El paciente recibirá una atención integral de salud dentro de un funcionamiento eficiente de los recursos sanitarios disponibles. El paciente recibirá información completa y continuada, verbal y escrita, y facilitada en un lenguaje comprensible de todo lo relativo a su proceso, incluyendo diagnóstico y alternativas de tratamiento y sus riesgos y pronósticos, y podrá decidir entre las distintas opciones que le presente el responsable médico de su caso.
El paciente tiene derecho al respeto de su personalidad, dignidad humana e intimidad, sin que pueda ser discriminado por razones de tipo social, económico, moral e ideológico.
El paciente tiene derecho a la confidencialidad de toda la información relacionada con su proceso, incluyendo el secreto de estancia en centros y establecimientos sanitarios, salvo por exigencias legales que hagan imprescindible lo contrario.
El paciente tiene derecho a que se le asigne un médico que será su interlocutor válido con el equipo asistencial. En caso de ausencia, otro facultativo asumirá la responsabilidad.
El hospital proporcionará de forma continuada los cuidados integrales necesarios y la asistencia técnica correcta mediante un personal cualificado, con un aprovechamiento máximo de los medios disponibles, para asegurar el máximo bienestar de los pacientes con criterios de calidad.
El hospital prestará sus servicios en condiciones adecuadas de habitabilidad, higiene, seguridad y respeto a la intimidad.