Restauración de los retablos de San Jerónimo y Santa Paula de la iglesia del convento de Jerónimas del Corpus Christi
Los retablos de San Jerónimo y Santa Paula forman parte del conjunto de seis retablos que alberga la iglesia del convento de Jerónimas del Corpus Christi de Madrid.
Restauración de los retablos de San Jerónimo y Santa Paula de la iglesia del convento de Jerónimas del Corpus Christi
A día de hoy los especialistas no han alcanzado un acuerdo sobre su autoría, aunque se plantean los nombres de Antón de Morales como autor de la estructura y Vicente Carducho como pintor de los lienzos centrales. Su restauración ha permitido, mediante la limpieza y eliminación de repintes y barnices oxidados, devolver los retablos a su esplendor original, aplicándose además técnicas preventivas para preservar su integridad en el futuro.
Los retablos de San Jerónimo y Santa Paula forman parte del conjunto de seis retablos que alberga la iglesia del convento de Jerónimas del Corpus Christi de Madrid, también conocido como Las Carboneras. Se sitúan respectivamente en el muro lateral izquierdo y derecho del arco de ingreso a la capilla mayor y forman pareja.
Presentan una estructura todavía con recuerdos escurialenses, decorados con la técnica de dorado, estofado y policromado en columnas, retropilastras, capiteles, frisos. Ambos cuentan con unas dimensiones aproximadas de 330 x 155 x 35 cm, conformando una única calle. Dicha calle se compone de un banco inferior para tres pinturas, seguido por un cuerpo principal con un gran lienzo central, insertado en un hueco de medio punto enmarcado entre columnas corintias que descansan sobre dos grandes ménsulas con decoración de acanto.
Por último, el ático, al que da paso un entablamento decorado con roleos vegetales, está formado por un templete central con aletas, que actúa como marco de una pintura, rematado con frontón triangular culminado por tres esferas sobre pedestales. El templete está flanqueado por dos escudos de la orden jerónima sobre pedestales cúbicos y rematados por pirámides.
En cuanto a las pinturas, en el banco del retablo de San Jerónimo se representa a San Juan Bautista, La Asunción y San Sebastián, en el cuerpo central a San Jerónimo penitente y en el ático La Anunciación. Las pinturas del banco y el ático son de tono arcaizante y se encuentran realizadas utilizando modelos tomados de grabados de Cornelis Cort.
En el banco del retablo de Santa Paula, en las pinturas se representa una Santa con palma y libro, La Resurrección de Cristo y Santa Inés, en el cuerpo central se representa La adoración de Santa Paula al Niño Jesús en el pesebre, y en el ático La Inmaculada Concepción.
El convento del Corpus Christi de religiosas jerónimas fue fundado a principios del siglo XVII por Doña Beatriz Ramírez de Mendoza, viuda de Don Fernando Arias de Saavedra, IV conde de Castellar en 1605. Está documentada la intervención del maestro de obras Miguel de Soria, cuyas obras debieron concluirse hacia 1622.
Del ya mencionado conjunto de retablos, destaca el retablo mayor realizado por el arquitecto, ensamblador y escultor granadino Antón de Morales, quien llevó a cabo las trazas y las esculturas, siendo el lienzo del cuerpo principal obra de Vicente Carducho. Algunos autores fechan su realización entre 1622 y 1625, mientras otros creen que estaría ya concluido en 1622.
Aunque la autoría de los retablos de San Jerónimo y Santa Paula no está documentada, su correspondencia estilística con el retablo mayor y la semejanza de tratamiento de la talla de capiteles y frisos, permite, en opinión de algunos autores, considerarlos obras de Antón de Morales o de su taller, pudiendo ser los lienzos centrales también obra de Vicente Carducho. Otros autores, sin embargo, consideran que no puede realizarse esta afirmación.
