UN TRABAJO DE INVESTIGACIÓN REALIZADO EN EL TALLER DE RESTAURACIÓN DE LA SUBDIRECCIÓN GENERAL DE ARCHIVOS Y GESTIÓN DOCUMENTAL.
La Comunidad de Madrid presenta una nueva publicación de la colección Descubre bajo el título ‘Vaya tela. El tejido de algodón como soporte para planos’, un trabajo de investigación realizado a partir de la restauración de un plano dibujado sobre un tejido de algodón, que se ha llevado a cabo desde el Servicio de Restauración y Reproducción de Documentos de la Subdirección General de Archivos y Gestión Documental.
1 marzo 2024
Uno de los mayores atractivos de esta nueva publicación online del Portal de Archivos de la Comunidad de Madrid es que puede ser consultada desde cualquier dispositivo móvil y cuenta con diferentes elementos interactivos entre los que destaca una reproducción del mapa sobre la que se han señalado algunas de sus curiosidades más destacadas, así como los deterioros que ha sufrido por efecto de microorganismos, humedades, oxidación, etc.
El trabajo desarrollado aborda el soporte de las telas tratadas desde distintos aspectos, tratando de aportar una idea global de la importancia y éxito comercial que alcanzó este material a través de un recorrido por la historia de su producción e investigación en la optimización de sus características, la evolución de su uso y su extrapolación a otros ámbitos artísticos, así como las técnicas más apropiadas que empleaban los delineantes.
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El documento, perteneciente al Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, está fechado en 1917 y en él se representa una parcela de terreno sobrante de vía pública que el Ayuntamiento de Guadarrama vendió a favor de Recaredo Collar y Álvarez, tal vez con la idea de construir un hotel o una casa de veraneo. Precisamente, en esta época este municipio madrileño experimenta una serie de cambios que favorecerán su crecimiento demográfico. Una de las causas principales será la construcción del Balneario de la Alameda (1901), dentro de un complejo hotelero. Este hecho supondrá la llegada de un tipo de turismo atraído por las propiedades curativas y medicinales de la hidroterapia que, posteriormente, se transformaría en un turismo de veraneo de la clase pudiente madrileña, dando lugar a la construcción de colonias de viviendas.
Documentos desde 1503 a 1918
El Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM), dedicado a la salvaguarda de protocolos notariales de más de cien años de antigüedad procedentes de escribanos y notarios de los distritos notariales madrileños, conserva más de 46.000 protocolos datados desde 1503 hasta 1918, donde se encuentran un sinfín de escrituras que tienen que ver con transacciones económicas y de carácter patrimonial de distinta índole: compra-venta de parcelas, rehabilitación de edificios, permisos de construcción de viviendas, planes urbanísticos, etc.; todos ellos generalmente acompañados de un plano del proyecto firmado por el arquitecto que, posteriormente, solía sufrir modificaciones.
A la ingente cantidad de documentación planimétrica generada a lo largo de la historia, se suma la multiplicidad de soportes sobre los que se llegaron a plasmar, especialmente desde el siglo XIX gracias a los avances tecnológicos aportados por la Revolución Industrial. La aparición de nuevos soportes gráficos iba de la mano del desarrollo de nuevas técnicas de foto-reproducción, todo ello en favor de cubrir las necesidades de una amplia clientela que demandaba abaratar y acelerar la copia de diseños gráficos, ya fueran arquitectónicos, urbanísticos o industriales.
Trabajos de restauración en el plano objeto de esta investigación realizados en los talleres de la Subdirección General de Archivos y Gestión Documental de la Comunidad de Madrid.
El papel tela
Entre estos nuevos soportes, a mediados del siglo XIX comienza a venderse un tejido comúnmente denominado papel tela, con dos características principales que lo harán especialmente indicado para la copia de planos: la semitransparencia y su resistencia física a la manipulación.
Cabe destacar, que este tipo de documentos gráficos a veces se convierten en el único testigo de proyectos nunca llevados a cabo o de construcciones desaparecidas por renovaciones urbanísticas, guerras o catástrofes naturales. Además, sirven de inspiración para futuras generaciones, gracias a ellos hoy podemos estudiar cómo se generó y evolucionó nuestro entorno urbano y cuál fue el planeamiento que lo regló, ya que su conocimiento es indispensable para su intervención con respeto. Por esta razón, constituyen una parte esencial del patrimonio documental colectivo, un patrimonio que es necesario conocer para poder dar con las claves que permitan su conservación en las mejores condiciones.