
Arquitecto de Madrid: Antonio Palacios
Considerado uno de los arquitectos más importantes e influyentes en España durante la primera mitad del siglo XX, Antonio Palacios fue el responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de Madrid que contribuyeron a transformar la antigua villa barroca en una metrópoli moderna.
Biografía y características de su obra
Biografía
Nacido en la localidad pontevedresa de Porriño el 8 de enero de 1874, parte de su infancia transcurrió entre la proximidad a las canteras de Atios y Budiño que poseía la familia de su madre y el seguimiento del trabajo que su padre realizaba como ayudante de Obras Públicas en el ferrocarril que unía Guillarey con Valença do Minho. Este ambiente marcaría de alguna forma el camino profesional de Antonio Palacios, quien a pesar de haber mostrado una fuerte inclinación por la pintura y la escultura, en 1892 decide trasladarse a Madrid para cursar los estudios de arquitectura.
Durante sus años de formación académica comenzó a asimilar las influencias de arquitectos como Viollet le Duc, Otto Wagner y, muy especialmente, de Ricardo Velázquez Bosco, del que fue alumno y en cuyo estudio comenzó a trabajar tras obtener el título en 1900. Sin embargo, será con su amigo y compañero de universidad, Joaquín Otamendi, con quien comience a desarrollar una auténtica trayectoria profesional de reconocido prestigio. Sin contar apenas con experiencia se presentan a varios concursos públicos y en 1902 obtienen el primer premio por su proyecto para un Puente Señorial en la ría de Bilbao, publicado en la prestigiosa publicación Arquitectura y Construcción, al que seguirá su propuesta para un puente sobre el río Urumea, que obtiene un segundo lugar.
Mayor reconocimiento obtendrían en 1903 al quedar finalistas en el concurso del Casino de Madrid con un proyecto que dejaba intuir la fuerte personalidad arquitectónica de Palacios y del que el jurado destacó su interesante fachada asimétrica, el sorprendente eje diagonal que organizaba las plantas y la curiosa escalinata volada sobre el patio interior. Aunque finalmente el concurso se declaró desierto, los trabajos seleccionados fueron comprados y fusionados en un único proyecto que firmó Luis Esteve y dirigió José López Sallaberry, quienes prácticamente copiaron las trazas de la escalera diseñada por Palacios y Otamendi.
La consagración definitiva llegaría a partir de 1904, tras ganar el concurso para el Palacio de Comunicaciones que a la postre se convertiría en una de las obras más representativas de la arquitectura madrileña. En ella quedaron plasmadas algunas de las características de la arquitectura de Palacios, como su capacidad para absorber y sintetizar diversos estilos, la búsqueda de la expresividad a través de los materiales o el tratamiento racional de las estructuras. El prestigio alcanzado les serviría para concatenar una larga serie de proyectos durante los años siguientes. Además de la casa palacio de Demetrio Palazuelo (1908-1911) y varias construcciones del Balneario de Mondariz (Pontevedra), firmarían tres de sus obras más emblemáticas: el Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula (1908-1916) –actual sede de la Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid– y el edificio del Banco Español del Río de la Plata (1911-1918) –actual sede del Instituto Cervantes– y el Círculo de Bellas Artes (1919-1926).
La sociedad profesional entre ambos llegaría a su fin a partir de 1919, cuando Otamendi decide ocupar el puesto de arquitecto de Correos. A pesar de ello siguieron manteniendo una relación de amistad que le proporcionaría a Palacios contactos entre la burguesía madrileña y el sector de la construcción y las obras públicas. Esto, unido a su reputación, le llevó a colaborar con la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, proyecto impulsado, entre otros, por uno de los hermanos de Joaquín, Miguel Otamendi. Desde 1919 hasta su retirada trabajó como arquitecto de la compañía diseñando la línea decorativa de los vestíbulos y pasillos, las bocas de entrada y los pabellones de acceso de Sol y Red de San Luis, así como una serie de edificios auxiliares, ente los que se encuentra la Estación Eléctrica de Pacífico.
En la etapa más prolífica de su carrera, durante las dos primeras décadas del siglo XX, Antonio Palacios mostró su capacidad para compaginar sus grandes proyectos monumentales con la construcción de viviendas y locales comerciales. De estos últimos destacan la Casa Comercial Palazuelo (1919-1921), el edificio Matesanz (1919-1923), el Hotel Avenida (1921-1924) o el desaparecido Hotel Florida (1922-1924), muestras de una arquitectura metropolitana inspirada en los grandes edificios norteamericanos, en las que además comienza a experimentar con la utilización de nuevos materiales. En esta misma línea se enmarcaba el Banco Mercantil e Industrial (1932-1941), último edificio que proyecta en Madrid.
