Restauración del Palacio del infante Don Luis
Conjunto palaciego en Boadilla del Monte
Historia del conjunto palaciego
A principios del siglo XVII Boadilla era propiedad de la Corona. Su enajenación se debió a las dificultades económicas que atravesaba la Hacienda pública, coincidiendo con la subida al trono del rey Felipe IV. Una de las medidas establecidas para solventar esta situación fue la venta de lugares y vasallos. Entre ellos Boadilla del Monte, que entonces tenía la categoría de villazgo y se enajenaba con sus derechos señoriales: jurisdicción alta y baja, mero y mixto imperio, señorío, vasallaje, bienes mostrencos, penas de Cámara y Justicia.
En 1626 el señorío se adjudica a D. Jaime Manuel Manrique de Cárdenas, VII Duque de Nájera y V de Maqueda, IX Conde de Treviño y X de Valencia de Don Juan, VI Marqués de Elche, I Marqués de Belmonte y desde este momento primer Señor de Boadilla del Monte. La compra se cerró al precio de dos millones y 493.048 maravedís. Podemos situar a partir de este momento la construcción de una casa señorial en la finca. Hacia 1729, momento de la muerte de D. Luis de Mirabal, sucesor legítimo del señorío, la casa se encontraba en un estado lamentable y ante las dificultades para encontrar dinero para las reparaciones, su descendiente se vio obligado a venderlo. Así, en 1761 el señorío es adquirido por el infante Luis Antonio de Borbón, hermano de Carlos III. La venta se produjo el 20 de febrero de 1761 por la cantidad de 1.225.027 reales.
Cuando D. Luis adquiere el mayorazgo, existía ya una construcción a la que se conocía como de las dos torres. No existe documentación suficiente para conocer cómo era, ni si realmente se encuentra situada bajo el actual palacio, pero las evidencias arqueológicas apuntan a que al menos algunas dependencias se extenderían al sur del edificio de Ventura Rodríguez, identificándose con los restos de la estancia documentada durante el seguimiento arqueológico.
Descripción de la actuación
El proyecto que daba pie a la intervención correspondía a los trabajos de conexión de unos nuevos aseos del palacio a la red de saneamiento municipal cuyo proyecto fue redactado por el arquitecto D. José Ramón Duralde. Consistía en la apertura de una zanja paralela a la fachada interior y su salida a través del muro perimetral para su enganche con el colector situado al nordeste del conjunto. Para su ejecución era necesario localizar y salvar una serie de galerías históricas que, según la información aportada por intervenciones anteriores como la realizada por la empresa AUDEMA en 2009, discurrían de forma perpendicular al trazado, por lo que se requería una supervisión minuciosa de los trabajos. Para ello, se planteó la realización de catas previas que permitieran determinar la entidad de los elementos y actuar de la forma más adecuada para evitar su afección y se realizó un seguimiento de los movimientos de tierras al abrir la zanja de la nueva conducción proyectada.
La intervención arqueológica ha permitido localizar una serie de estructuras pertenecientes a las instalaciones de los jardines y huertas, además otros restos que permiten comprender cómo era el área antes de la transformación del lugar por parte del Infante. Son sobre todo los acabados de los muros situados en la sección correspondiente al paseo de la plataforma superior los que permiten situar cronológicamente las estructuras en pleno siglo XVII, un siglo antes de la compra de los terrenos por el Infante y de la transformación de la antigua casa de las Dos Torres en el palacio diseñado por Ventura Rodríguez.
Las tremendas modificaciones que se emprendieron determinaron un programa de rellenado de los terrenos, que permitieran la formación de terrazas. Se emplearon para ello los propios restos de la obra y se completaron con el aporte de tierras limpias para nivelar. El acceso original a la finca quedaba por debajo del nuevo nivel de jardines, lo que hizo necesaria la construcción de una nueva cerca y nuevos portones de acceso. El antiguo muro de cierre quedó incorporado como cimentación de la nueva cerca.