay una cantidad pequeña de líquido (líquido pleural). La función principal de la pleura es proteger a los pulmones y permitir los movimientos de la respiración.
Los pulmones contienen muchos tipos diferentes de células. La mayoría de las células pulmonares son epiteliales. Esta variedad de células recubre las vías respiratorias, produce el moco que lubrica y protege los pulmones. Los pulmones también contienen neuronas, células productoras de hormonas, células sanguíneas y células estructurales o de soporte.
El cáncer es una enfermedad compleja en el que concurren una serie de procesos progresivos hasta dar lugar a la transformación definitiva de la célula normal hacia la célula tumoral.
La característica fundamental de la célula tumoral es que pierde la función habitual que realizan las células normales de un determinado órgano, y además, se dividen de forma progresiva, acelerada y sin límite, al haber perdido una de las características que tienen las células normales, que es la de la muerte celular programada (apoptosis).
Este aumento progresivo del conjunto de células tumorales se llama proliferación. Conforme el tumor va progresando, las células hijas se van indiferenciando cada vez más y adquiriendo cambios genéticos que aumenta su potencial maligno, y empiezan a surgir otros procesos como la extensión local o locorregional, y la infiltración de los microvasos linfáticos y sanguíneos, que es lo que finalmente producirá el transporte a través del torrente linfático, dando lugar a invasión de ganglios linfáticos; y del torrente sanguíneo y colonización posterior de otros órganos (las metástasis a distancia).
El proceso del cáncer de pulmón es similar al de otros tipos de cáncer. La célula normal que se transforma en la célula tumoral se encuentra en el epitelio que reviste todo el árbol respiratorio desde la tráquea hasta el bronquiolo terminal más fino, y las células que se encuentran en los alveolos pulmonares.
Si bien el tabaco es la causa principal, cualquier persona puede desarrollar cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón siempre es tratable, independientemente del tamaño, la localización y el grado de diseminación. No obstante, el resultado a largo plazo no es demasiado favorable cuando el estado del cáncer esta más avanzado.
El cáncer de pulmón es la causa principal de muerte por cáncer en hombres y mujeres. El cáncer de pulmón representa el 13% de todos los diagnósticos de cáncer y el 29% de las muertes por cáncer en hombres y mujeres.
El número de fallecidos de los cuatro tumores malignos de mayor frecuencia (pulmón, mama, próstata y colorrectal) está disminuyendo en todos excepto en un grupo: las mujeres con cáncer de pulmón. Las muertes por cáncer de pulmón aumentan algo menos del 1% por año tanto en mujeres blancas como negras. Esta tendencia probablemente se debe al aumento del número de mujeres fumadoras. Por razones todavía poco claras, las personas negras poseen la mayor incidencia y los mayores índices de cáncer de pulmón.
Es importante recordar que las estadísticas generales no se pueden aplicar a un paciente concreto. Es imposible predecir de forma individual supervivencia y respuesta a los diferentes tratamientos. Lo importante es saber que es posible tratar este tipo de cáncer independientemente de su estadio, y que se ha demostrado que los tratamientos ayudan a que las personas vivan más y mejor, a pesar del diagnóstico de cáncer de pulmón en estadio avanzados. Con todo esto, se quiere decir que las estadísticas hay que interpretarlas con cautela.
Desde el punto de vista del tratamiento, hay dos tipos de cáncer de pulmón:
- Cáncer de pulmón de células no pequeñas: es el más frecuente y se disemina más lentamente que el cáncer de células pequeñas.
- Cáncer de pulmón de células pequeñas: es menos frecuente y tiende a diseminarse con rapidez.
Probablemente, el carcinoma de células no pequeñas se origina en las células epiteliales, mientras el cáncer de células pequeñas se piensa que se origina en las neuronas o en las células productoras de hormonas.
El término "célula pequeña" se refiere al tamaño y la forma de las células cancerosas que se ven con el microscopio. Es importante diferenciar entre estos dos tipos de cáncer porque cada uno se trata de forma diferente.