A lo largo de su vida, Antonio Palacios mostró además un gran interés por las bellas artes. Además de modelar personalmente múltiples detalles para sus proyectos, diseñó la estructura arquitectónica de diversas esculturas, como la Virgen de la Roca (Bayona), de Ángel García, asiduo colaborador de Palacios en los detalles ornamentales de sus edificios y autor de las famosas cariátides del Banco Español del Río de la Plata. Su afición a la pintura le llevó a entablar amistad con Eduardo Chicharro e Ignacio Zuloaga, sobrino del ceramista Daniel Zuloaga, quien diseñó la azulejería en varios de sus trabajos. La especial atención que prestó a las artes aplicadas no solo quedó reflejada en la decoración y los acabados de sus proyectos, sino que además le llevó en 1911 a organizar la exposición de Artes Decorativas en el Palacio del Círculo de Bellas Artes en El Retiro, para la que él mismo diseñó una fuente modernista realizada en mosaico por la casa Maragliano de Barcelona.
Antonio Palacios ejerció además como profesor de Dibujo en la Escuela Superior de Artes e Industrias y de Proyectos de Detalles Arquitectónicos en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Trabajó como arquitecto jefe del Ministerio de Fomento, fue miembro del jurado de la Sección de Arquitectura de la Exposición Nacional de Bellas Artes y en 1926 alcanzó su mayor reconocimiento al ser nombrado Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Murió en 1945, en la modesta casa que él mismo había construido en El Plantío.
Características de su obra
Antonio Palacios comienza a trabajar en un momento histórico caracterizado por la inestabilidad política y social y, muy especialmente, por el desastre del 98, tras el que se intensificó el debate entre tradición y modernidad. La arquitectura de ese período se vería fuertemente influida por las corrientes que pretendían la búsqueda de la identidad nacional, volviendo la mirada hacia épocas como el Renacimiento que simbolizaban el esplendor perdido. No extraña, por tanto, que Palacios, en línea con las tendencias historicistas impulsadas por Viollet le Duc o Rushkin durante el siglo XIX, recurriera a elementos prestados del Gótico, el Neoplateresco o el Barroco para crear obra monumentales cuya máxima expresión alcanza en los edificios regionalistas que construyó en Galicia.
Pero tampoco fue ajeno a corrientes contemporáneas como el Modernismo, cuya influencia está presente en su interés por lo ornamental, lo orgánico y en la ambición de crear obras de arte totales con la incorporación de las artes decorativas, a las que añade los ecos secesionistas de Otto Wagner, de quien se fija en su particular evolución hacia estructuras funcionales y la limpieza de los materiales. Todo esto unido al empleo de órdenes gigantes, las referencias al clasicismo académico internacional, la arquitectura estadounidense y la incorporación de nuevos materiales permitieron a Palacios alcanzar un equilibrio integrador entre las viejas concepciones arquitectónicas y los nuevos métodos constructivos para crear una obra muy personal y difícil de clasificar.
La arquitectura de Antonio Palacios se sitúa en un etapa de transición entre el Modernismo y el Movimiento Moderno, por lo que algunos de los seguidores de esta corriente no dudaron de tacharlo de megalómano, monumentalista y formalista. Sin embargo, tras la apariencia escultórica de muchos de sus edificios, Palacios se anticipó en cierto modo al racionalismo al anteponer una distribución funcional del espacio. Si bien es cierto que sus obras manifiestan un afán de transcender, no hay que olvidar que fueron concebidas para adecuarse e integrarse en un entorno de carácter oficial y monumental como el del Madrid de principios de siglo XX.
A pesar de todo, Antonio Palacios dejó un extraordinario legado formado por las más significativas y monumentales construcciones del Madrid moderno. Un conjunto de edificios que contribuyeron a modificar su perfil urbano y que hoy, ajenos a cualquier corriente arquitectónica, permanecen en la memoria colectiva junto a hitos clave de la ciudad como el Palacio Real, la Plaza Mayor o la Basílica de San Francisco el Grande.
