Un contexto convulso
En plena efervescencia de la Restauración borbónica y a las puertas del Desastre del 98, un pequeño periódico local surgía en los entonces municipios independientes de Carabanchel Alto y Bajo: La Crónica de los Carabancheles.
En este contexto, Madrid comenzaba a expandirse más allá de sus límites históricos, los Carabancheles se perfilaban como zonas residenciales emergentes, con una creciente clase media que buscaba alejarse del bullicio del centro.
Un periódico con vocación comunitaria
Fue en este entorno donde nació La Crónica de los Carabancheles, con el objetivo de dar voz a los intereses locales. Publicado entre julio de 1897 y julio de 1898, este medio se convirtió en una ventana a la vida cotidiana, cultural y política de los barrios del suroeste madrileño.
Se imprimía en la calle de la Cabeza, en el centro de Madrid, y salía tres veces al mes –los días 5, 15 y 25-. El periódico se presentaba como “defensor de los intereses morales y materiales de los pueblos de Carabanchel y del partido de Getafe”. Su director, el médico y periodista José Garcés y Tormos, lideró una publicación que combinaba crónica local, retrospectiva histórica, espectáculos, pasatiempos y anuncios comerciales.
Entre sus colaboradores destacaron nombres como Gregorio Martínez Sierra, y su esposa María Lejárraga, autora real de muchas de sus obras, cuya participación en el periódico se ha reivindicado en años recientes. También colaboró José Ruiz Castillo, editor y figura clave en la vida cultural madrileña.
Aunque su vida fue breve —apenas un año—, La Crónica de los Carabancheles representa un valioso testimonio del periodismo local de finales del siglo XIX. Refleja una época de transformación urbana, de tensiones políticas y de efervescencia cultural en los márgenes de una capital en expansión.
Un legado recuperado
Hoy, más de un siglo después su legado resurge como una joya documental que permite entender mejor la historia de los barrios del sur de Madrid y el papel de la prensa en la construcción de identidad local.
Este periódico puede consultarse gracias a los esfuerzos de conservación y digitalización del patrimonio bibliográfico. Los ejemplares originales están disponibles en la Biblioteca Regional de Madrid, y también pueden consultarse en línea a través de la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid, lo que permite a investigadores, estudiantes y curiosos redescubrir una parte de la historia madrileña.