
Arquitectos de Madrid: Santiago Bonavía
La llegada de los Borbones supuso la ruptura con el legado Austria, imperante durante siglo y medio, y una revolución en los modos y modelos de la corte. Comienza un intenso programa de construcciones y reformas para adaptar las residencias reales al nuevo gusto. Tras los incendios del Alcázar de Madrid (1734) y de Aranjuez (1748), ese cambio de tendencia será aún más evidente. Aunque en los primeros años hubo cierta continuidad con autores españoles, para sus residencias privadas preferían arquitectos franceses e italianos. Entre ellos Santiago Bonavía que, junto a los Juvarra, Sachetti, Rusca o Vanvitelli, dará forma al legado arquitectónico y artístico español del XVIII, ya que también será pintor de corte, escenógrafo o decorador.
Breve reseña biográfica
Santiago Bonavía (Piacenza, 1705 – Madrid, 1759)
Nace el 25 de julio de 1705 en Piacenza, territorio del ducado de los Farnesio, la familia a la que pertenecía la reina Isabel (de Farnesio). Tras formarse en su ciudad natal con Bartolomé Rusca, llega a la corte española en 1728 como ayudante del pintor Giovanni Battista Gallucci, donde se integra perfectamente tanto en lo social como en lo profesional.
En España nacerán sus hijos: nueve con Francisca Herrera, su primera esposa, y dos con Narcisa Mejía.
Obra
En sus primeros años trabaja en las fábricas de La Granja, en el Teatro de los Caños del Peral, actual Teatro Real, y en la reforma del palacio del Buen Retiro, donde se alojará la corte tras el incendio del Alcázar mientras se construye el Palacio Nuevo. Bonavía proyectará las habitaciones de los infantes Felipe y Luis Antonio y los cuartos de los reyes.
Sin embargo, su principal legado permanece en el Real Sitio de Aranjuez, donde alcanzaría el puesto de Arquitecto Mayor. Además de participar en el trazado urbanístico de la localidad, suyas serán la fachada oeste del palacio, la escalera noble del zaguán de acceso y la Capilla de San Antonio, templo de planta circular junto a la plaza de acceso a palacio, rodeado por una balconada con balaustrada en dos niveles y rematado por un templete cilíndrico.
Además, participa en la construcción del Cuarto de Caballeros, anexo a la Casa de Oficios del s. XVI, con el que forma un conjunto unido a través de un soportal porticado.
Se ocupará de construir o diseñar instalaciones y dependencias auxiliares al palacio, como la casa de Fogones, la puerta de la Isleta, la Cascada de las Castañuelas y el Cenador chinesco, tan del gusto del XVIII, del que se conserva la escalera.
A sus trabajos en palacio hay que añadir la remodelación del templo de las Angustias, conocida también como Iglesia de Alpajés, templo de corte neoclásico pero con elementos barrocos y que, tras la Guerra Civil, tuvo que ser reformada.
Aunque estará vinculado a Aranjuez hasta su muerte en 1759, en la capital proyecta una de las obras más significativas: la nueva iglesia de los santos Justo y Pastor para el cardenal infante Luis Antonio de Borbón, hijo de Felipe V, y que en la actualidad es la basílica de San Miguel.