Imprescindible
Antonio Palacios irrumpió en el panorama madrileño de comienzos del siglo XX con una serie de obras que lo consagrarían como una de las figuras más importantes de la arquitectura moderna. Bajo el epígrafe «Imprescindibles» hemos seleccionado aquellos edificios más importantes y significativos de su dilatada trayectoria profesional, como son el Palacio de Comunicaciones, el Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula o el Círculo de Bellas Artes. Se trata de construcciones que pueden catalogarse como singulares, puesto que responden a tipologías edilicias que no tuvieron continuidad en su obra, pero también porque son las que mejor resumen las características de su arquitectura.
Por este último motivo no podían faltar en esta selección el Banco Español del Río de la Plata, la casa palacio del Conde Bugallal y la Casa Comercial Palazuelo, como ejemplos representativos de la arquitectura comercial y doméstica que desarrolló Palacios. Además, todos estos edificios tienen en común su excepcional ubicación, ya sea en grandes plazas como Cibeles y Cánovas del Castillo, en calles de importancia histórica y artística como Mayor, Alcalá y Gran Vía, o en un contexto aislado que favorece su contemplación como es el caso del Hospital de Jornaleros en la calle Maudes.
Arquitectura Comercial
El prestigio que proporcionaron a Palacios los proyectos del Palacio de Comunicaciones y el Hospital de Jornaleros de Maudes se tradujo en una serie de encargos que trasladarían su obra hacia el centro comercial y financiero de Madrid, situado en los aledaños de la Puerta del Sol y Alcalá y que posteriormente se extendería por la recién inaugurada Gran Vía.
Con el Banco Español del Río de la Plata (1910-1918), Antonio Palacios inicia su incursión en el mundo de la arquitectura comercial, que coincide también con su alejamiento de las influencias neoplaterescas para adentrarse en un formalismo clásico de órdenes gigantes y cerramientos de cristal, combinado con estructuras metálicas y plantas organizadas en torno a patios acristalados que dan lugar a amplios espacios diáfanos.
Este mismo modelo seguiría en sus edificios de locales comerciales y oficinas, como la Casa Comercial Palazuelo y la Casa Matesanz, o en el Banco Mercantil e Industrial, en los que muestra su conocimiento de la arquitectura norteamericana, especialmente en el campo estructural y en la incorporación de nuevos materiales.
Arquitectura doméstica
A pesar de no gozar del mismo reconocimiento que sus edificios institucionales y comerciales, la arquitectura doméstica de Antonio Palacios ocupa un lugar destacado en el conjunto de construcciones que se levantaron en Madrid durante las primeras décadas del siglo XX y que contribuyeron a definir el nuevo paisaje urbano, especialmente en las zonas del Ensanche. En ella puso de manifiesto su capacidad para satisfacer las demandas sociales y familiares surgidas a comienzos del siglo, adaptando sus proyectos a las necesidades de cada cliente y al entono en que se ubicaban.
A lo largo de su dilatada trayectoria profesional Palacios alternó los proyectos de residencias para clases acomodadas con los de viviendas funcionales. Las primeras se caracterizan por su mayor monumentalidad formal y por contar con una distribución interior que destinaba más y mayores espacios a la vida pública. Dentro de esta tipología destacan la casa palacio de los condes de Bugallal en la plaza de Cánovas del Castillo, el edificio de Demetrio Palazuelo en la calle Alcalá, el edificio para Tomás Rodríguez en la calle Villamejor o las viviendas de doña Luisa Rodríguez en el paseo de la Castellana.
Por el contrario, en las viviendas funcionales, destinadas a la clase media, Palacios potencia el espacio destinado a la vida íntima y familiar, eliminando dependencias como despachos, gabinetes y recibidores. Tal es el caso de las viviendas construidas por encargo del doctor Emilio Rey en la calle Viriato, que contaban con tres viviendas por planta frente a las dos que caracterizan a las anteriores y que presentan un diseño formal mucho más sencillo, próximo a las corrientes racionalistas.
Metro
Siguiendo el ejemplo de Héctor Guimard en París u Otto Wagner en Viena, en 1917 Antonio Palacios comienza a trabajar como arquitecto para la Compañía Metropolitana Alfonso XIII, fundada entre otros por Miguel Otamendi, hermano de su amigo y socio Joaquín Otamendi.
Palacios se encargó del diseño y decoración de las estaciones, incluidos vestíbulos, pasillos, andenes y bocas de acceso. Especialmente reseñables por su impacto en el entorno urbano fueron los templetes de Sol y Gran Vía.
