Restauración de la Ermita de Santiago en Gargantilla del Lozoya

La Ermita de Santiago, ubicada en el término municipal de Gargantilla del Lozoya junto al cementerio municipal, forma parte del yacimiento arqueológico documentado Rinconada de las Cerradillas, declarado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico.

Las primeras referencias documentales de la ermita las encontramos en el libro de Montería de Alfonso XI, del siglo XIV, aunque su origen podría ser anterior y remontarse a una primera fase de construcción datada en el siglo XIII, a semejanza de otras iglesias de la zona enmarcadas en los procesos repobladores medievales.

En cualquier caso, será en 1470, cuando el lugar en el que se ubica la ermita será testigo de un importante acontecimiento histórico: el acuerdo matrimonial por poderes entre Juana Trastámara y Carlos Valois, duque de Guyena, Berry y Normandía. Santiago de Valdelozoya aparece citado en tres importantes documentos históricos: el contrato, el acta notarial y la jura a la hija del rey como princesa heredera, estando los tres signados por el rey, la reina, los testigos, escribanos y secretarios.

En las crónicas de Enrique IV de Castilla, padre de Juana, se describe la ceremonia, su entorno y los personajes que formaron parte de ella. Este acontecimiento supuso de facto la anulación del acuerdo de los Toros de Guisando, al quedar restituidos por parte del rey Enrique IV los derechos sucesorios de Juana en detrimento de su hermana Isabel.

La consecuencia más importante fue la reanudación de las hostilidades entre los partidarios de Juana y los partidarios de Isabel, desembocando en 1474 en la Guerra de Sucesión castellana. Sin embargo, las capitulaciones de boda de la princesa Juana con Carlos de Valois, tuvieron una importancia histórica mucho menor, ya que el fallecimiento en 1472 del duque de Guyena, antes de la materialización de su unión, dejó sin efecto este contrato matrimonial.

La ermita es una construcción modesta de carácter rural, dentro de la tipología de iglesias y ermitas de la sierra norte madrileña, que incorporan formas extraídas de las tradiciones románicas y góticas, ejecutadas con técnicas de albañilería mudéjar. Se trata de un edificio de planta rectangular de una sola nave con cabera cuadrada y testero recto. Aunque la techumbre se ha perdido, las trazas hacen suponer que fuera a dos aguas y la fábrica de mampostería con hiladas de ladrillo a tizón. Presenta huecos del tipo saetera en hastial y testero, formados por ladrillo al igual que en los muros laterales. La conexión entre el ábside y la nave se realiza a través de un arco con dovelas de piedra labrada sobre jambas de ladrillo.

La espadaña-campanario es un elemento característico de esta construcción, pudiendo datarse en el s. XV. La portada, de ladrillo gótico mudéjar, ha perdido las arquivoltas y varios de los elementos que la conformaban. Existen restos de enlucidos, pinturas murales e inscripciones en los muros, de las diferentes épocas en las que se construye o remodela, posiblemente ya del s. XVI, según los datos consultados.

El espacio interior de la ermita, utilizado como cementerio, probablemente desde su origen, no cuenta con planificación ni organización, presentando una importante alteración de los niveles originales del suelo. La presencia de las diversas lápidas y fosas impide el uso del espacio.

La pérdida de la techumbre de la ermita supone su exposición a la intemperie a lo largo de los años, provocando el deterioro de muchos de los elementos que la hacen singular, como las pinturas murales e inscripciones encontradas en sus muros, además de las fisuras, grietas y suciedad que se acentúan con el paso del tiempo. Por este motivo, se hacía necesario realizar una intervención que detuviera estos daños y pusiera en valor los elementos de valor histórico artístico con los que cuenta.

En 2018 se realizó por iniciativa de la Dirección General de Patrimonio Cultural la restauración parcial de la portada, arco triunfal y acceso. La intervención del año 2021 ha abarcado los muros de la nave y ábside del edificio religioso, buscando la reintegración interior, aplicando revocos de cal en las partes desprendidas y consolidando los existentes, así como retirando cemento y aplicando nuevas juntas de mortero entre mampuestos y ladrillos en el exterior.

Las actuaciones realizadas, fundamentalmente, han sido las siguientes:

• Asegurar la estabilidad de los muros, mediante el cosido de grietas y sellado de fisuras encontradas de los muros de la nave central y ábside. Se procedió a la limpieza de microorganismos líquenes y la eliminación de morteros no adecuados. Limpieza y marcado de mechinales en las caras exteriores del ábside y en el hastial.
• Consolidación de los revocos y repaso de las juntas, con revocos y morteros de cal en las zonas dañadas y deterioradas. Apertura de huecos en ábside con formulación geométrica con revoco de hornacinas.
• Coronación de los muros con ladrillo de tejar para la protección de los muros, respetando los niveles originales de sus alturas, para un mejor entendimiento de la volumetría.
• Restauración y puesta en valor de las pinturas murales e inscripciones, así como la consolidación de las mismas.