Quijote japonés

El hidalgo samurái

Don Quijote no fue un personaje muy comprensible para el público japonés hasta que se realizaron las primeras adaptaciones a la cultura japonesa, que asociaron su figura a la de un samurái que ha perdido la razón.

En Japón, por su tradicional aislamiento del exterior, el Quijote no fue conocido hasta 1893, cuando se publicó la primera traducción completa realizada por Shoyou Matsui de una edición inglesa. No hay traducciones directas del español hasta mediados del siglo XX, como la realizada entre 1960 y 1962 por el hispanista Yu Aida.


'Nueva edición de Don Quijote Ilustrado' (1978)

Esta fue la primera adaptación del Quijote a un libro ilustrado en Japón. Aunque existen dos versiones anteriores (1937 y 1977), Keisuke Serizawa produjo muy pocos ejemplares de esta obra, imitando el estilo tradicional de los Nara, libros ilustrados en color a mano realizados desde el período Muromachi (1336-1573) hasta la mitad de la era Edo (1600-1867). 

El libro tiene 31 ilustraciones (28 a doble página), que están realizadas en blanco y negro mediante plantilla y sólo se usan los colores tradicionales de los Nara: el verde y el rojo anaranjado, a los que se añade el color amarillo.

Adapta los personajes y escenarios a la idiosincrasia japonesa: Don Quijote lleva armadura samurái, Sancho viste la ropa tradicional de un criado, las mujeres llevan kimono, se sustituye a sacerdotes católicos por monjes budistas, los molinos de viento por molinos de agua, etc.


El artesano Keisuke Serizawa (1895-1984)

Ilustrador y diseñador textil, se hizo famoso por la creación de una innovadora técnica de teñido llamada katazome, derivada de la denominada bingata, tradicional de Okinawa. Y gracias al desarrollo de esta técnica propia, el gobierno japonés le nombró Tesoro Nacional Viviente en 1956.

El katazome consiste en aplicar una pasta de harina de arroz en las zonas de la tela que no se desean tintar, a través de una plantilla de papel recortado con el diseño elegido. Esta pasta se aplica con un cepillo o una espátula de forma que en la zona que la pasta ha sido empujada sobre la tela, el tinte no penetra. El tinte se puede aplicar por inmersión, pintado a mano, o por una combinación de ambos.

Acceso a la referencia en el Catálogo de la Biblioteca Regional de Madrid

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