Restauración de cubiertas y fachadas del Antiguo Convento de Lozoya
Edificio del siglo XVI, transformado en convento en el siglo XIX, ubicado en Lozoya
El Palacete Suárez de la Concha, también llamado Antiguo Convento, fue construido originariamente en el siglo XVI por los señores de la Villa, la familia Suárez de la Concha. A finales del siglo XVIII el palacio se encontraba arruinado y fue reconstruido por el cuarto marqués de Lozoya. En la segunda mitad de siglo XIX se transformó en convento y fue cedido a las Concepcionistas Franciscanas, pasando posteriormente a manos privadas. Actualmente el inmueble y la finca, de aproximadamente 3 hectáreas, son propiedad municipal.
Situado en la zona sur del casco urbano, el convento presentaba un estado de ruina muy avanzado con derrumbes parciales de las cubiertas. Algunos forjados se habían derrumbado y otros presentaban roturas de vigas e importantes deformaciones en el centro del vano, amenazando ruina.
Estado de conservación previo
El Antiguo convento de Lozoya se encuentra situado en un extensa parcela irregular cercada por una tapia de mampostería que cuenta con tres accesos desde la calle: el paso de carruajes al este, de grandes dimensiones y cerrado con arco carpanel; la portada adintelada situada a poniente y la portada situada al sur de la parcela, con acceso directo a una zona de huertas (actualmente un parque). Existe un cuarto acceso frente a la plaza del Ayuntamiento, de factura moderna.
En 1860, el propietario del edificio, escribe a la reina Isabel II para solicitar que se instale un convento de religiosas Concepcionistas Franciscanas Descalzas en Lozoya ofreciendo para ello su recién adquirida propiedad. Tras la aceptación por la reina se realizan obras de reforma para adaptar el antiguo palacete de una planta al edificio de 3 plantas actual. Se construye en su interior la capilla y en la planta primera se situaron las celdas de las monjas y el coro de la capilla. Su bóveda, que aún se conserva, se eleva hasta la segunda planta donde también se ubicó la escuela de las niñas. Se construyó un pequeño edificio junto a la fachada norte, que fue la vivienda de la demandadera, persona encargada de hacer los recados y demandas del convento.
La fundación del convento de la Madre de Dios y Patriarca San Joaquín, se hizo realidad a finales de julio de 1861. Tras el abandono del edificio por las monjas, se convirtió en residencia particular y posada. Por ello en la zona de la capilla se colocó un forjado en la planta primera, eliminando la doble altura existente anteriormente y aprovechándolo para ubicar más habitaciones para huéspedes. Se tapó también la bóveda encamonada existente en esa zona con un falso techo que se adaptara a las nuevas habitaciones.
El abandono al que ha estado sometido el convento los últimos años ha causado los importantes problemas que aquejan su estructura. El deterioro progresivo de las cubiertas ha dado paso a la entrada de agua, pudriendo las estructuras de madera y atrayendo a los insectos xilófagos que han atacando las vigas y tirantes. Todo ello ha provocado el colapso de parte de las cubiertas que se desplomaron sobre los forjados que tenían debajo, provocando también el colapso de los mismos.
Proyecto de restauración
La intervención se centra en la restauración de los elementos estructurales originales y en la cubierta, para conseguir la estanqueidad del edificio, recuperando el volumen en su totalidad, causando la menor alteración posible a los valores patrimoniales y dando preferencia a la reparación frente a la sustitución. La proximidad de la Casa de la Demandadera, situada frente a la salida por la fachada septentrional al jardín, ha provocado la acumulación de los escombros de su ruina delante de la fachada del convento, deshabilitando este acceso.
Las principales obras llevadas a cabo son:
- Apeo del edificio. Antes de comenzar los trabajos de restauración fue preciso llevar a cabo un minucioso trabajo de apeo del edificio. Era preciso sostener forjados, muros y demás estructuras para dejar el inmueble en condiciones adecuadas de seguridad y poder trabajar en él sin riesgo. El edificio se encontraba en muy malas condiciones.
- Limpieza y desescombro del interior del edificio.
- Restauración de cubiertas y forjado de la segunda planta, sustituyendo los elementos portantes de madera que ya no son resistentes o que se consideran irrecuperables. El forjado de la segunda planta permanecerá sin su acabado superior, únicamente con las vigas, hasta la siguiente fase, en que se intervendrá en los forjados del edificio.
- Restauración de los muros originales en sus encuentros con las estructuras de cubiertas y forjados, especialmente de los dos largos muros de entramado que configuran la nave central.
- Restauración de los tramos de fachada entre las naves laterales y la nave central.
- Restauración de las costillas que sustentaban la bóveda encamonada sobre el espacio de la capilla. Estaban en muy mal estado, al igual que el revestimiento de la bóveda, que se repondrá en la siguiente fase.
- Restauración de los tramos superiores de las fachadas laterales, norte y sur.
Las actuaciones relativas a la restauración del antiguo Convento de Lozoya continuarán en siguientes fases que ya están programadas y en marcha.