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Historia del Hospital Clínico San Carlos

  • imagen Antoni Gimbernat

    INTRODUCCIÓN

    En el siglo XVIII la cirugía experimentó un notable desarrollo motivado por las mejoras técnicas e instrumentales y por los saberes anatómicos y anatomopatológicos.

    El mayor prestigio de la Cirugía se debió a la formación científica de los cirujanos, algo que fue posible gracias a los nuevos centros docentesEn París, la Academia Real de Cirugía fue creada por Real Decreto de 1731. En el desarrollo de la Cirugía en España tuvo gran protagonismo la creación de los Reales Colegios de Cirugía: en Cádiz en 1748 y en Barcelona en 1764, ambos durante el reinado de Fernando VI y la dirección de Pedro Virgili.

    En 1779 se constituyeron los Colegios Médico-Quirúrgicos de Santiago de Compostela y Burgos. En Madrid, el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, origen de nuestro Hospital, fue obra de Antonio Gimbernat y Mariano Rivas

  • NACIMIENTO

    Inicialmente el rey Carlos III otorgó una cédula el 13 de abril de 1780 por la que ordenaba la creación del Colegio de Cirugía de Madrid. Tras algunos avatares para establecer su ubicación quedó instalado en los sótanos y un pabellón lateral del Hospital General de Madrid. Gimbernat y Rivas solicitaron al Rey una base similar a las vigentes en Cádiz y Barcelona. Las Ordenanzas definitivas se publicaron el 24 de febrero de 1787 y el 1 de octubre del mismo año se inauguró el curso con un discurso de Gimbernat sobre "El recto uso de las suturas y su abuso".

    Antonio Gimbernat y Arbós (1734 1816), primer director de San Carlos, fue discípulo de Virgili y continuador de su obra. Fue escolar del Colegio de Cirugía de Cádiz y después profesor de anatomía en el mismo centro y más tarde, desde 1764, en el Real Colegio de Cirugía de Barcelona. Durante un viaje científico tuvo relación en Paris con cirujanos y anatomistas como Petit y Desault

    real cedula 1780
  • Pedro Ginestá

    UNIFICACIÓN MEDICINA Y CIRUGÍA

    La primera mitad del siglo XIX no fue para la Cirugía un periodo de renovación importante, como lo fue para la Medicina Interna, sino una etapa de consolidación y desarrollo de los avances logrados en el siglo XVIII. El cirujano ilustrado había dejado de ser un empírico de bajo nivel social para convertirse en un técnico de prestigio, formado en centros de tanta altura o más que las Facultades de Medicina Universitarias.

    En España, la Cirugía había sido una de las disciplinas más beneficiadas por las reformas de la Ilustración, en gran parte por la aparición de los Reales Colegios de cirugía ya referidos. A finales del siglo XVIII, en 1799, se fusionaron los estudios y los títulos de médicos y cirujanos, que quedaron subordinados a una Junta General Común. No obstante, hubo una nueva separación, por intereses creados, que alcanzó hasta 1827, fecha en que se crearon los Colegios de Medicina y Cirugía, por la influencia de Pedro Castelló y Ginestá (1770-1850). Este cirujano castrense, fue catedrático de los Colegios de Cirugía de Santiago de Compostela, Barcelona y San Carlos de Madrid. Acertó a curar a Fernando VII de un ataque de gota, que los médicos de la Corte no habían logrado aliviar, pasando de disidente encarcelado por el Rey a ser su cirujano personal. Castelló propone al Monarca reglamentos y leyes que permitan a la Medicina adoptar un modelo unitario y completo. La reforma inicia sus pasos el 30 de junio de 1827 con la creación de la Real Junta Superior Gubernativa de Medicina y Cirugía, siendo Pedro Castelló vocal. Se alcanza de esta forma en España la fusión entre la Medicina y la Cirugía, que se llevará a cabo de forma definitiva al unificarse los Colegios y las Universidades en 1843. También se debe a Castelló la influencia necesaria para que se construyera el edificio de San Carlos en la calle de Atocha, sede de la Facultad de Medicina y del Hospital Clínico hasta su traslado a la Ciudad Universitaria.