La mayoría de estos elementos se han perdido tras las sucesivas obras de ampliación y actualización de instalaciones realizadas en la red de Metro. Sin embargo, aún puede verse la decoración original de forja y granito de los accesos en las estaciones de Noviciado, Cuatro Caminos y Tirso de Molina, donde además se ha recuperado la azulejería y motivos ornamentales del interior. Más interesante resulta aún la estación de Chamberí; cerrada en 1966 y convertida hoy en centro de interpretación, conserva los revestimientos, señalizaciones y publicidad tal como fueron creados en la década de los veinte.
También se conservan los diferentes edificios auxiliares que diseño Antonio Palacios y que constituyen, junto con los talleres de ICAI, su principal aportación al patrimonio industrial madrileño. Se trata de las Subestaciones de Salamanca y Quevedo y de la Estación Eléctrica de Pacífico, actualmente musealizada bajo la denominación de Nave de Motores.
Inmersión 360ºVR
Si ya dispones de unas gafas Cardboard, sigue los siguientes pasos y sumérgete en la visión de Antonio Palacios:
- Escanea el código QR con tu móvil*
- Elige un vídeo del canal y reprodúcelo
- Clica el icono “cardboard”
- Coloca el móvil en las gafas y póntelas
- Gira y disfruta de la experiencia
*disponible para smartphones de última generación.
Obras
Edificio de viviendas Luis Harguindey
Uno de los primeros proyectos de Antonio Palacios en Madrid fue la reforma de este edificio de viviendas por encargo de Luis Harguindey, ingeniero y constructor para el que volvería a trabajar posteriormente.
c/ Serrano, 53
Edificio de viviendas Marquesa de Valdegema
Año de edificación: 1904-1905
Sencillo edificio de viviendas en el centro de Madrid, realizado por encargo de la marquesa de Valdegema.
c/ Humilladero, 2
Palacio de Comunicaciones
Año de edificación: 1904-1919
Con tan solo 30 años de edad, en 1904 Antonio Palacios proyecta junto a Joaquín Otamendi uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura madrileña moderna, el Palacio de Comunicaciones, concebido para centralizar los servicios de Correos, Telégrafo y Teléfonos. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1993.
Muestra un compendio de las diferentes influencias que marcaron la obra de juventud de Palacios, con detalles neoplaterescos, barrocos, modernistas e, incluso, déco, que combina hasta crear un lenguaje estético particular de gran plasticidad y monumentalidad. Destaca el juego de torres pentagonales que flanquea la fachada principal y el cimborrio octogonal que corona el edificio, todo rematado con crestería y pináculos. En el interior las plantas se distribuyen según criterios racionales y funcionales, con grandes patios diáfanos y galerías comunicadas por pasarelas de hierro. Convertido con el paso del tiempo en uno de los iconos de la ciudad, hoy alberga las oficinas del Ayuntamiento de Madrid.
Plaza de Cibeles
Casas palacio Palazuelo
Año de edificación: 1908-1911
Se trata de un edificio de seis alturas, destinado a albergar viviendas de alquiler, en el que la planta baja está dedicada a locales comerciales, el entresuelo a oficinas y las restantes se distribuyen siguiendo la tipología burguesa de la zona, con dos viviendas por planta organizadas alrededor de un patio principal.
El exterior se caracteriza por sus rasgos compositivos clásicos, de formas estilizadas. Destaca el chaflán con sus miradores, sobre el que se levanta un torreón hexagonal con reminiscencias del neobarroco francés.
c/ Alcalá, 54
Edificio de Viviendas
Año de edificación: 1905
Uno de los primeros edificios que construye Antonio Palacios en Madrid es este edificio de viviendas burguesas. Destaca por su equilibrio compositivo tanto en planta como en fachada, así como por su funcional estructura interior.
Consta de dos viviendas por planta, excepto la principal que estaba enteramente ocupada por la residencia del propietario y acentuada en el exterior por una balaustrada corrida. La decoración tanto exterior como interior es modernista, si bien se advierten elementos propios del secesionismo vienés. Es especialmente original la zona de acceso de carruajes con una rotonda formada por un grupo escultórico de pie circular.
c/ Marqués de Villamejor, 3
Talleres del ICAI
Año de edificación: 1911
A finales del siglo XIX la Compañía de Jesús había creado el Instituto Católico de Artes e Industrias con la finalidad de impulsar la formación de peritos e ingenieros. El arquitecto Enrique Fort es el encargado de construir entre 1904 y 1908 el edificio neomudéjar que albergaba las principales actividades formativas de la institución.