La localización y el tamaño del tumor inicial de pulmón, y la presencia o ausencia de diseminación hacia los ganglios linfáticos cercanos o hacia lugares distantes del cuerpo, determina el estadio del cáncer de pulmón. El tipo de cáncer de pulmón (de células no pequeñas o de células pequeñas) y el estadio de la enfermedad definen el tipo de tratamiento necesario.
Causas
No se conocen las causas exactas del cáncer de pulmón. La investigación muestra que algunas personas con ciertos factores de riesgo tienen más probabilidad de padecer un cáncer de pulmón. En cualquier caso, el tabaco es el desencadenante más importante (el 90-95% de los casos se dan en fumadores).
Un factor de riesgo es cualquier elemento que hace aumentar la probabilidad de que una persona pueda padecer cáncer, pero la mayoría no son una causa directa. Hay factores de riesgo que pueden controlarse, como el tabaquismo, y otros que no, como la edad y los aspectos hereditarios. En el caso del cáncer de pulmón, se consideran factores de riesgo:
La mayoría de los cánceres de pulmón se producen en personas fumadoras. El humo del tabaco perjudica a las células pulmonares y les provoca un crecimiento anormal. El riesgo de padecer cáncer debido al tabaco aumenta en las personas que fuman mucho o durante mucho tiempo. La exposición regular al humo de los cigarrillos, cigarros puros o pipas, el llamado humo ambiental, también aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón, aunque la persona expuesta no fume.
Las personas que, en su actividad laboral, están expuestas a sustancias como el asbesto (amianto), el arsénico, el cromo, el níquel, etc., tienen mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón. Este riesgo aumenta a lo largo de los años de exposición continuada y aún es mayor en los fumadores. Los equipos de protección para respirar reducen este riesgo.
El radón es un gas radioactivo, que no se ve ni se huele. Se encuentra de manera natural en ciertos tipos de tierra y rocas (granito) y tiende a acumularse en sótanos y cuevas. Las personas que trabajan en minas podrían estar expuestas. Seguir las normas de seguridad ayuda a disminuir este riesgo. En el caso de los fumadores el riesgo aumenta.
La contaminación ambiental puede aumentar ligeramente el riesgo de cáncer de pulmón. Este riesgo es mayor en los fumadores.
Las personas cuyo padre, madre, hermano o hermana han tenido cáncer de pulmón, pueden tener un riesgo ligeramente más alto, especialmente si son fumadores.
Las personas que han tenido cáncer de pulmón tienen un mayor riesgo de padecer un segundo tumor.
El riesgo de padecer cáncer de pulmón aumenta con la edad.
Síntomas
El cáncer de pulmón en fase inicial no produce síntomas. Cuando aumenta, los síntomas más frecuentes son:
- Tos
- Dificultad respiratoria
- Dolor torácico
- Tos con sangre
- Voz ronca
- Infecciones pulmonares frecuentes
- Sensación de cansancio
- Adelgazamiento sin causa aparente
Pero debemos tener en cuenta que estos síntomas también pueden ser causados por otros problemas de salud. Cuando aparezcan debe consultarse al médico para que haga el diagnóstico lo antes posible.
Otros síntomas pueden venir derivados de las posibles metástasis (invasión a distancia en otras localizaciones del cuerpo), como en los ganglios linfáticos, pulmones, huesos, cerebro, hígado, y glándulas suprarrenales.
Ocasionalmente, hay una serie de síntomas de un proceso que se llama síndrome paraneoplásico, que esta producido por unas sustancias bioquímicas y hormonas producidas por el tumor y producen fallos en la función de otros órganos.
En la actualidad no se recomienda ningún tipo de prueba sistemática para la detección del cáncer de pulmón en la población general. La mayoría de los pacientes deben acudir a su medico cuando presenten síntomas. Posiblemente, en el futuro, se puedan aplicar algunos test genéticos para la detección precoz de esta enfermedad.
Las personas con cáncer de pulmón a menudo experimentan determinados síntomas, aunque no siempre es así; o bien los síntomas son muy parecidos a los de otras enfermedades benignas.
Las ocasiones donde no se presentan síntomas, el cáncer de pulmón se suele detectar en una radiografía efectuada por otras razones. Pero la mayoría se diagnostican cuando el tumor crece, ocupa espacio, o comienza a interferir con las estructuras cercanas.
