Arquitectos de Madrid: Francisco Jareño
Con la creación en 1844 de la Escuela de Arquitectura, se produce su separación definitiva de las Bellas Artes y la disciplina comienza a evolucionar de forma independiente. Hacia mediados de siglo comenzarán a surgir las primeras promociones de licenciados, entre ellos Francisco Jareño.
Breve reseña biográfica
Francisco Jareño (Albacete, 1818 – Madrid, 1892)
Nacido en Albacete en 1818, se forma como arquitecto en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en la Escuela de Arquitectura, donde obtiene su título en 1852 tras varios años pensionado en Italia. Al año siguiente, gracias a una nueva beca, viaja por Inglaterra y Alemania, país en el que le influirá especialmente la obra de Schinkel, uno de los protagonistas del movimiento romántico alemán. De vuelta en Madrid, se arranca una reconocida trayectoria profesional y académica con éxitos nacionales e internacionales.
Será catedrático de Historia de la Arquitectura y más tarde director de la Escuela, miembro de la comisión que publica "Monumentos de Arquitectos de España", académico de Bellas Artes y premio en la Exposición Universal de París de 1855.
El 8 de octubre de 1892 Jareño muere en su domicilio de la calle de Atocha, 94.
Obra
Como arquitecto del Ministerio de Fomento y del de Hacienda, intervino en la construcción, reforma y conservación de numerosos edificios, entre ellos los Estudios de San Isidro o el Museo del Prado.
También proyecta y dirige la desaparecida Casa de la Moneda en Colón, construcción de ladrillo y corte industrial, y el Tribunal de Cuentas de la calle de Fuencarral, un edificio neoclásico que serviría de ensayo para su gran proyecto: el Palacio de Bibliotecas y Museos. Se trata de un enorme complejo, actual Biblioteca Nacional de España y Museo Arqueológico Nacional, se construye bajo el patronazgo de la reina Isabel II para impulsar la imagen de la corona como promotora de la modernidad y del conocimiento.
Las obras comienzan en 1866 pero se interrumpen con la revolución y no terminan hasta 1892, año de la muerte del arquitecto. Para entonces su sucesor, Antonio Ruiz de Salces, ya estaba al mando del proyecto, muy modificado respecto al original. En cualquier caso, el resultado es un notable ejemplo de arquitectura clasicista de Madrid, siguiendo modelos alemanes: esquema de palacio de inspiración griega, gran escalinata central, frontón con iconografía alegórica, etc.
Aunque seguramente este sea su edificio más representativo, deja otras obras importantes en Madrid, como la antigua Facultad de Veterinaria, hoy IES Cervantes, junto al Casino de la Reina, la ampliación de la Universidad Central en la calle de los Reyes, iniciada por Pascual y Colomer, o uno de los proyectos sanitarios más innovadores de la capital: el nuevo Hospital Niño Jesús, encargado por la duquesa de Santoña. Un edificio de estilo neomudéjar reconocido con medallas de oro en las exposiciones de Barcelona, París, Londres o Viena.