Niño y bebé sentados en un banco

Poliomielitis

La poliomielitis es una enfermedad de origen vírico, causada por un poliovirus (enterovirus), que se transmite a través de las heces de la persona infectada o bien a través de su saliva, con tos, estornudos…

Síntomas, diagnóstico y tratamiento

La mayoría de las personas afectadas padecen síntomas leves, como fiebre, dolor de cabeza, de garganta, vómitos y malestar general, durante de 3 a 5 días después del contagio con el virus.

La infección suele iniciarse en el intestino, y desde allí puede afectar a partes del cerebro y del sistema nervioso que controla los músculos. En ese caso aparecen síntomas de meningitis, como dolor de cabeza y cuello, y rigidez de nuca o espalda unos días más tarde,

En algunos casos, además de esta meningitis, se desarrolla una parálisis muscular, con afectación de los músculos de los brazos y las piernas, que se debilitan. En ocasiones incluso hay parálisis de los músculos respiratorios. Estos casos más graves pueden dejar secuelas permanentes.

El diagnóstico se confirma detectando el virus en una muestra de heces o en la saliva, en un análisis de sangre o, si causa síntomas compatibles con una meningitis, en una muestra de líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar.

La poliomielitis no se cura. El tratamiento es sintomático para los casos leves, mediante analgésicos para tratar el dolor y la fiebre. En casos graves se puede requerir incluso respiración asistida, si hay parálisis de los músculos respiratorios.