Los tumores de pulmón también pueden producir líquido que se acumulan en el pulmón o en el espacio alrededor del pulmón. Los tumores literalmente empujan el aire fuera del pulmón y provocan el colapso del pulmón (atelectasia pulmonar).
De esta forma los tumores pulmonares pueden impedir el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico, obstaculizando el flujo de aire en los pulmones u ocupando totalmente el espacio que normalmente se requiere para el intercambio gaseoso.
Diagnóstico
En general, suelen utilizarse diferentes pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar su grado de extensión a otros órganos. No todas las pruebas se realizan en todas las personas, sino que depende de factores como la edad y el estado de salud, el tipo de cáncer, la gravedad de los síntomas y los resultados de pruebas anteriores.
En el caso del cáncer de pulmón pueden realizarse las siguientes pruebas diagnósticas:
Evolución: estadificación por estadios
La determinación del estadio es una manera de describir la extensión del cáncer, tomando en cuenta dónde está ubicado, y adónde se ha diseminado y si está afectando las funciones de otros órganos del cuerpo.
Los médicos utilizan los exámenes de diagnóstico para determinar el estadio del cáncer, de manera que la determinación del estadio no es completa hasta que se han realizado todas las pruebas.
El conocimiento del estadio es fundamental para que el médico decida cuál es el mejor tratamiento y puede ayudar a predecir el pronóstico del paciente. Existen diferentes descripciones de los estadios según los diferentes tipos de cáncer.
En general, un estadio más bajo se asocia a mejores resultados clínicos. Sin embargo, ningún médico puede predecir cuánto vivirá un paciente con cáncer de pulmón en función solamente del estadio de la enfermedad, porque este tipo de cáncer es diferente en cada persona, y las respuestas individuales a los tratamientos son diferentes.
La determinación del estadio para el cáncer de pulmón de células no pequeñas y para el de células pequeñas es diferente.
Determinación del estadio para el cáncer de células no pequeñas
El estadio de un cáncer de pulmón de células no pequeñas se describe mediante un número, de uno a cuatro (en números romanos I - IV).
Una forma de determinar el estadio de este tipo de cáncer es definir si un cirujano puede extraerlo quirúrgicamente en su totalidad. Para extirpar completamente un cáncer de pulmón, el cirujano debe extirpar el cáncer junto con el tejido circundante sano.
Determinación del estadio del cáncer de células pequeñas
Dado que casi todos los cánceres de pulmón de células pequeñas ya se han diseminado fuera del pulmón cuando se detectan, son muy pocos los pacientes a los que se realiza cirugía y todos reciben quimioterapia.
Algunos pacientes con cáncer de células pequeñas se pueden beneficiar de la radioterapia. La determinación del estadio del cáncer de pulmón de células pequeñas ayuda a identificar los pacientes que deben ser tratados con radioterapia además de quimioterapia. El cáncer de pulmón de células pequeñas se clasifica como estadio limitado o estadio extendido.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento dependen del tipo de cáncer de pulmón, del estadio y del estado de salud específico de cada persona. Se contemplan diversos tratamientos que pueden aplicarse individualmente o en combinación, como la cirugía, la quimioterapia, los tratamientos biológicos o la radioterapia.
Efectos secundarios del tratamiento
El cáncer de pulmón y su tratamiento pueden ocasionar diferentes efectos secundarios. Su aparición depende de muchos factores, como el tipo de cirugía, la dosis, la duración y el tipo de quimioterapia o radioterapia y, también, de las características individuales de cada persona. Muchos de estos trastornos son temporales y pueden controlarse fácilmente, pero otros deben tratarse más específicamente y alguno puede ser permanente, como la colostomía, en casos concretos. A lo largo del período de tratamiento se hacen controles rutinarios para prevenirlos y, si aparecen, tratarlos. En caso de que aparezca cualquier alteración, consulte siempre a su equipo asistencial.
Cirugía
El tiempo de recuperación después de la intervención quirúrgica depende de cada persona. Es frecuente que, en los primeros días, el paciente sienta molestias, cansancio o debilidad. Forma parte del proceso de recuperación y es temporal, hasta que se produzca la cicatrización externa e interna.
