La hipertensión pulmonar engloba un conjunto de distintas enfermedades, con un elemento común, que es la elevación desmesurada de la presión de las arterias que llevan la sangre del corazón a los pulmones. La consecuencia común de todas estas enfermedades es que el corazón tiene que soportar una sobrecarga de trabajo tal que termina claudicando.
Los síntomas de la enfermedad están en relación con la dificultad del corazón para garantizar un flujo suficiente de sangre a los distintos órganos. El síntoma más frecuente es la falta de aire o fatiga con el esfuerzo (al principio grandes esfuerzos, pero progresivamente a menos umbral). También puede aparecer durante el esfuerzo angina de pecho o mareo/pérdida de conocimiento.