Pocos años después surge la necesidad de ampliar las instalaciones y construir un nuevo edificio de talleres. El proyecto es diseñado y ejecutado por Antonio Palacios, quien construye uno de sus edificios más sencillos, compuesto por un conjunto de naves diáfanas con altos ventanales y lucernarios en las cubiertas. Este edificio ha sufrido profundas remodelaciones y hoy tan solo perduran parte de las fachadas que dan a las calles Alberto Aguilera y Santa Cruz de Marcenado
c/ Calle Santa Cruz de Marcenado, c/v Alberto Aguilera, 25
Banco Español del Río de la Plata
Año de edificación: 1911-1918
El Banco Español del Río de la Plata supuso un punto de inflexión en la arquitectura de Antonio Palacios, al abandonar las reminiscencias historicistas y eclécticas para acercarse a la arquitectura comercial norteamericana.
Los detalles platerescos y barrocos son reemplazados por un clasicismo monumentalista manifestado a través de columnas de órdenes gigantes y cuatro cariátides esculpidas en piedra que flanquean la entrada principal. El interior se articulaba en torno al patio central de operaciones, rematado con una cúpula de vidrio. En torno a él se distribuían las distintas dependencias, conjugando modernidad y monumentalidad en los elementos constructivos.
El edificio sufrió diversas reformas que alteraron su aspecto interior. Hoy en día es la sede central del Instituto Cervantes.
c/ Alcalá, 49
Antiguo Hospital de Jornaleros
Año de edificación: 1909-1916
El Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula fue construido para una institución benéfica sobre un solar que ocupa una manzana entera, entre las calles de Maudes y Raimundo Fernández Villaverde. Está formado por un conjunto de edificios dispuestos sobre un trazado radial, en el que cada uno de los elemento está ubicado y diseñado atendiendo exclusivamente a su función y al público al que está destinado.
Las habitaciones de enfermos ocupan cuatro naves en forma de aspa, articuladas en un patio central que constituía el eje central del conjunto, favoreciendo la comunicación con el resto de dependencias, entre las que se encontraban dos edificios anexos, uno para consultas y operaciones y otro para enfermedades infecciosas. Contaba, además, con amplias galerías diáfanas que proporcionaban luz, ventilación y vistas a patios y jardines. El aspecto exterior está caracterizado por el uso de la piedra, apenas sin trabajar, y por los pináculos y balaustradas de las torres, de reminiscencias platerescas, que alcanzan mayor verticalidad en la iglesia, adquiriendo un perfil que asemeja al del Palacio de Comunicaciones. Fue declarado BIC en 1979.
c/ Maudes, 17
Edificio de Viviendas de alquiler
Año de edificación: 1911-1913
Este edificio de viviendas se articula en torno a un chaflán en el que confluyen una fachada cóncava que se ajusta al trazado de la glorieta y otra que transcurre paralela al eje de la calle Bravo Murillo. Uno de los rasgos que más llama la atención es la sencillez del lenguaje formal que utiliza. A excepción de la cornisa, que se transforma en un pequeño frontón en el cuerpo del chaflán, los motivos ornamentales habituales en sus edificios de viviendas se trasladan a los balcones de hierro forjado. La planta principal queda acusada al exterior por un mirador de esquina, mientras que en la parte superior un torreón subraya la fuerza del chaflán como eje central de la composición. A pesar de carecer de pináculos o crestería es una torre muy «palaciana», pues recuerda bastante a las que coronan el Palacio de Comunicaciones o el Hospital de Maudes.
Glorieta de Quevedo
Edificio de Viviendas Luisa Rodríguez Arzuaga
Año de edificación: 1915-1916
Este edificio fue construido por encargo de doña Luisa Rodríguez Arzuaga para destinarlo a viviendas de alquiler. La fachada muestra una equilibrada combinación de elementos verticales, como ventanas y miradores, con la horizontalidad de cornisas y balaustradas. El interior se articula en torno a un patio circular que se proyecta verticalmente hasta formar un torreón cilíndrico con linterna en la azotea, en cuya esquina se levanta un torreón de planta hexagonal con pináculos. Cada planta estaba distribuida en dos viviendas, excepto la principal, destinada a una única vivienda.
c/ Calle Marqués de Villamejor, 1
Viviendas para los Condes de Bugallal
Año de edificación: 1913-1914
Este es el más monumental de los edificios de viviendas que construyó Antonio Palacios, debido tanto a su ubicación en el antiguo Salón del Prado, como a la personalidad de su propietario, Gabino Bugallal y Araujo. Su residencia ocupaba toda la planta principal, mientras que cada una de las demás alturas se repartía en dos viviendas.
