Arquitectos de Madrid: Francesco Sabatini
La llegada de Felipe V a la corona española implicó la incorporación de artistas y arquitectos extranjeros, sobre todo franceses e italianos, que acabarían construyendo algunas de las obras más representativas de Madrid. Su hijo Carlos III, que vivía en Italia desde los 15 años y era rey de Nápoles y Sicilia, regresa a España tras la muerte de su hermanastro Fernando VI para sustituirlo en el trono español. Al volver le acompañan varios colaboradores, como Francesco Sabatini, quien encabezaría una nueva generación de arquitectos al servicio de la corona.
Breve reseña biográfica
Francesco Sabatini (Palermo, 1722 – Madrid, 1797)
Sabatini nace en Palermo, donde se forma en Humanidades, Matemáticas y Filosofía. Aunque también tenía inquietudes militares, llegó a ser alférez de artillería, con 28 años marcha a Roma para estudiar Arquitectura. En este momento comienza un fervor neoclásico pues se descubren ruinas como Paestum, Pompeya y Herculano que dan una vuelta al orden arquitectónico encabezado por las construcciones romanas y de la Magna Grecia.
En 1757 entra al servicio de la corona a través de Luigi Vanvitelli, arquitecto real y su futuro suegro, que lo nombra segundo director de obras del palacio de Caserta, la residencia que el entonces rey de Nápoles había encargado antes de heredar el trono español.
Ya coronado, Carlos III lo reclama en España, primero como ingeniero de las infraestructuras madrileñas y después como arquitecto real, lo que apartó a Sachetti y a Ventura Rodríguez de las obras del Palacio Nuevo. Residirá en la capital hasta su fallecimiento en 1797, ya bajo el reinado del rey Carlos IV.
Obra
Su formación como ingeniero y arquitecto le lleva a aplicar las innovaciones con las que el rey quería modernizar la ciudad, mejorar las infraestructuras y así engrandecer la figura de la corona al más puro estilo del despotismo ilustrado: urbanismo, limpieza, puentes, canalizaciones, empedrado de calles, pozos así como las construcción de puertas monumentales. Suyas son la Puerta de Alcalá, emblema de Madrid, la de San Vicente (reconstruida en 1995) y uno de los accesos al Jardín Botánico.
Realizó también las infraestructuras de la Casa de Campo para optimizar el aprovechamiento del agua. Hoy se conservan varias de las rejas (Meaques, Prado del Rey, Antequina y la del arroyo de la Zorra) y los puentes del Álamo Negro, la Agachadiza y la Culebra.
Por otro lado, como arquitecto de los Reales Sitios trabaja en las ampliaciones de los palacios de Aranjuez y El Pardo, el desaparecido Cuartel de Caballería de Leganitos y por supuesto en el Palacio Real y sus caballerizas, sustituidas ahora por los jardines que llevan su nombre.
En arquitectura religiosa, construye la portada neoclásica de San Francisco el Grande y la ampliación del convento de Las Comendadoras, un recinto Bien de Interés Cultural (BIC) que ha sido objeto de importantes restauraciones por parte de la Comunidad de Madrid.
Terminamos con dos obras administrativas: la antigua Real Casa de Aduanas de la Calle Alcalá, actual Ministerio de Hacienda y Función Pública, uno de los primeros edificios neoclásicos de la capital y declarado Bien de Interés Cultural y el palacio del Primer Secretario de Estado, Palacio de Godoy, construido por orden del rey como residencia y oficinas de quienes ocuparan ese cargo, entre ellos el conde de Floridablanca o el mismo Godoy, responsable de su reforma y ampliación y que acabó por comprarlo.
Este palacio fue una de las residencias más importantes del siglo XIX y albergó la enorme colección de arte de su propietario: las majas de Goya adornaron el despacho principal hasta su traslado al Museo del Prado. Tras servir de residencia al general Murat durante la Guerra de la Independencia y pasar a manos del Estado, es la actual sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.