Enviado por mujer y médico de familia el Sáb, 28/10/2017 - 00:35 Enlace permanente
Objeciones al plan
Mis alegaciones, con pleno conocimiento de causa por ser madre y médico son las siguientes:
1. En la manera de prevenir: Coincido en que el verdadero énfasis hay que ponerlo en la prevención del embarazo, pero discrepo en el planteamiento: Apuesto por una educacion en el amor, no en el placer. La distribución gratuita de preservativos disparó y sigue disparando el número de embarazos no deseados por incitar a las relaciones de riesgo en lugar de fomentar otro ocio más saludable.
2. En la manera de abordarlo. Lo que el plan dedica a la alternativa de la adopción comparado con lo que dedica a las IVEs es vergonzoso (lo primero apenas lo menciona en una línea, lo segundo lo introduce en materia de presupuestos generales de la comunidad). Como médico, atiendo a mujeres de nacionalidades bien distintas que acuden a España, aposta, "porque aquí se les paga el aborto" (literalmente). Simultaneamente atiendo a accidentados que tienen que comprar sus muletas, sus ortesis y otro sinfín de prestaciones para las cuales no hay presupuesto, y sufro ante lo que se está derrochando en lo que en definitiva no es un acto médico sino anti-médico, pues no ayuda sino que atenta contra la vida del feto y contra la salud emocional de la madre que con frecuencia acaba con traumas post-aborto de puro arrepentimiento, con muchos reproches contra las clínicas concertadas para IVEs que no hacen las debidas advertencias psicológicas.
Por otro lado, en el plan, se insiste en lo mucho en el papel de los médicos, pero no he leído nada sobre respetar ese derecho a la objeción de conciencia que nos corresponde.
Confío en que se haya tenido en consideración y en que se modifique este programa orientándolo a la educación en las familias, colegios... y replanteando la distribución de recursos ya que carece de sentido que se financie con fondos públicos. La mujer es libre de decidir, pero la comunidad no debería tener la obligación de retribuir economicamente una decisión a menudo cobarde e inmadura. Antes bien, los recursos deben dirigirse hacia las ayudas sociales de madres desfavorecidas y a una campaña a favor de la responsabilidad para con la maternidad en lugar de cosificar a las mujeres, con salidas doblemente beneficiosas como por ejemplo la adopción, dada la cifra, nada despreciable, de familias estériles interesadas que tienen que irse a otros países.
Gracias por las atenciones.