En el exterior, el cuerpo principal estaba modulado por líneas verticales de miradores que se adaptaban al perfil curvo de la fachada en el encuentro de la plaza de Cánovas del Castillo con la calle Cervantes. Presentaba abundante decoración en el sotobanco, como ménsulas, guirnaldas y hojas de laurel, así como jarrones en los machones de la balaustrada de la terraza. Coronaba el edificio un torreón de esquina de reminiscencias platerescas con pináculos y arquería mudéjar.
Plaza Cánovas del Castillo, 4
Edificio de Viviendas
Año de edificación: 1916-1917
Este edificio construido en 1915 por encargo de Martín Lago, presenta el esquema habitual que Antonio Palacios utiliza en sus viviendas acomodadas, con un bajo comercial, un entresuelo y cuatro plantas con dos viviendas cada una a excepción de la principal. La cubierta está coronada por un volumen central, dispuesto a modo de frontón, que originalmente estuvo destinado a estudio de un pintor.
En el exterior destaca el cuerpo central con miradores de hierro y cristal, flanqueado por dos cuerpos laterales con balcones de hierro forjado. La fachada está revestida con revoco a la catalana y decorada con piedra artificial.
c/ Velázquez, 100
Antigua Casa Comercial Palazuelo
Año de edificación: 1920-1921
Con este encargo de Demetrio Palazuelo Maroto, Antonio Palacios introdujo una tipología de edificios innovadora en su función, dedicada exclusivamente a locales comerciales y oficinas de alquiler.
Las fachadas alternan columnas de órdenes gigantes con líneas de miradores, mientras que el interior destaca por la escalera barroca del patio central, al que asoman las galerías onduladas que dan acceso a las oficinas. Una gran vidriera en la cubierta proporciona luz cenital a todo el patio.
c/ Mayor, 4 c/ Arenal, 3
Edificio de Viviendas
Año de edificación: 1919-1920
En la misma época en la que Palacios se encuentra trabajando en el Sanatorio de la Fuenfría, Félix de Egaña Egaña le encarga la construcción de un edificio de viviendas en una de las vías principales del Ensanche, la calle Goya. Recurre a un esquema compositivo muy similar al que ha comenzado a utilizar en sus edificios comerciales, con un cuerpo principal articulado mediante pilastras de orden gigante, una planta baja destinada a locales comerciales y un ático retranqueado con dos torreones en cada extremo.
c/ Goya, 41
Edificio de viviendas
Año de edificación: 1919-1920
Sobre dos edificios adyacentes situados en el Paseo de la Castellana, propiedad de Gregorio Teuteiro, Teuteiro ejecuta Antonio Palacios el proyecto de construcción de dos plantas adicionales con pequeños sotobancos, con el objeto de elevar la altura del edificio y equipararse a los nuevos edificios que en su entorno se estaban levantando. Lo más destacable son los torreones de esquina en la terraza que guardan bastante similitud con los del Palacio de Comunicaciones.
Paseo de la Castellana, 10-12
Antiguo Hotel Alfonso XIII
Año de edificación: 1921-1924
Se trata en realidad de la reforma de un proyecto de viviendas del arquitecto Yarnoz Larrosa que Palacios retoma para transformarlo en el Hotel Alfonso XIII.
El exterior se articula en torno al eje que forma la esquina de Gran Vía con Mesonero Romanos. En el cuerpo central repite la combinación de columnas gigantes con vanos acristalados, mientras que en las terrazas recurre a los torreones con pináculos de influencia neoplateresca que caracteriza a sus primeras obras. Balaustradas y detalles ornamentales de piedra artificial con imágenes secesionistas completan la decoración de las fachadas. En el interior, Palacios distribuyó las habitaciones en torno a un patio central cubierto rodeado en cada planta por una galería de distribución.
c/ Gran Via, 34
Edificio Matesanz
Año de edificación: 1921-1923
Al igual que la Casa Palazuelo, el edificio Matesanz muestra la influencia de la de la Escuela de Chicago en los edificios comerciales que Palacios construye para albergar tiendas, oficinas y despachos.
Repite el esquema compositivo de las fachadas con miradores separados por pilastras de orden gigante que, en esta ocasión, forman una arquería de medio punto. Destaca el vestíbulo de entrada con escalera imperial y ascensores exentos que comunican las diferentes plantas, en las que los departamentos se distribuyen desde una galería de líneas curvas que da al patio central de cubierta acristalada.
c/ Gran Vía, 27
Círculo de Bellas Artes de Madrid
Año de edificación: 1921-1926
Símbolo de la actividad cultural de Madrid durante el siglo XX, el Círculo de Bellas Artes es una de las obras más conocidas de Antonio Palacios, quien llevó a cabo su construcción entre 1921 y 1926.
