Arquitectos de Madrid: Narciso Pascual y Colomer
A lo largo del siglo XIX la sociedad madrileña vive una transformación progresiva, inducida por una incipiente apertura a las corrientes europeas y por la fuerza expansiva de la burguesía que crecía en Madrid. La huella dejada por Juan de Villanueva se prolonga en la arquitectura hasta bien entrado el siglo, aunque el eclecticismo que se introducía por influencia de la corriente romántica le disputaba el protagonismo. En este contexto, Colomer protagonizará la transformación urbanística de Madrid, que se produce en paralelo a la transformación social.
Breve reseña biográfica
Narciso Pascual y Colomer (Valencia, 1808 – Madrid, 1870)
Arquitecto y paisajista, nace en 1808 en Valencia y estudia en la Academia de San Carlos. En 1836, tres años después de titularse, logra una beca para viajar a Londres y a París, ciudad dominada en ese momento por una corriente de clasicismo italiano que acabará calando en su estilo.
Con su fallecimiento en 1870 desaparece uno de los exponentes de la refinada arquitectura isabelina en el Madrid romántico.
Obra
Su despegue se produce en la década de 1840, sobre todo tras ganar el concurso para construir el Congreso de los Diputados con un proyecto que remitía a los palacios del ‘quattrocento’ acompañado de un pórtico griego. El éxito del edificio convierte a Colomer en el arquitecto de moda.
En esos años ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y recibe el título de Arquitecto Mayor de Palacio, con lo que se ocupará de proyectos como el de la Plaza de Oriente (muy modificado en la actualidad) y el Campo del Moro. Los jardines serán una constante en sus residencias particulares; de hecho, fue el cofundador de la Escuela de Jardineros de Palacio.
Conocerá al marqués de Salamanca, que encarnaba las aspiraciones de éxito de la burguesía madrileña y que será figura fundamental en el desarrollo de su carrera ya que le encarga su palacio del Paseo de Recoletos, hoy sede del BBVA. Terminado en 1855, el edificio se alejaba del modelo tradicional de casón madrileño en favor del estilo de villa renacentista; un tipo de inspiración (de nuevo) italianizante que sería muy imitado. Al valor constructivo del palacio se le suma otro simbólico: José de Salamanca inicia en Recoletos un eje paralelo de poder (burgués) alejado del eje tradicional del Palacio Real. El resto de la burguesía comercial a la que él representaba también acabaría levantando sus palacetes en esta zona.
La misma línea constructiva seguiría el palacio que Colomer construye al Marqués de Salamanca en su finca de Vista Alegre, en Carabanchel, donde a la aristocracia isabelina le gustaba construir sus casas de campo. Recibe el encargo de proyectar el palacio de Fontagud, por el empresario José Fontagud Gargollo y su esposa, Matilde de Aguilera y Gamboa (nieta del marqués de Cerralbo). Se trata de una enorme residencia ajardinada situada en la calle Barquillo.
Peso simbólico puede encontrarse en la transformación del Noviciado jesuita de la calle San Bernardo en la sede de la Universidad Central. Para ella diseña una fachada de marcado estilo clásico y convierte la iglesia en Paraninfo.
Su labor abarcará también la restauración de monumentos: intervendrá en la iglesia de los Jerónimos, la del convento de la Encarnación y en las Comendadoras. Además, formó parte de la comisión que publicaba ‘Monumentos Arquitectónicos de España’, promovida por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.