Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor en Colmenar de Oreja
Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento
La iglesia de Colmenar de Oreja constituye uno de los edificios religiosos más importantes del siglo XVI en la Comunidad de Madrid, un período considerado de los más brillantes de la arquitectura religiosa castellana, con características propias y singulares, donde conviven el gótico tradicional con las nuevas aportaciones e ideas renacentistas.
La iglesia Parroquial de Santa María la Mayor
La formación y desarrollo de Colmenar de Oreja durante la Edad Media está en estrecha relación con la repoblación de la zona. El fracaso inicial del proceso repoblador y el nuevo peligro almohade propiciaron que en 1171 Alfonso VIII donara la fortaleza de Oreja con sus términos y aldeas (entre las que se encontraría Colmenar), a la recién creada Orden de Santiago, con el fin de reforzar la frontera del Tajo. La Orden, que tenía su cabecera en las cercanas Uclés y Ocaña, constituye en 1174, la Encomienda de Oreja, que comprendía los términos de Oreja, Colmenar y Noblejas, comenzando así el período santiaguista que perdurará hasta 1540, momento en el que Carlos I crea en ese término dos señoríos jurisdiccionales: Colmenar de Oreja, que pasó a ser propiedad de la Casa de Frías, y Noblejas.
Aunque no hay unanimidad entre los historiadores sobre la evolución urbana en ese período, predomina la idea de que tuvo lugar un crecimiento por agregación en el pequeño núcleo inicial que dio lugar a una forma arriñonada, adaptada a la topografía. Simultáneamente se fue formando un segundo núcleo de población en la margen derecha del barranco, denominado «arrabal», de estructura más abierta e irregular, donde en el segundo tercio del siglo XIII se construyó una iglesia dedicada a Nuestra Señora del Sagrario y el Palacio del Comendador. Por la Actas de Visitas de la Orden de Santiago nos consta que en el siglo XV existía una muralla de delimitaba el núcleo de población situado en la margen izquierda del barranco con veinte torres revestidas de yeso.
Ante el aumento de población de Colmenar, a principios del siglo XVI, se decidió ampliar la iglesia iniciándose la construcción de un edificio cuyas obras se extenderían durante todo el siglo XVI y principios del XVII. Los trabajos comenzaron en 1515 por la cabecera, según trazas de Cristóbal de Adonza, al que seguiría su hijo Lorenzo de Adonza; tras una interrupción de las obras, a partir de 1554 se continúa el cuerpo de naves probablemente según trazas de Martín de la Vaca, que sigue un nuevo plan. Las portadas, torre y decoración de la sacristía se encargaron a Pedro Artadi, siguiendo modelos de Juan de Herrera; posteriormente se añadieron dos capillas a ambos lados del crucero: la capilla del Obispo Fossano, obra de Juan Bautista Monegro (1608-1621), y la capilla de Nuestra Señora del Amparo, según trazas de Fray Lorenzo de San Nicolás (1645/46-1649).
A lo largo del siglo XVII el caserío del arrabal se fue extendiendo hacia el oeste desde el núcleo urbano primitivo, se construyó una plaza para mercado y un puente que facilitara el paso entre los dos núcleos que conformaban el caserío y que quedaban separados por el barranco. Así, en 1629, el rey Felipe IV otorgó una provisión y hacia 1635 se iniciaba la construcción de un puente de ladrillo sobre dicho barranco bajo el cual circularían las aguas. Más tarde, se decidió prolongar el puente con otro de piedra y en 1677 se comenzaba lo que se denominó «puente y plaza». La obra, que concluyó en 1794, consistía en un túnel de cantería de grandes dimensiones y el terraplenado, lo que conformó una gran superficie plana en la que se fueron levantando los edificios del Pósito (1792), las manzanas de casas de los lados este, norte y sur y la Casa Consistorial (1798) hasta configurar una de las plazas más originales de la región madrileña.