Precisamente por tratarse de un edificio dedicado a las Bellas Artes, Palacios recurrió a un lenguaje formal clasicista, por considerarlo «canon de belleza permanente e inmortal». Órdenes gigantes y una sucesión vertical de volúmenes y formas son las principales señas de identidad de su monumental fachada, coronada por una gran torre que se eleva a modo de faro de la cultura. En el interior, una escalera barroca de doble tiro une las distintas plantas, estructuradas en función de sus correspondientes usos. En el año 1981 fue declarado Bien de Interés Cultural.
c/ Alcalá, 42
Edificio de viviendas
Año de edificación: 1925
En 1924 el periodista Alfredo Ramírez Tomé encarga a Palacios el derribo de un pequeño inmueble de su propiedad en la calle Alcalá para la construcción de un edificio de viviendas de alquiler. El zócalo comercial y la entreplanta se adaptan a las reducidas dimensiones del solar, mientras que el cuerpo principal sobresale al exterior para generar más espacio interior. Las fachadas presentan un lenguaje depurado y sencillo, sin apenas motivos ornamentales, en el que las líneas de miradores acentúan la verticalidad del conjunto. Como es habitual en la mayoría de sus edificios, la terraza está coronada por dos torreones de formas clasicistas. El interior se articula en torno a un patio central que proporciona iluminación y ventilación a las zonas de servicio.
c/ Alcalá, 139
Edificio de viviendas
Año de edificación: 1912
Antonio Palacios ejecutó la reforma de la fachada de este edificio de viviendas según el esquema tradicional de división tripartita, con una línea de miradores en el cuerpo central, vanos de medio punto en el sotobanco y un torreón en la azotea. Los elementos ornamentales de la fachada están inspirados en la secesión vienesa.
c/ Sagasta, 23
Edificios de viviendas
Año de edificación: 1923-1924
Con estos edificios construidos por encargo de Emilio Rey, Antonio Palacios abandona el aspecto señorial de sus residencias acomodadas para introducirse en el ámbito de la vivienda funcional.
El situado en Viriato, 20 está formado por dos bloques unidos en planta de U, de tal forma que generan un patio abierto que favorece la iluminación y ventilación; mientras que el situado en el número 22 es bastante más sencillo, aunque no deja de sorprender el volumen octogonal que alberga de cuerpo de escaleras, situado en la fachada principal.
c/ Viriato, 20 y 22
Banco Mercantil e Industrial
Año de edificación: 1942-1945
En su última obra madrileña Palacios muestra la evolución de su arquitectura comercial abandonando los motivos ornamentales que decoraban las fachadas de sus obras anteriores e incorporando nuevos materiales, como el pavés y el acero inoxidable.
La fachada de Alcalá se ordena con un gigantesco arco de herradura que alberga un gran mirador, mientras que la fachada de Caballero de Gracia presenta dos cuerpos simétricos y convexos entre los que se dispone la entrada. Un patio de operaciones cubierto por una bóveda de medio cañón acristalada recorre longitudinalmente la planta baja.
Hoy día alberga la Oficina de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid.
c/ Alcalá, 31
Edificios de viviendas
Año de edificación: 1935-1941
En un solar delimitado por las calles José Abascal, Fernández de la Hoz y Málaga, Antonio Palacios construyó dos edificios de viviendas por encargo, probablemente, de la familia Fernández de Villota. El primero de ellos presenta un aspecto más monumental y responde a la tipología de casas acomodadas, tal como evidencia la división de plantas y los materiales empleados en su construcción. El edificio se levanta sobre un basamento de aparejo almohadillado granítico con vanos de medio punto, que evoca a las construcciones palaciegas renacentistas. La planta principal estaba dividida, a modo de dúplex, en dos alturas; la primera de ellas estaba dedicada a la vida pública, como evidenciaba en el exterior una serie de balcones con frontones, mientras que la segunda, algo más sobria, servía para albergar la vida doméstica. Las dos plantas restantes estaban separadas por una prominente cornisa y combinaban el ladrillo visto con la piedra artificial.
