

Ermita de San Blas en Canillas
Bien de Interés Patrimonial de la Comunidad de Madrid
La ermita de San Blas, antigua iglesia parroquial de San Juan Evangelista, constituye la única construcción que se conserva de la antigua villa de Canillas. Se trata de una construcción sencilla y sobria que manifiesta las características de la arquitectura barroca madrileña del siglo XVII, que contiene pinturas murales de interés histórico y artístico.
La ermita de San Blas reúne, por tanto, unos valores arquitectónicos y un nivel técnico significativos, tanto en su cabecera como en el cuerpo de naves y elementos añadidos, al tiempo que presenta valores artísticos, culturales e históricos para ser declarada como Bien de Interés Patrimonial.
La ermita de San Blas
La actual iglesia presenta estructuras simples, donde se destacan los distintos volúmenes interiores. La cabecera está construida con aparejo mixto. Los muros se asientan sobre un basamento de mampostería y rematan en una doble cornisa. Se cubre con tejado de teja árabe a cuatro aguas. Las dos capillas situadas a ambos lados (actualmente de San Blas y despacho parroquial) presentan el mismo sistema constructivo y la misma molduración en sus cornisas, cubiertas a tres aguas.
A los pies del templo se localiza la fachada principal, muy afectada por numerosas reparaciones recientes que enmascaran su factura original. El interior presenta un espacio caracterizado por la austeridad.
La capilla situada en el lado sur, dedicada en origen a Nuestra Señora de la Antigua, se decora con pintura mural ejecutada al temple, probablemente fechada en el siglo XVIII. En el muro sur, se abre un vano-hornacina semicircular, en torno al cual se desarrolla toda la decoración. Los trabajos arqueológicos descubrieron que este vano en origen fue un camarín dedicado a la Virgen, al que se accedía por una pequeña puerta situada a su derecha.
El muro está compartimentado mediante molduras fingidas imitando mármoles, creando una estructura en torno al hueco central. En la parte superior se representan las figuras de san Joaquín, santa Ana y en el centro la figura de Dios Padre con dos ángeles.
Los estudios arqueológicos detectaron la existencia de una primitiva iglesia medieval, probablemente de los siglos XIV o XV, localizando restos de cimientos bajo los arcos de acceso a las capillas de la cabecera.
Tiempo después, se levantaría una nueva nave, construida en ladrillo macizo sobre un basamento de mampostería, si bien es posible que se aprovechasen los cimientos o parte de los muros de la primitiva. El edificio existente sería levantado entre las últimas décadas del siglo XVII y durante el siglo XVIII, mostrando una arquitectura sencilla y sobria, todavía dentro de la línea característica de la arquitectura barroca madrileña del siglo XVII.