
Campamento militar La Peña en Navalagamella
Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica
Ubicado en el sureste del municipio de Navalagamella, el yacimiento presenta un tipo de construcción bélica de retaguardia. Es un destacado ejemplo de arquitectura de campaña habitable en los frentes de la Guerra Civil española entre los años 1936 y 1939.
Destaca la originalidad de su construcción, en línea discontinua y con islotes de resistencia en lugares estratégicos. El campamento contaba con una capilla, pabellones tripartitos, un edificio tipo hangar y una bóveda de media catenaria de 20 metros que cubriría edificios destinados a las caballerizas. Al finalizar la guerra, fue abandonado y hasta el siglo XXI no se han iniciado los trabajos arqueológicos, enmarcados en el Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil.
Debido a su gran interés arquitectónico, científico, artístico, paisajístico y educativo, este campamento ha sido fundamental para llevar a cabo tareas de documentación, protección y conservación de la arquitectura defensiva del siglo XX, motivo por el cual ha sido declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
Contexto histórico
El 18 de julio de 1936 se produjo el levantamiento militar contra el Gobierno de la República. Éste fue el inicio de un conflicto bélico que se prolongaría durante casi tres años en los que el país quedó dividido en dos bandos, el gubernamental y el sublevado.
Madrid, por su importancia estratégica, vivió durante toda la guerra varias ofensivas. Una de las más relevantes fue la Batalla de Madrid que se inició con las incursiones por el norte y el sur de las tropas del ejército sublevado, detenidas en la sierra y a las puertas de la ciudad respectivamente. Los intentos de tomar la capital fracasaron y la línea de frente quedó fijada en la región, sufriendo únicamente leves cambios en el transcurso del conflicto.
Con el fin de detener el avance de las tropas franquistas, la República creó las «columnas gubernamentales» para organizar la defensa de Madrid y proteger los pasos de montaña del sistema central, así como anular los focos de rebelión de Alcalá de Henares, Toledo y Guadalajara.
La Batalla de Brunete, en julio de 1937, afectó al término municipal de Navalagamella y a los municipios colindantes como Quijorna, Brunete, Torrelodones, Valdemorillo, Galapagar y El Escorial. A su finalización, la línea de frente había sido modificada levemente, quedando ésta en el río Perales y Navalagamella bajo la influencia del bando franquista.
El Campamento militar La Peña se levantó para organizar la defensa del frente, con fortificaciones a retaguardia que tenían como misión frenar cualquier ataque. Los encargados de la construcción de las edificaciones del campamento fueron los miembros de la 71 División que pertenecía al 7º cuerpo del ejército del General Varela.
El campamento militar
- Materiales de construcción: la mejor forma de construir en campaña era con hormigón armado, lo cual no era posible en todas las ocasiones por la falta de suministros. Por ello, se reservaba para las edificaciones más expuestas y se usaban para el resto de edificaciones materiales como cemento, ferralla, mampostería o ladrillo.
- Tipología de edificaciones: líneas de trinchera, parapetos, fortines, nidos de ametralladora, puestos de tirador, observatorios, caminos cubiertos, refugios para la tropa, polvorines, puestos de mando, almacenes...
- Antecedentes y modelos. Para la construcción militar de campaña, ambos bandos siguieron modelos usados previamente en la Guerra del Rif o Línea Margot de la Primera Guerra Mundial. Aun así, cada bando aplicó considerables diferencias.
- La construcción del Campamento militar La Peña se caracterizó por la prohibición por parte del bando franquista a partir de 1937 de la construcción en línea continua, tal y como se venía haciendo desde la Primera Guerra Mundial. Se empleó la discontinua, quedando establecido el nuevo sistema defensivo, que debía ser escaqueado y en profundidad. Se crearon «islotes de resistencia», pequeños núcleos de defensa situados en lugares estratégicos que cubrían todas las direcciones ante un posible ataque.
El conjunto está dispuesto con diferentes líneas de defensa formadas por trincheras. La mayor parte de los edificios principales se disponen en las zonas más bajas y próximas al camino, quedando las partes medias y altas de la ladera ocupadas por abrigos y refugios para la tropa. Cuenta con diferentes construcciones:
- Un observatorio construido en un hueco excavado y encofrado de hormigón que contaba con techumbre y tres troneras de observación.
- Plataforma que albergaría un arma antiaérea, un polvorín, y dos estructuras cuadrangulares de muro de piedra que servirían como vivienda de la tropa.
- Capilla, ejemplo único de capilla abierta en campamentos militares. Tiene una primera estancia o nave en forma rectangular y una segunda a modo de ábside de geometría semicircular.
- Pabellones tripartitos de gran valor patrimonial como ejemplo de arquitectura modular en campamentos militares. Destinados a viviendas de la tropa, están divididos en tres barracones adosados en sentido este-oeste salvando la inclinación del terreno mediante una cámara bufa que cuenta con una gloria. Construidos en hormigón ciclópeo y reforzados con escombros y armaduras metálicas.
- Edificios de estructura cuadrangular para el alojamiento de los suboficiales.
- Edificación tipo catenaria. Se trata de la única de este tipo que se conserva en el campamento, siendo típica de los frentes fortificados de la Guerra Civil Española. Es el único edificio que conserva la cubierta, que está realizada en hormigón armado y apoya sobre un muro de mampostería de piedra trabado con cemento.
- Estructuras que estarían cubiertas con una bóveda de media catenaria de 20 metros que cubriría edificios destinados a pesebres y bebedero.
- Abrigos donde se han documentado fogatas y hogares.
- Trinchera con pozos de tirador y polvorín.
Los restos materiales localizados en los diferentes trabajos arqueológicos realizados desde el 2018 contextualizan la vida cotidiana del campamento.
Por un lado, se han hallado restos de materiales de construcción como clavos, alambres, ferrallas, restos de pavimento o materiales pétreos pertenecientes a los propios edificios. Por otro lado, restos de vajilla como cucharas, latas de conserva, pinzas, fragmentos de botellas de vidrio, restos de pilas, fragmentos de calzado, tinteros o huesos de animales.
Además, destacan los restos de munición como munición de fusil tipo Mauser, «peines» o cargadores de cinco balas con proyectiles, vainas o granadas de tipo Laffite.












