Restauración de fachadas de la Iglesia de Santa Bárbara
La iglesia de Santa Bárbara formaba parte del convento de las Salesas Reales
Restauración de fachadas de la Iglesia de Santa Bárbara
La iglesia de Santa Bárbara formaba parte del convento de las Salesas Reales. En 1870, cuando el convento pasó a ser sede del Palacio de Justicia, la iglesia permaneció abierta y poco después se convirtió en iglesia parroquial bajo la advocación actual. Su planta es de una sola nave con forma de cruz latina. Su fachada de piedra se compone de un cuerpo central rematado por un frontón y dos torres. La restauración de la fachada, llevada a cabo con urgencia, ha priorizado las intervenciones orientadas a la seguridad y a solventar los problemas de la piedra.
La iglesia de Santa Bárbara es de grandes dimensiones y presenta una planta de una sola nave con forma de cruz latina y capillas-hornacina a los lados, cubierta con bóvedas de cañón con lunetos en la nave y brazos del crucero y con cúpula sobre pechinas, tambor y linterna sobre el crucero. La fachada está formada por un cuerpo central, divido en calles mediante pilastras de orden gigante rematadas con capiteles compuestos, coronado por un gran entablamento con cornisa volada. Las tres calles centrales conforman un pórtico con arcos de medio punto que dan paso al atrio de la iglesia, ubicado bajo el coro alto. Sobre este cuerpo se asienta un frontón triangular, flanqueado por dos torres cuadrangulares de un solo cuerpo rematadas con cúpulas.
La decoración exterior e interior del templo fue realizada por artistas de la Corte italianos y españoles, destacando Giovanni Domenico Olivieri, escultor de cámara del rey, que estaba dirigiendo el proyecto decorativo del Palacio Real. Para la fachada, Olivieri labró el medallón central donde se representa la Visitación de María a su prima Santa Isabel, dos relieves laterales con Ángeles portando las Tablas de la Ley y la Cruz. También adornan la fachada las estatuas de bulto en nichos de San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca, talladas por Alfonso Giraldo Bergaz, algo posteriores a la ejecución del templo.
La iglesia de Santa Bárbara formaba parte del monasterio de la Visitación de Nuestra Señora, fundado a instancias de la reina Bárbara de Braganza, vinculado a la Orden de la Visitación de Santa María, creada por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Frémyot de Chantal y conocido como las ‘Salesas Reales’. La fundación del monasterio tuvo dos objetivos: servir como residencia para la reina en caso de fallecimiento de su esposo, el rey Fernando VI, y funcionar como colegio para jóvenes de la nobleza.
La reina encargó el proyecto a François Carlier, arquitecto mayor del Rey desde 1734, quien proyectó el diseño inicial del conjunto. Pero fue el arquitecto madrileño Francisco Moradillo, arquitecto mayor del Rey desde 1754, quien dirigió las obras de monasterio, llevando a cabo varias modificaciones del proyecto inicial de Carlier, como fueron el atrio, las torres de la fachada y la cúpula, además de algunos elementos decorativos.
Las obras se realizaron en un corto periodo de tiempo. Los trabajos comenzaron con la colocación de la primera piedra el 26 de junio de 1750 y en 1758 se inauguró en presencia de la reina.
En 1870 las religiosas fueron exclaustradas y el convento se convirtió en Palacio de Justicia, mientras la iglesia se mantuvo abierta al culto. Poco después, en 1891, la iglesia se convirtió en parroquia bajo la advocación de Santa Bárbara. Actualmente solo se conserva el templo, el resto del convento, muy transformado, está ocupado por el Tribunal Supremo.
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Restauración
La restauración de la fachada principal es una de las intervenciones previstas en el Plan Director de 2010. La intervención tuvo carácter de urgencia, provocada por la caída del pebetero de la torre oeste a principios de 2015. Este derrumbe tuvo como consecuencia la aparición de fragmentos de piedra que podían desprenderse creando un problema de seguridad. Además, estaban en marcha otros procesos de alteración que, de no frenarse, podían ocasionar graves deterioros y pérdidas del material original, problemas que atañían en especial a las partes más altas de las fachadas.
Por ello, la primera fase de restauración de fachadas ha tenido como objetivo garantizar las condiciones de seguridad constructiva del edificio y atajar los problemas relativos al deterioro de los elementos pétreos, al tiempo que se procedía a la restauración de la parte superior de la fachada, paramentos y otros elementos.
Una vez limpia la cornisa de la fachada y eliminados los materiales dañinos, tales como la fibra de vidrio, los morteros inadecuados, las protecciones obsoletas en elementos escultóricos, entre otras, se han llevado a cabo medidas tales como la aplicación de tratamientos fungicidas para la eliminación y prevención de microorganismos e hidrofugado y la instalación de protecciones de zinc y plomo en impostas y cornisas.
Además se ha intervenido en los elementos pétreos, realizando cosidos de grietas y fragmentos desprendidos, consolidando elementos estructurales, sellando juntas con mortero de cal natural, reintegrando volúmenes de piedra perdidos, etc.