Durante este siglo XVII se construye el segundo convento en la villa. Don Diego de Cárdenas funda el convento de la Encarnación de Agustinas Recoletas, según dejó estipulado por testamento fechado en 1636; las trazas fueron realizadas por Fray Lorenzo de San Nicolás entre 1636 y 1639, en 1687 se bendijo la iglesia y en 1688 entraron las monjas; el conjunto monasterial se ubicó al norte de la población. Con la desamortización eclesiástica emprendida en 1836 por Mendizábal, el Convento de las Agustinas Recoletas perdió parte de sus propiedades mientras que el de los Franciscanos pasó a manos privadas. Las huertas de estos últimos fueron parceladas y éstas junto con los terrenos del extrarradio se utilizaron para el asentamiento de la industria que, durante estos años, tuvo un papel fundamental en la economía local.
La iglesia de Colmenar de Oreja constituye uno de los edificios religiosos más importantes del siglo XVI en la Comunidad de Madrid; un período considerado de los más brillantes de la arquitectura religiosa castellana, con características propias y singulares, donde conviven el gótico tradicional con las nuevas aportaciones e ideas renacentistas.
A través de las excavaciones arqueológicas y a la documentación existente en el Archivo Histórico Nacional y en el Archivo Municipal, es posible determinar tanto la existencia de un primitivo templo del siglo XIII, como los maestros que intervinieron a lo largo del siglo XVI y parte del XVII en sus tres etapas constructivas. La construcción se inició con una tipología de iglesia característica de finales del siglo XV, constituida por una nave con capillas laterales siguiendo el modelo de San Juan de Los Reyes en Toledo, Santo Tomás en Ávila o la Capilla Real de Granada, para continuar con otro nuevo tipo formado por un cuerpo de tres naves a igual altura, las denominadas iglesia-salón, lo que supone un cambio importante en el concepto espacial y estructural, que da lugar a un edificio monumental y de mayor capacidad, como respuesta a las necesidades y nuevas ideas del momento.
A la primera fase constructiva correspondería la cabecera y el transepto, ejecutadas entre 1515 y 1554, según trazas de Cristóbal de Adonza (+1530), quien lo inició, continuando su hijo Lorenzo de Adonza (+1554) desde 1529, en estilo gótico tardío. A la segunda etapa pertenecería el cuerpo de naves, según trazas y Martín de la Vaca, modificando el plan inicial. Se realizó entre 1554 y 1597, momento en el que se paralizan las obras a falta de las cubiertas, la sacristía y las fachadas. En una tercera etapa, a partir de 1597 y hasta 1615, se llevarían a cabo las cubiertas del cuerpo de naves, las tres portadas, la sacristía y la torre, que levantó Pedro de Artudi en estilo herreriano.
Posteriormente se añadió la capilla del obispo Fossano, según trazas de Juan Bautista Monegro entre 1608 y 1621, y la capilla de Nuestra Señora del Amparo, diseñada por el arquitecto agustino fray Lorenzo de San Nicolás, que se comenzó hacia 1645, concluyendo en 1649. La capilla albergaba un retablo dedicado a Nuestra Señora del Amparo también diseñado por fray Lorenzo, actualmente desaparecido. La reja que cierra la capilla fue realizada por el maestro madrileño Antonio de la Vega entre 1647 y 1649.
En el año 1691 se construyó un coro a los pies del templo, diseñado por Pedro de Ávila, maestro de arquitectura. La sillería de nogal contaba con veinticuatro sitiales y un sillón principal. En 1720 se instaló un órgano, realizado por el maestro toledano José Manuel Colmenero, y en 1750 se colocó una reja de hierro forjado. El coro fue destruido en 1936.
En 1897 se decora la iglesia con pinturas realizadas por el pintor Ulpiano Checa (1860-1916), vecino de Colmenar de Oreja. En los muros de la capilla mayor se representa la Anunciación, en el lado del evangelio, y la Presentación en el templo, en el lado de la epístola. A los pies de la iglesia se encuentra la figura de San Cristóbal, pintada en 1901.