Después de la intervención quirúrgica en el pulmón, en el tórax puede quedar algo de líquido o aire. Éstos se expulsan al exterior a través de un tubo flexible conectado a una bolsa o receptáculo (drenaje), aplicado durante la intervención quirúrgica. Este drenaje se mantiene los primeros días después de la operación, para eliminar los restos y ayudar al buen funcionamiento de los pulmones, y después se saca fácilmente.
Como en cualquier operación, es probable que se tengan molestias o dolor. En la cirugía pulmonar, para acceder a los pulmones es necesario abrir el tórax y, por tanto, afecta a las costillas y podría ocasionar dolor postoperatorio. En este sentido, se dispone de diferentes tipos de analgesia para controlarlo. Pida y utilice los analgésicos indicados por su medico siempre que tenga dolor después de la intervención.
Este es un aspecto muy importante para recuperar el buen funcionamiento pulmonar. Es probable que, antes de la intervención, el fisioterapeuta o la enfermera os hayan informado y enseñado algunos ejercicios específicos para practicarlos a menudo y diariamente después de la intervención. Esta actividad forma parte de los diferentes cuidados necesarios postoperatorios.
Después del período hospitalario, generalmente se requiere más tiempo hasta recuperar la actividad cotidiana.
Radioterapia
Los efectos secundarios de la radioterapia pueden ser diferentes, en función del tipo de radioterapia utilizada, de la dosis y de la zona del cuerpo irradiada. Los más habituales en el tratamiento del cáncer de pulmón son:
Es frecuente que la piel de la zona tratada se vuelva más sensible, seca o incluso algo rojiza. Estos problemas desaparecen con el tiempo.
Recomendaciones:
- Utilizar ropa de algodón.
- La ropa debe ser ancha y no ajustada, para evitar fricciones y facilitar el contacto del aire con la piel. Cuidar la piel. Antes de utilizar cualquier producto, como jabones, leches cutáneas o antisépticos, consultar con el equipo asistencial para utilizar los más indicados, ya que pueden interferir en la aplicación del tratamiento o aumentar las alteraciones cutáneas.
- Utilizar jabones neutros para la higiene. Evitar fricciones en la piel. Realizar secado por aspiración muy suave.
- No rascarse aunque tenga picor. Puede aplicarse una bolsa de frío envuelta en tejido de algodón o bien aplicar manzanilla fría.
En general, al recibir un tratamiento de radioterapia puede tenerse la sensación de cansancio, especialmente en las últimas semanas de tratamiento, y puede durar algunas semanas tras el final de éste.
Recomendaciones:
- Hacer ejercicio de forma regular, según la costumbre o hábito y la capacidad de cada persona, y siempre adaptado a la situación de fatiga. Pasear o caminar diariamente también es una forma de hacer ejercicio. Las personas que practican estas actividades refieren que tienen más sensación de fuerza, más apetito, mejoran los hábitos intestinales y les ayuda a estar más satisfechos de su propia imagen.
- Preservar y dosificar la propia energía. Las diferentes sensaciones de fortaleza y debilidad varían a lo largo del día. Las actividades que requieren más esfuerzos pueden hacerse en los momentos en que se tiene más vitalidad.
- Observar y controlar, junto con el médico, de otros efectos secundarios o problemas que puedan aumentar la sensación de fatiga, como puede ser la dificultad para dormir.
- Dependiendo de la zona a irradiar, a través del tórax, pueden verse afectados tejidos u órganos próximos. Esto podría producir algunos efectos secundarios como dificultad para tragar, si se afecta el esófago, o tos por irritación de los tejidos del pulmón. En estos casos también pueden seguirse las recomendaciones del tratamiento con quimioterapia. Consulte siempre con el equipo asistencial cualquier alteración que pueda aparecer.
Tratamientos biológicos
Los efectos secundarios de estos tratamientos son similares a los procesos de resfriado y gripe, por ejemplo fiebre, escalofríos, debilidad o náuseas. Estos síntomas suelen atenuarse después del primer tratamiento.
