Iglesia parroquial de san Salvador en Leganés
Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento
La iglesia parroquial de San Salvador es un notable ejemplo de arquitectura madrileña de los siglos XVI y XVII. La cabecera, comenzada en el segundo cuarto del siglo XVI sobre una pequeña iglesia probablemente mudéjar, sigue el modelo gótico tardío característico del período, mientras que la nave y el cuerpo de la iglesia, iniciados hacia 1660, se enmarcan en el manierismo clasicista, muy presente en la arquitectura madrileña de la primera mitad del siglo XVII.
Cuenta con un conjunto de doce retablos, entre los que destacan los del arquitecto y retablista madrileño José Benito de Churriguera.
Una reciente rehabilitación integral del edificio ha permitido asegurar la conservación de estos valores arquitectónicos y artísticos que suponen su declaración como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
Historia del edificio
A través de la documentación conservada en el Archivo Parroquial de la Iglesia de San Salvador y en el Archivo Municipal de Leganés, junto con un detallado análisis del edificio y el estudio arqueológico, es posible determinar tanto la existencia de un primitivo templo medieval como las distintas fases constructivas y los tracistas, maestros de cantería y alarifes que intervinieron en la actual iglesia a lo largo de los siglos XVI y XVII.
La documentación revela la existencia de una primitiva construcción, una iglesia dedicada a la Santísima Trinidad, que debió de permanecer hasta el segundo cuarto del siglo XVI, cuando se planteó un nuevo templo en sustitución del anterior, del que actualmente se conserva la cabecera. En este período de expansión económica las pequeñas y pobres iglesias, en su mayoría mudéjares, se mejoraron o sustituyeron por edificios de más calidad constructiva y mayor capacidad.
La nueva cabecera comenzó a levantarse hacia 1537 y concluyó hacia 1584, cuando se
encarga el retablo mayor. En este largo período intervinieron numerosos maestros de obras, como Pedro de Goitia o Juan Díaz Blanco y a inicios del siglo XVI, uno de los grandes arquitectos del círculo toledano, Nicolás de Vergara el Mozo.
En el siglo XVII se llevó a cabo la ampliación de la iglesia, siguiendo la tendencia del manierismo clasicista, ejecutada por los maestros de obra Juan Veloso, Tomás Román y Pedro Lázaro Goiti, que habían trabajado en obras trazadas por Juan Gómez de Mora, difusor de esta tendencia.
Finalmente, el maestro toledano Bartolomé Zumbigo concluyó el interior de la iglesia hacia 1671 y ejecutó la pila bautismal y las pilas de agua bendita.
Iglesia de san Salvador: Bien de Interés Cultural
Frente a la sencillez estructural y sobriedad arquitectónica, la iglesia de san Salvador conserva un magnífico conjunto de doce retablos barrocos de los siglos XVII y XVIII, de madera dorada y policromada, localizados en la cabecera, brazos del transepto y naves laterales. Fueron encargados al arquitecto, retablista y escultor, José Benito de Churriguera Ocaña (Madrid, 1665-1725).
Presentan la característica columna salomónica, estípite, fustes envueltos en decoración fantástica, grandes ménsulas decorativas, superficies con talla de follajes y esculturas de angelitos, junto a entablamentos entrantes y salientes.
El retablo mayor de la iglesia de Leganés se ha considerado el manifiesto de esta corriente retablística que tendrá una amplia difusión durante el primer tercio del siglo XVIII, dando lugar a la escuela churrigueresca madrileña.
La iglesia conserva también un magnífico órgano, situado en el coro alto a los pies del templo, construido en el siglo XVIII.
La iglesia cuenta además con sacristía, capilla de los Ugarte, capilla bautismal y torre campanario, tres portadas de acceso con sus canceles de madera y herrajes de los siglos XVII-XVIII, así como dos esgrafiados reproduciendo un salmo penitencial enmarcadas por cenefas, y otros dos de menores dimensiones reproduciendo una indulgencia del papa Sixto IV.
Conserva algunos bienes muebles como facistol, cantorales y planos que, por su significación como documentación histórica de la iglesia, se consideran también objeto de la declaración BIC.