El virus de la hepatitis C se transmite principalmente a través de la sangre y productos derivados, por inyección con material contaminado por sangre infectada o por contacto de sangre de una persona infectada con la piel o las mucosas con heridas o lesiones.
Generalmente se transmite por:
- El consumo de drogas inyectables, mediante el uso compartido de agujas y otros materiales de inyección.
- Transfusiones de sangre, uso de hemoderivados y trasplantes de órganos de donantes infectados, realizados previamente a la detección sistemática del virus.
- La reutilización o la esterilización inadecuada de equipo médico, especialmente jeringuillas y agujas, en entornos sanitarios.
- Accidentes biológicos, especialmente por pinchazos con agujas utilizadas en pacientes infectados.
- Tatuajes y piercings.
- El VHC se puede transmitir también por vía sexual, y puede pasar de una madre infectada, a su niño; sin embargo, esas formas de transmisión son menos comunes.
Los casos adquiridos antes de 1990, en su gran mayoría, eran por transfusiones o uso de jeringuillas para el consumo de drogas contaminadas por el virus de la hepatitis C. Actualmente, contagiarse por una transfusión es extremadamente raro (1 caso de cada 1.000.000 transfusiones), dado que los nuevos conocimientos y técnicas permiten un control muy riguroso de la sangre.
Hoy día la transmisión por sangre suele ser, casi en exclusiva, por el intercambio de jeringuillas entre personas adictas a drogas y, de forma excepcional, tras un pinchazo accidental con agujas contaminadas por el virus de la hepatitis C, principalmente en profesionales sanitarios, y en la realización de tatuajes o en la práctica de acupuntura sin las condiciones de higiene necesarias.
Otras causas de infección son las relaciones sexuales sin preservativo en parejas en las que uno de ellos es portador del virus de la hepatitis C. La transmisión es menos frecuente en parejas heterosexuales, habiéndose descrito brotes recientes de hepatitis C entre hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. La prevención en estos casos consiste en la utilización de preservativo. Es recomendable que la pareja sexual se realice un análisis de anticuerpos del virus de la hepatitis C y si estos son negativos no es necesario hacer ningún otro análisis de forma periódica.
En el momento del parto la transmisión de la madre infectada por virus de la hepatitis C al hijo se puede producir cuando la sangre de la madre entra en contacto con las mucosas del recién nacido. Este riesgo se estima entre el 4 y el 8% (llegando al 17-25% en casos de infección a la vez con el VIH), por lo que el embarazo no está contraindicado y tampoco influye negativamente en la evolución de la hepatitis C de la madre. Estas circunstancias, son tenidas en cuenta por los profesionales sanitarios para minimizar al máximo el riesgo de transmisión madre-hijo durante el parto.
Otro grupo de población más expuesto al riesgo de infección con el VHC son los pacientes con infección por el VIH, ya que el VHC y el VIH comparten vías de transmisión.
Aproximadamente un 10% de las infecciones carecen de justificación aparente.