    En 1845, reinando Isabel II, se incorporó el Colegio de San Carlos a la Universidad Central y pasaron de catedráticos supernumerarios a numerarios los doctores Castelló y Tagle (Historia de la Medicina); Corral y Oña (Partos); Sánchez Tuca (Medicina Operatoria) y Calleja (Patología Médica).

    Julián Calleja Sánchez (1836-1913), fue decano de San Carlos durante más de un cuarto de siglo, periodo en el que mejoraron las instalaciones y medios materiales para el desarrollo de las ciencias morfológicas. Es esta etapa destaca Santiago Ramón y Cajal como profesor de Histología e Histoquímica.

  • DE ATOCHA A MONCLOA

    No obstante, el Hospital Clínico situado en la calle de Atocha no tenía posibilidades de crecimiento y desarrollo. Ya en 1888, el decano de Medicina, José Letamendi propuso la construcción de un nuevo hospital para resolver este problema. La oportunidad llegó cuando fue ministro de Instrucción Pública Amalio Gimeno y Cabañas, profesor de Patología General de San Carlos. El ministro, en 1911, nombró una comisión que debía estudiar la construcción de una nueva Facultad de Medicina con su Hospital Clínico y su lugar de emplazamiento.

    El lugar elegido fue la Huerta de La Moncloa que formaba parte de la finca de La Florida, cedida por la Corona al Gobierno en 1866.

    La ubicación elegida generó críticas en la prensa, dado que se encontraba a las afueras de Madrid y sería difícil para los estudiantes trasladarse a aquella zona.

    En 1919, después de la crisis sanitaria provocada por la epidemia de gripe, arreciaron las presiones para mejorar los hospitales. El Gobierno de Alfonso XIII admitió la construcción del Hospital Clínico y nombró otra Comisión para que diseñara el nuevo proyecto. Hasta 1927, la Comisión gestionó la adquisición del terreno y a principios de ese año presentó un proyecto para la construcción de la Facultad de Medicina, que fue desechado porque el Gobierno estaba pensando en un plan mucho más ambicioso: la Ciudad Universitaria. En efecto, por Real Decreto de 17 de mayo de 1927 se creó la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria. Dicha norma establecía que los fondos necesarios se recaudarían con donativos, subvenciones del Estado y con la creación de un sorteo de lotería, el 17 de mayo cada año, cuyos beneficios serían depositados a disposición de la Junta en el Ministerio de Hacienda. En la sesión de abril de 1928, los miembros de la Junta nombraron arquitecto director de obras y proyectos de la Ciudad Universitaria a Modesto López de Otero, que escogió como colaboradores a Luis Lacasa y Manuel Sánchez Arcas que había obtenido el primer premio en concurso de Física y Química de la Fundación Rockefeller.

    El proyecto del Hospital Clínico fue obra de Manuel Sánchez Arcas. Era amigo de algunos miembros del GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles, fundado en Zaragoza en 1930, que apostó por el racionalismo, como uno de los lenguajes estilísticos del movimiento moderno). Con estas influencias, Sánchez Casas diseñó un hospital racionalista, sin que el resto de la Junta interfiriera en la obra. Eduardo Torroja Miret, ingeniero de caminos, fue propuesto por López de Otero para asesorar en las cuestiones de infraestructuras y colaboró con Sánchez Arcas en el proyecto del hospital y de la central térmica.

    Las obras de explanación de los terrenos para edificar el Hospital Clínico empezaron en 1932, dos años después de las obras de la Facultad de Medicina, diseñada por Miguel de los Santos. En 1933 comenzó la construcción del Hospital Clínico, en el Cerro del Pimiento. Sánchez Arcas diseñó un hospital con una capacidad de 1.500 camas y con nueve plantas en la mitad norte y siete en la mitad sur.

    Edificio HCSC