Quimioterapia
La quimioterapia actúa específicamente contra las células que se dividen rápidamente, ya sean células cancerosas o sanas. Es por esto que pueden aparecer efectos secundarios, el tipo y la intensidad de los cuales pueden ser diferentes, dependiendo del medicamento utilizado, la dosis y la duración. Teniendo en cuenta la localización de las células que se dividen rápidamente, los efectos secundarios se relacionan con:
- Células de la sangre: cuando la quimioterapia afecta a las células sanas de la sangre puede aumentar el riesgo de infecciones, aparición de hematomas, hemorragia y más debilidad y cansancio del habitual.
- Células de las raíces del cabello: dependiendo del medicamento utilizado, puede comportar la pérdida del cabello o el cambio de color y consistencia del mismo.
- Células del tubo digestivo: se encuentran en la boca, el estómago y otras partes del aparato digestivo. Puede producirse pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad para tragar o presencia de aftas en la boca y los labios.
Los efectos secundarios más frecuentes por quimioterapia en el tratamiento del cáncer de pulmón son:
Es una situación bastante frecuente y puede causar adelgazamiento. Para una nutrición adecuada es necesario un aporte suficiente de proteínas y calorías, así como evitar oscilaciones de peso importantes.
Recomendaciones
- Repartir las comidas a lo largo del día.
- Usar platos pequeños para que parezca que hay poca cantidad.
- Evitar los alimentos calientes (es mejor que estén a temperatura ambiente o fríos).
- Tener cuidado de las texturas para que sean agradables, fáciles de masticar y tragar, y que no formen bola en la boca.
- Cuidar la presentación de los platos y el ambiente durante la comida para hacer que resulte un momento lo más agradable posible.
- Usar cubiertos de plástico (si tiene sabor metálico permanente).
- Evitar los olores de la comida. Evite cocinar usted mismo/a.
- Beber líquidos (agua, zumos, batidos) fuera de las comidas principales para evitar sentirse lleno.
- Enriquecer los platos para que, a pesar de comer cantidades reducidas, tenga garantizada la aportación diaria de los nutrientes necesarios.
- Se deben utilizar para aumentar las calorías: Leche entera, nata, quesos o frutos secos triturados para dar consistencia a los platos con salsas o caldos; añada claras de huevo cocidas a las comidas para aumentar la aportación de proteínas y muy poco el volumen de los platos; prepare postres en los que la base principal sea la leche, los helados, los batidos, etc.
- Si es posible, tome un refrigerio antes de ir a dormir. No afectará a la comida siguiente y la sensación de saciedad puede ayudarle a dormirse.
- Lleve encima batidos, frutos secos, etc. por si tiene hambre fuera de horas habituales de comida. Si puede, aproveche esos momentos para comer todo aquello que le apetezca, aumentando así los aportes diarios de alimentos.
- En caso de que continúe adelgazando, consulte con su equipo asistencial.
- Sequedad de la boca (xerostomía): se produce cuando las glándulas salivales no producen suficiente saliva. Es un efecto secundario temporal y cuando las glándulas es recuperan vuelven a funcionar.
- Llagas en la boca (mucositis): la mucositis es una inflamación de la mucosa del interior de la boca. La mejor que puede hacerse es intentar prevenirla o tratarla precozmente para que las molestias no sean muy importantes. Algunas de las funciones, como masticar, tragar, saborear y hablar pueden verse afectadas o presentar cierta dificultad para realizarlas.
Recomendaciones
- Mantener una buena higiene bucal. Limpiarse los dientes de 3 a 4 veces diarias con un cepillo suave. El cepillo puede mojarse con agua tibia para reblandecerlo.
- Enjuagarse de 4 a 6 veces diarias, especialmente después de las comidas, con colutorios no alcohólicos o con infusiones frías de manzanilla o tomillo.
- Beber pequeños sorbos de agua a lo largo del día y utilizar saliva artificial para humedecer la boca en caso de sequedad.
- Masticar chicles o comer caramelos sin azúcar para ayudar a producir saliva.
- En las comidas, procurar que los alimentos sean blandos, más bien fríos o a temperatura ambiente. Pueden añadirse salsas o caldos para que sean más jugosos.
- Evitar los alimentos de textura áspera.
- Evitar la comida muy ácida o con muchas especies.
- Evitar los irritantes como el café, el tabaco y el alcohol.
