![Estación de comunicaciones de Buitrago. Foto Enrique Encabo Seguí estación comunicaciones antena](https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/styles/header_featured_image/public/58_vista_hacia_el_sur_actual.jpg?itok=h_yzeqsg&c=012b669a9b61012a7dea72b0bfb33c6f)
Estación de comunicaciones por satélite de Buitrago de Lozoya
Bien de Interés Cultural en la categoría de sitio científico
Construida en 1967, la estación de comunicaciones de Buitrago de Lozoya jugó un papel fundamental en la historia de la ciencia y la tecnología del pasado siglo XX, en las misiones Apolo de la NASA.
La necesidad de la agencia espacial estadounidense de mantener el contacto con las naves en órbita hizo necesaria la construcción de estaciones en diferentes lugares del mundo, capaces de dar respuesta tanto a los requerimientos de las comunicaciones como en las transmisiones de las señales televisivas que forman parte de la memoria colectiva.
El edificio fue fruto de una colaboración entre los arquitectos Julio Cano Lasso (1920-1996) y Juan Antonio Ridruejo Brieva (1935-202) y se mantuvo operativo como centro de satélites hasta el año 2003. La historia de este inmueble y su importancia en la investigación aeroespacial de la época han supuesto su declaración como Bien de Interés Cultural en la categoría de sitio científico.
Historia de la estación
Proyectado y construido en muy pocos meses entre 1966 y 1967, el programa original de la estación incluía un conjunto de residencias con el fin de dar servicio a un lugar de trabajo por entonces aislado y de difícil acceso. Incluía vestíbulo, sala de control, sala de planos, laboratorio, curas de urgencia, despachos, archivo, almacén, sala de conferencias, seminario, dormitorios y patio, entre otros espacios.
En la misión del Apolo 11, la primera misión que aterrizó en la luna en julio de 1969, la estación de Gran Canaria jugó un papel fundamental. En las sucesivas misiones, la central de Buitrago tomaría el relevo. Fue en el caso, por ejemplo, de la fallida misión del Apolo 13, que circundó la luna, pero no pudo aterrizar, y las misiones que seguirían hasta mediados de la década de los setenta o en la misión Apolo-Soyuz, que marcó el final de ese programa en 1975, con una histórica colaboración entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Con la finalización del programa espacial, Buitrago se transformó en un centro de comunicaciones esencial para la vida civil de España. Su función fue enlazar conexiones telefónicas y de televisión con los satélites estacionarios que cubrían los cinco continentes, sobre el Atlántico y el Índico. Su aportación en eventos de calado en nuestro país, como el Mundial de fútbol de 1982, por ejemplo, fue muy destacada.
El centro se mantuvo operativo como centro de satélites hasta el año 2003. Sus cuatro grandes antenas no fueron desmontadas, pero en la actualidad no miran a ningún satélite ni tienen uso alguno. Hoy en día, continúa siendo un lugar de encuentro de los trabajadores y directivos de la propietaria, la compañía Telefónica.
Bien de Interés Cultural
La estación es un edificio clave en la arquitectura española de la época y obra fundamental en la trayectoria de Cano Lasso, uno de los arquitectos españoles más distinguidos del siglo XX.
Con un lenguaje formal adaptado a su entorno, integra la sensibilidad paisajística y el espíritu científico que animó su construcción. Ejemplo de desarrollo y progreso tecnológico y de la innovación más puntera de su época.
Como ejemplo de construcción sostenible, apuesta por un material de la zona, el ladrillo de barro. De tal modo, la arquitectura se integra armoniosamente con el paisaje y con el entorno local, siendo este edificio precursor de otras centrales que se desarrollarían con posterioridad.