El Beneficio
El Beneficio es un interesante enclave arqueológico de época romana.
El Beneficio
Vinculado a un camino y cuya funcionalidad probablemente esté condicionada a su proximidad a dicha vía de comunicación. Tras las primeras excavaciones realizadas por párrocos de Collado Mediano a principios del siglo XX, la investigación redescubrió este emplazamiento en 1997. A raíz de las excavaciones realizadas a principios del siglo XXI algunos investigadores han propuesto que se trate de la posada Miaccum mencionada en el Itinerario de Antonino.
El yacimiento arqueológico de “El Beneficio” se localiza en una zona de dehesa con robles y pastos, siendo una zona de tradición ganadera.
Se trata de un yacimiento arqueológico conformado por los restos de varios edificios y un tramo viario de época romana. Las excavaciones arqueológicas han permitido identificar cuatro fases constructivas desigualmente conservadas que se superponen.
La fase constructiva más antigua, denominada Fase I, está formada por los restos exiguos de varios muros de mampostería, que no superan las dos hiladas de altura, y que parecen ser los muros perimetrales de dos pequeñas estancias. Esta fase se conserva de manera muy parcial debido a la destrucción causada por la construcción de las fases posteriores.
Los restos pertenecientes a la Fase II también están muy alterados por las reformas posteriores, aunque no tanto como la fase anterior. Se trata de muros que definen varias estancias de planta cuadrada y rectangular de tamaño medio.
A la Fase III están asociados los restos arqueológicos más numerosos y mejor conservados y, a tenor de los materiales recuperados, puede fecharse en torno a los siglos III-IV d.C. A este momento constructivo pertenecen abundantes restos de muros de mampostería trabada con cal, que delimitan 7 estancias, de planta rectangular y cuadrada, que forman parte de un edificio de tamaño medio, del que aún se desconoce el trazado completo y que poseyó una cubierta de teja.
Integrado en este edificio encontramos un hipocausto que, alimentado por un pequeño horno exterior (praefurnium), hoy desaparecido, calentaba dos estancias del complejo. El aire caliente generado por la incineración del combustible en el horno discurría por debajo del suelo de ambas estancias calentándolas y siendo evacuado por un tiro o chimenea, no documentada, que facilitaría su circulación. El suelo de ambas estancias estaba sustentado por pilas de ladrillos cuadrangulares.
Junto a estas dos estancias se encuentra otra de planta cuadrangular que poseyó un pavimento impermeable de opus signinum y, en su esquina sureste, una pileta de obra con ese mismo tratamiento impermeabilizante, y al interior, en la base se aprecia el característico “cuarto de bocel” para facilitar la limpieza de la misma.
A esta fase pertenece también la mayor parte del material cerámico, monedas y otros objetos recuperados. Los fragmentos cerámicos romanos son los más abundantes y en su mayoría son pequeños y se encuentran bastante erosionados.
Tipológicamente abunda la cerámica común romana y en menor medida la terra sigillata hispánica tardía habiendo sido identificadas formas de tipo ánforas, ollas, cuencos, platos y botellas.
Sobre los escombros del colapso de una de las estancias de esta fase se encuentran los restos de la fase constructiva más reciente, la Fase IV. Corresponde a esta fase un horno de mediano tamaño y planta circular realizado con materiales constructivos del edificio preexistente, cuya construcción se ha fechado en el siglo V d.C. gracias a la aparición en su interior de una moneda de bronce de época del emperador Arcadio (377‐408).
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Actuación arqueológica
El descubrimiento de El Beneficio se produjo como consecuencia de la explotación minera de una veta de basalto existente en el entorno del yacimiento arqueológico. Las primeras noticias del hallazgo son el testimonio del párroco de Collado Mediano, D. Ricardo Fernández García, quien en 1917, se interesó por las remociones del terreno realizadas por varios vecinos junto al arroyo de Los Linos. Los restos encontrados despertaron la curiosidad del párroco quien comunicó el hallazgo a la Real Academia de la Historia mediante una carta fechada en 1927. De ese momento hasta las siguientes remociones de tierra, pasaron unos veinte o treinta años, cuando D. Rufino Ortega, también sacerdote de San Ildefonso, realizó excavaciones en este lugar.
El redescubrimiento del emplazamiento de este yacimiento se realizó en 1997 cuando el arqueólogo Jesús Jiménez Guijarro localizó un amontonamiento de tierra, tejas, piedras y ladrillos en el paraje de El Beneficio. En el 2003 este arqueólogo inició nuevos trabajos en el emplazamiento y tras los primeros resultados se planteó la hipótesis de que los restos corresponderían a Miaccum, posada que aparece nombrada en el famoso Itinerario de Antonino. Esta teoría se sustenta en la presencia del conjunto termal en el edificio, pero fundamentalmente por su ubicación cercana al puerto de la Fuenfría y la proximidad de un camino antiguo junto al edificio romano. Sin embargo, en la actualidad, cada vez más investigadores sitúan en la posada Miaccum en El Escorial, en la finca de Monesterio.
Los trabajos de excavación necesarios para la realización de la cimentación de la nueva cubierta que protegería el yacimiento, en el año 2014, evidenció que los restos se extendían más allá de la zona excavada en la primera década del siglo XXI, por lo que fue necesario realizar una nueva campaña de excavación.