- Evitar los productos dulces o pegajosos.
- En caso de sabor metálico, utilizar cubiertos de plástico.
Las náuseas y los vómitos pueden presentarse a lo largo de las diferentes fases del tratamiento. Pueden ser:
- Agudos: generalmente aparecen unas horas después de haber recibido el tratamiento.
- Retardados: aparecen de 1 a 5 días después de la quimioterapia.
- Anticipatorios: se presentan antes de iniciar el tratamiento, como consecuencia de ciclos anteriores. Los desencadenantes pueden ser los olores o el pensamiento sobre el tratamiento.
Cuando son leves y se tratan rápidamente pueden ser incómodos pero no graves. Cuando son persistentes pueden causar deshidratación, desequilibrio electrolítico, adelgazamiento e incluso provocar la sensación de querer abandonar el tratamiento. Actualmente se dispone de medicamentos muy eficaces para controlarlos. Comunique a su oncólogo y/o enfermera como tolera la quimioterapia.
Recomendaciones
- Repartir las comidas en cantidades pequeñas a lo largo del día, en 5 ó 6 veces.
- Masticar lentamente y tomar el tiempo que haga falta.
- Posponer la comida si aparecen náuseas.
- Evitar los olores a comida.
- Evitar la ropa ajustada, los cinturones, etc.
- Beber sorbos de líquidos fríos a lo largo del día.
- Evitar beber mucho durante las comidas, ya que se tiene una mayor sensación de saciedad.
- Descansar después de comer y no acostarse hasta pasada una hora.
Algunas personas sienten mejoría al hacer algún tipo de ejercicio de concentración, relajación o visualización positiva. Esto les ayuda a disminuir la angustia o la anticipación de las náuseas y los vómitos.
La diarrea se caracteriza por un aumento de la frecuencia de las deposiciones y la consistencia casi líquida de las mismas. Si la diarrea persiste más de 24 horas, debe consultarse con su equipo asistencial. La diarrea puede ocasionar desequilibrios electrolíticos y deshidratación.
Recomendaciones
- Evitar el consumo de cafeína, alcohol, grasas, mucha fibra, zumos de naranja o ciruela y las comidas con muchas especies.
- Evitar el uso de laxantes si no están indicados.
- Comer poca cantidad y con más frecuencia.
- Beber abundantemente (agua, infusiones, zumos, caldos, etc.) para evitar la deshidratación. En situaciones de diarrea grave algunas personas pueden necesitar suero por vía venosa para compensar las pérdidas.
- En algunos casos su equipo asistencial puede indicar y recetar la utilización de medicamentos antidiarreicos.
- Si fuese necesario, el médico podría modificar la dosis de los tratamientos quimioterápicos.
En ocasiones el tratamiento puede provocar estreñimiento. También hay otros factores que pueden contribuir, como la reducción de la actividad habitual o los cambios en la dieta.
Si el estreñimiento dura dos o tres días, debe consultarse con el equipo asistencial. En ningún caso debe tomar laxantes u otros productos sin consultarlo previamente.
Recomendaciones
- Mantener una cierta actividad física, por ejemplo caminar diariamente.
- Beber cada día 1,5 ó 2 litros de agua, infusiones o caldos. Iniciar el día con una infusión o un vaso de agua tibia.
- Incorporar alimentos que aporten más fibra, como las frutas y las verduras.
- Procure adoptar un horario rutinario para ir al lavabo.
Es uno de los efectos secundarios más frecuentes y se caracteriza por la pérdida de energía y la sensación de cansancio que en algunos casos puede afectar de forma importante a la vida cotidiana. Puede aparecer durante el tratamiento, especialmente en los últimos días y continuar durante algunos más.
Se pueden seguir las mismas recomendaciones que en el caso del tratamiento con radioterapia.
Una infección se produce cuando las bacterias, los virus o los hongos afectan al cuerpo y el sistema inmunitario no los destruye rápidamente. Este sistema de defensa se compone de diversos elementos: la piel, el bazo, los ganglios linfáticos, la médula de los huesos largos del cuerpo y los leucocitos o glóbulos blancos de la sangre. Hay un tipo de leucocitos, llamados neutrófilos, que destruyen las bacterias nocivas. La neutropenia es una disminución del número de neutrófilos.
