Proteger y promover la autonomía de las personas mayores en Atención Primaria
Las enfermeras de los centros de salud se encargan de valorar la capacidad funcional de las personas a partir de los 70 años, para conocer su nivel de autonomía para llevar a cabo las tareas habituales de la vida diaria, tales como comer, desplazarse, vestirse o cuidar el aseo personal. Estas profesionales sanitarias, además, llevan a cabo pruebas de cribado para detectar estados de fragilidad o pre-discapacidad que no se ven a simple vista y que, sin embargo, pueden estar presentes en personas con una adecuada capacidad funcional para el desarrollo de sus actividades diarias.
También se valora de forma sistemática el riesgo de sufrir caídas con el objeto, fundamentalmente, de evitar que éstas se produzcan. Para ello se utilizan pruebas de ejecución que miden la velocidad de la marcha, el equilibrio y la capacidad que tiene la persona mayor para levantarse de una silla. En función de los resultados de estos cribados, las profesionales de Enfermería establecen un plan de cuidados personalizado para potenciar la autonomía del mayor, revertir situaciones de fragilidad y frenar el avance de un posible deterioro funcional.