¿QUÉ ES EL DOLOR PÉLVICO CRÓNICO?
Es el dolor localizado por debajo del ombligo durante 6 meses o más y que altera la capacidad para trabajar, realizar actividad física, interfiere en la actividad sexual, disturba el sueño de la paciente y, en definitiva, supone un impacto negativo en la vida familiar y social, en la esfera psíquica y física de la mujer que lo padece.
¿ES UN PROBLEMA FRECUENTE DE SALUD?
El dolor crónico es más frecuente en mujeres que en hombres. Se estima que en torno al 15-24% de las mujeres entre los 18 y 50 años pueden presentar episodios de dolor crónico a lo largo de su vida. Además del impacto sobre la vida personal supone un gran impacto sobre la sociedad por motivos como el absentismo laboral y el frecuente uso de recursos sanitarios.
¿POR QUÉ SE CRONIFICA EL DOLOR?
El dolor agudo es un mecanismo de protección del organismo frente a agresiones que pueden ocasionarle un daño. En el dolor agudo el estímulo doloroso es transmitido a través de los nervios hasta la médula y algunos centros cerebrales. Una vez que cesa el estímulo, la vía nerviosa que conduce el dolor deja de estar estimulada.
Cuando el estímulo se mantiene en el tiempo, la vía nerviosa está permanentemente activada para percibir el dolor y cambia su estructura para continuar mandando mensajes dolorosos al cerebro. A veces ocurre que deja de haber estímulo doloroso y la vía nerviosa sigue mandando de mensajes de dolor a nuestro cerebro. Se dice entonces que el dolor se ha cronificado.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DEL DOLOR PÉLVICO CRÓNICO?
Las enfermedades o síndromes que generan dolor pélvico crónico no son solo ginecológicas. También las alteraciones del sistema urinario, digestivo, los músculos, los huesos, los vasos o los nervios de la pelvis son causas de dolor.
En muchas ocasiones encontramos que no sólo es una afección la que origina el dolor sino varias de ellas al mismo tiempo, lo que hace que los diagnósticos sean muy complejos.
Entidades ginecológicas:
Son las que más frecuentemente causan dolor pélvico crónico en la mujer:
- Endometriosis.
- Adenomiosis
- Enfermedad inflamatoria pélvica.
- Vulvodinia.
- Dolor pélvico post parto.
- Dismenorrea.
- Miomas.
Entidades urológicas:
- Cistitis intersticial.
Entidades digestivas:
- Colon irritable.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
- Sobrecrecimiento bacteriano intestinal.
Entidades músculoesqueléticas:
-
Dolor miofascial (músculo elevador del ano, piramidal, psoas, oblicuos etc.)
- Alteraciones coccígeas.
- Sacroileítis.
Entidades vasculares:
- Varices pélvicas.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
Es fundamental la exploración por un/a especialista en ginecología con conocimiento específico en dolor pélvico crónico. Si esta exploración es rigurosa puede ofrecer mucha luz acerca de los diagnósticos en un alto porcentaje de los casos.
Posteriormente desde la consulta de ginecología se podrán solicitar pruebas diagnósticas: ecografías, doppler de vasos pélvicos, resonancia magnética, colonoscopia, cistoscopia etc.
En la gran mayoría de los casos se verán involucrados en el diagnóstico especialistas en anestesia, rehabilitación, fisioterapia, urología, medicina del aparato digestivo, cirugía, radiología y psicología por lo que es importante contar con un equipo multidisciplinar que trabaje en conjunto.
¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?
Para alcanzar el máximo rendimiento del tratamiento es necesario que este se lleve a cabo en una unidad multidisciplinar con especialistas acostumbrados a tratar este tipo de pacientes en equipo.
Si se descubre la causa del dolor, el tratamiento estará encaminado a tratar la causa del mismo. Es decir, si existe una endometriosis deberá ser tratada preferentemente por una unidad especializada.
En algunas ocasiones, en especial cuando se trata de un dolor de larga evolución, es difícil determinar su origen porque haya ya muchos tipos de dolor involucrados o bien porque desapareció el estímulo doloroso original aunque las vías del dolor continúen estimuladas.
El tratamiento del dolor pélvico de larga duración es un proceso que puede durar meses.
El tratamiento puede ser de distintos tipos:
Tratamientos farmacológicos:
Además de los analgésicos más comunes es muy frecuente que haya que recurrir a otro tipo de fármacos menos conocidos (neuromoduladores) que disminuyen el impulso nervioso de las vías nerviosas del dolor.
Los relajantes musculares están indicados en el dolor muscular y los tratamientos hormonales en muchas enfermedades ginecológicas como la endometriosis o la adenomiosis.
Terapias físicas:
La fisioterapia de la región pélvica es altamente eficaz para mejorar el dolor miofascial. Es frecuente que las fisoterapeutas le enseñen técnicas para incorporar a su vida cotidiana como ejercicios de estiramiento, mejoría de la postura corporal o de respiración.
Tratamientos invasivos:
Con mucha frecuencia se recurre a la infiltración muscular o nerviosa en la pelvis con distintos fármacos según la estructura a infiltrar (toxina botulínica, corticoides, anestésicos locales etc.)
En algunos casos los especialistas de anestesia de la unidad del dolor recurrirán a técnicas sobre las raíces nerviosas o sobre las vías de conducción del dolor de la médula espinal (radiofrecuencia).
Tratamientos quirúrgicos:
Dado que la mayoría de las veces el dolor pélvico crónico en la mujer está originado en el aparato genital es indispensable contar con un equipo de ginecología capaz de resolver quirúrgicamente entidades como la endometriosis profunda, miomas, enfermedad inflamatoria pélvica, cirugía del suelo pélvico, desatrapamientos nerviosos…
Cambios en el estilo de vida:
Es indispensable que la mujer sea partícipe de su propia curación cambiando aspectos de su cotidianidad como la práctica de ciertos ejercicios físicos, cambios nutricionales y técnicas de relajación o meditación.
Psicoterapia:
La esfera psíquica de una mujer con dolor no debe ser descuidada puesto que estos síndromes no solo afectan el físico de la mujer sino también su estado de ánimo, su capacidad para afrontar la vida, su relación de pareja, familiar y su trabajo.