Cuando se tiene neutropenia existe el riesgo de que una infección menor se vuelva grave y pueden aparecer síntomas como: fiebre, escalofríos, inflamación de la lengua o de la boca (mucositis), dolor abdominal, dolor o escozor al orinar (y también un aumento del número de micciones al día), diarrea o irritación de la zona perianal, enrojecimiento o inflamación alrededor de una herida o corte pequeño en la piel, pérdida vaginal inusual o picor.
Dependiendo de la situación se administra un tratamiento específico, como antibióticos o antifúngicos (medicación contra los hongos), u otros medicamentos que ayuden a aumentar las defensas. Si la infección es grave, podría ser necesario el ingreso del paciente en un hospital para administrarle los tratamientos por vía venosa.
Recomendaciones
- Consultar siempre con el equipo asistencial si se tiene fiebre de 38 ºC o más.
- Seguir una dieta equilibrada y descansar adecuadamente.
- Evitar las multitudes y la proximidad a personas enfermas.
- Consultar las vacunaciones con el médico. Algunas vacunas, como la de la gripe, que pueden están elaboradas con virus atenuados, podrían causar una infección añadida. No hay este problema con virus muertos.
- Por el mismo motivo, evitar el contacto con personas que hayan sido vacunadas recientemente con virus vivos atenuados (vacunas contra la poliomielitis, la gripe, el sarampión, etc.), incluidos los niños.
- No compartir objetos personales para comer, beber o lavarse los dientes.
- No comer alimentos crudos como carne, mariscos o huevos. Lavar muy bien las frutas y las verduras frescas.
- Lavarse las manos frecuentemente a lo largo del día, especialmente antes de comer y después de haber ido al baño.
- Ducharse o bañarse diariamente y proteger la piel con leche o loción para evitar la sequedad y las fisuras.
- Tener cuidado al manipular objetos punzantes como cuchillos y tijeras.
- Si se tienen animales domésticos, no limpiar sus objetos ni recoger los excrementos, aunque sea con bolsas de plástico.
- Utilizar guantes para las tareas de limpieza de la casa o de jardinería. Éstos también protegen frente a los cortes y las quemaduras.
- Lavar los dientes y las encías con un cepillo muy suave.
- No cortar las cutículas al hacerse la manicura de las manos y los pies.
Se trata de una baja concentración de glóbulos rojos (eritrocitos). Estas células son las encargadas de transportar el oxígeno que entra por los pulmones al resto del organismo. Puede detectarse en los controles rutinarios que se realizan durante los tratamientos, de manera asintomática, y puede corregirse fácilmente. Si el número de eritrocitos es muy bajo puede presentar síntomas. Los principales son el cansancio, la debilidad, la dificultad respiratoria tras pequeños esfuerzos, palpitaciones, mareo y palidez cutánea.
Recomendaciones
- Descansar todo lo que se pueda.
- Dormir las horas habituales que proporcionen un sueño reparador.
- Adaptar las actividades a la capacitad de cada uno.
- Evitar los esfuerzos que supongan un cansancio añadido.
- Repartir las comidas para evitar digestiones pesadas.
Algún fármaco quimioterápico puede provocar este síntoma. Se produce a causa de la irritación de los nervios que inervan estas zonas del cuerpo. Consiste en una sensación de hormigueo y adormecimiento de los dedos de las manos o de los pies. Puede aparecer durante el tratamiento o inmediatamente después (neuropatía sensorial aguda) y suele durar uno o dos días. También puede aparecer en tratamientos prolongados, de forma persistente o crónica (neuropatía sensorial crónica). En ningún caso afecta a la fuerza, pero sí a la sensibilidad, lo que puede resultar un poco molesto.
Si aparece, debe consultarse con el médico para tomar las medidas necesarias.
Este es un efecto secundario que se produce con cierta frecuencia, pero no en todos los casos. Puede ser total o parcial, dependiendo del tipo de tratamiento. Por tanto, puede conocerse con antelación, lo que permite escoger entre diversas opciones, de acuerdo con lo que sea más conveniente para cada persona. A continuación se dan algunas sugerencias.