Galería de imágenes
Restauración
Antes de la intervención, la estructura de los retablos presentaba un buen estado general, aunque con gran acumulación de polvo y suciedad que habían formado costra, además de manchas de humedad y restos de yeso. El barniz se encontraba muy oxidado y se apreciaban numerosos repintes de purpurina dorada. Asimismo, la decoración de estofado y policromía sufría abundantes pérdidas y barrido, de tal modo que los motivos decorativos habían quedado desdibujados. Las columnas presentaban grietas verticales considerables. Las aplicaciones de repintes ocultaban los acabados originales.
En cuanto a las pinturas, tanto sobre tabla como sobre lienzo, mostraban una acumulación de suciedad superficial y oscurecimiento considerable, como consecuencia de un avanzado proceso de oxidación, con presencia de abundantes manchas y salpicaduras de cera, especialmente en las tablas de los bancos. La superficie pictórica se encontraba craquelada y cuarteada con riesgo de desprendimiento del soporte. Asimismo se apreciaban pequeñas pérdidas de policromía repartidas por la superficie.
En primer lugar se procedió a reforzar aquellas partes de la estructura que presentaban debilidad, para después llevar a cabo la limpieza mecánica para eliminar la acumulación de polvo y suciedad. Para la limpieza de policromía, dorados y estofados se aplicó un procedimiento mixto (químico y mecánico) de forma que se eliminaron la suciedad acumulada y los barnices sin poner en riesgo la integridad de la película pictórica, con brocha, aspirador y bisturí según las necesidades.
Después, se prosiguió con la eliminación de repintes de purpurina y pintura imitando mármoles, para continuar con la reintegración de dorados y policromía, con el fin de salvaguardar los valores estéticos originales de la obra. En las zonas de grandes repintes se procedió a volver a dorar al agua con pan de oro fino de 21 y 22 quilates, mientras que las zonas con pequeñas pérdidas se hicieron reintegraciones pictóricas con iriodin. Los deterioros en forma de desgaste se dejaron sin dorar.
En las pinturas sobre tabla se eliminó el polvo y la suciedad acumulada. A continuación se sentó el color con colágeno natural, para después pasar a la limpieza con disolventes y retirada de repintes. Finalmente se llevó a cabo la reintegración de la capa de preparación con estuco sintético y reintegración cromática aplicando el procedimiento rigattino como criterio de diferenciabilidad.
En el lienzo central, una vez limpio el reverso, se realizó la protección de la capa pictórica y sentado del color con la misma técnica que la pintura sobre tabla. A continuación se llevó a cabo el tratamiento del reverso, con un lijado del soporte para eliminar suciedad y manchas y la colocación de un soporte rígido fabricado con fibra de vidrio y estructura de celdillas que se adhirió al lienzo para lograr estabilizarlo y evitar destensados. Posteriormente se pasó a la limpieza de la capa pictórica con disolventes y reintegración de la capa de preparación y cromática con pigmentos al barniz aplicando el procedimiento rigattino. Finalmente se aplicó una protección con varias manos de barniz.
En 2017 la Dirección General también ha intervenido en la iglesia del monasterio, con objeto de proceder a la restauración de dos campanas de volteo, ubicadas en el campanario, ambas fundidas por la misma familia. La más pequeña en 1898 por Constancio Linares y la mayor, en 1907, por los hijos de Eduardo Linares.
Esta última es la que presentaba un mayor grado deterioro, con una grieta en el punto de percusión del badajo en sentido vertical de una longitud visible de aproximadamente 100 mm.
La intervención se ha centrado en la limpieza y restauración de los bronces a nivel acústico, incluyendo la soldadura de roturas, así como de las instalaciones auxiliares a fin de que éstas permitan el movimiento de las campanas con total seguridad y se pueda garantizar la buena conservación en el futuro. Por su parte la rotura de la campana se ha restaurado empleando el procedimiento de soldadura, que respeta la antigüedad y el valor histórico .artístico de la misma. La intervención perseguía, además de devolver ambos elementos a su estado original, recuperar los toques antiguos, que desaparecieron y que ahora pueden volver a sonar, tanto de forma manual como automática. Se recupera, de este modo, una pequeña parte del patrimonio material campanil de Madrid, al mismo tiempo que se restituye el patrimonio inmaterial de sus toques de campana.