Sobre el cabello y el cuero cabelludo:
- Utilizar un champú suave, como los infantiles.
- Si el tratamiento provoca la caída total del cabello, cortarlo muy corto antes de que comience a caer. De esta manera se evita ver la caída gradual del cabello.
- Hidratar a menudo el cuero cabelludo con crema hidratante.
- Protegerse la cabeza de la exposición al sol, con bufandas o pañuelos.
- También durante el invierno, para no perder el calor corporal.
- No utilizar el secador de cabello con aire muy caliente.
- No utilizar productos químicos como los usados para alisar o teñir el cabello, ni siquiera de manera semipermanente.
Sobre postizos y pelucas:
Puede escogerse algún postizo o peluca antes de que empiece a caer el cabello. Esto permite escoger un color y estilo similares al habitual. Escoger tiendas que tengan experiencia en pacientes con cáncer. Las pelucas deben ser de buena calidad para no irritar el cuero cabelludo.
Sobre el cabello nuevo:
El cabello vuelve a crecer después del tratamiento. Normalmente puede tardar hasta doce meses para recuperar su tono habitual. Al principio, cuando vuelve a crecer, puede ser más frágil, más fino e incluso de un color algo diferente. Hasta que vuelva a su estado natural, pueden seguirse algunas de estas recomendaciones:
- Lavarse el cabello dos veces a la semana.
- Hacer masajes sobre el cuero cabelludo para eliminar la descamación y la piel seca.
- Limitar la cantidad y la intensidad del cepillado, así como el uso del secador con aire muy caliente.
- Utilizar un cepillo suave para peinar el cabello nuevo.
- Evitar el uso de tintes para el cabello, como mínimo hasta tres meses después de haber acabado el tratamiento.
Consejos para la vida diaria
En general, el ritmo de vida cotidiano se ve alterado durante los períodos de tratamiento. Durante este tiempo es necesario tener más cuidado de sí mismo y atender a las necesidades que van surgiendo, adaptando el ritmo diario a las nuevas situaciones.
Éste es un proceso que cada persona se plantea de acuerdo a sus capacidades, prioridades y experiencias. Es un momento para pensar como continuar desarrollando la vida cotidiana sin sentirse sobrecargado y sin dejar que la enfermedad se convierta en el centro de la vida.
Cuidar de uno mismo implica muchos aspectos. La nutrición y mantenerse activo son dos elementos clave para tener una mayor sensación de bienestar.
Es necesario aportar las calorías y las proteínas diarias suficientes para evitar cambios importantes en el peso y mantener la fortaleza física. Comer bien ayuda a sentirse mejor y tener más energía. Pero, a veces, especialmente cuando se recibe el tratamiento, se tiene menos apetito y algunos efectos secundarios del tratamiento pueden hacer que sea más difícil comer bien. Hay recomendaciones específicas para una dieta adecuada en tales circunstancias. Consúltelo con su equipo asistencial.
La actividad física moderada y regular también reporta beneficios, siempre teniendo en cuenta la sensación de fatiga que se pueda tener, a la cual deben adaptarse las actividades para evitar la sobrecarga. Hay muchas opciones para hacer actividades, como caminar, ir a la piscina, hacer yoga, etc. La actividad aumenta la fortaleza, la energía y también ayuda a disminuir el estrés.
Consulte con su equipo asistencial sobre el tipo de actividad que debe realizar; le asesorará de acuerdo a su situación individual.
Debe intentar mantener una comunicación con las personas más próximas trasmitiendo sus necesidades y solicitando ayuda si lo precisa.
Recordar que la experiencia del cáncer es diferente y exclusiva para cada persona e igualmente exclusivos son también los miedos y las emociones que tenga. Los valores con los que creció pueden afectar la forma en que piense y se enfrente al cáncer. Algunas personas sienten que deben ser fuertes y proteger a sus amigos y familiares. Otras buscan el apoyo de sus seres queridos y de otros supervivientes de cáncer, o se amparan en la fe para seguir adelante. Algunos encuentran ayuda entre consejeros y otras personas ajenas a la familia, mientras otros no se sienten cómodos con esta opción. Cualquiera que sea su decisión, es importante que haga lo que esté bien para usted y no se compare con otros.