Respecto al segundo edificio, de marcado carácter funcional, sigue un esquema muy similar al empleado en la construcción de las viviendas para Emilio Rey en la calle Viriato, constituido por dos bloques casi independientes unidos por la zona de servicio y el cuerpo de escaleras.
c/ José Abascal, 51 y c/ Fernández de la Hoz, 70
Panteón Familia Fernández Villota. Sacramental de San Isidro
Año de edificación: 1923
Ubicado en la Sacramental de San Isidro, este panteón fue proyectado en 1923 por encargo de Glorialdo Fernández Aguilera. Antonio Palacios lo concibió como una pequeña capilla de estilo «románico modernizado», según sus propias palabras, realizada con sólidos bloques de granito. Destaca la portada, con un arco de medio punto abocinado decorado por una original arquería de pequeñas columnas que corona la puerta de acceso, realizada en hierro forjado. En el interior, parte de los muros y bóvedas está revestida de mosaico cerámico, mientras que cinco vidrieras de tonos fríos proporcionan luz natural a la zona del ábside, presidido por un busto de Glorialdo Fernández Aguilera.
c/ Paseo de la Ermita del Santo, 78
Subestación Eléctrica de la Compañía Metropolitana en Quevedo
Año de edificación: 1925-1929
Antonio Palacios construye en 1925 la Subestación de Quevedo, atendiendo únicamente a criterios racionales y funcionales. Tras la ampliación realizada en 1929, el conjunto queda formado por dos edificios adosados con fachada orientada a calles opuestas. Responden a la tipología de nave industrial, con grandes vanos y escasa ornamentación. Para la fábrica de las fachadas combina piedra, ladrillo y revoco.
c/ Gonzalo de Córdoba, 12 y c/ Olid, 9
Subestación Eléctrica de la Compañía Metropolitana
Año de edificación: 1924-1925
Situada en el tejido urbano del Ensanche, este edificio fue proyectado por Palacios teniendo en cuenta la apariencia de las construcciones adyacentes. Por este motivo, a pesar del uso al que estaba destinado, decidió diseñarlo con una apariencia más próxima a un edificio de viviendas que a una construcción industrial.
c/ Castelló, 21
Antigua Central Eléctrica de Pacífico. Nave de motores.
Año de edificación: 1923-1931
Entre 1922 y 1923 Antonio Palacios construye este edificio auxiliar destinado a contener los motores que proporcionaban suministro eléctrico a la red de metropolitano. El conjunto consta de un bloque destinado a oficinas y unas naves paralelas donde se instalaron los talleres. Los cuerpos destinados a oficinas presentan un aspecto más próximo a un edificio urbano, mientras que las naves de motores son de tipo industrial, muy diáfanas y con vanos de gran tamaño para conseguir una mayor iluminación y ventilación.
Dejó de prestar servicio a finales del pasado siglo y desde 2008 está musealizada y abierta al público.
c/ Valderribas, 49
Estación de Metro de Tirso de Molina.
Año de edificación: 1921
La estación de Progreso fue inaugurada en diciembre de 1921 dentro del tramo de ampliación de la Línea 1 que unió Sol con la estación de Mediodía, hoy llamada Atocha. En 1939, con el cambio de denominación de la plaza en la que se ubica, pasó a llamarse Tirso de Molina.
Como el resto de estaciones situadas en plazas abiertas o espacios monumentales, su boca de acceso contaba con un poste anunciador que se erigía sobre una sólida balaustrada de granito, todavía conservada hoy día. En el interior aún mantiene parte del diseño y la decoración original, como el techo abovedado revestido de azulejería blanca y cenefas decoradas o el escudo de cerámica vidriada con reflejos de oro y cobre situado sobre la entrada del andén.
Plaza de Tirso de Molina, s/n
Casa de Antonio Palacios en El Plantío
Año de edificación: 1942
En 1942 Antonio Palacios construyó una modesta vivienda en la Colonia El Plantío, de dos alturas, al modo de un cubo achaflanado en las esquinas, con una sencilla apariencia historicista muy diferente de sus obras monumentales. Concebida originalmente como refugio ocasional, sería su residencia habitual hasta la fecha de su muerte en 1945.
c/ Cimarra, 4 El Plantío
Palacete de Joaquín Otamendi
Año de edificación: 1911-1913
Diseñado en 1911 por Antonio Palacios en colaboración con Joaquín Otamendi, fue presentado al Ayuntamiento y posteriormente modificado, introduciendo ampliaciones que no estaban contempladas en el proyecto original. La dirección de obras fue llevada a cabo por el propio Otamendi entre 1911 y 1913. La planta responde a una distribución tripartita a partir del eje formado por la entrada principal y la escalera principal. Además se añadieron dos miradores semicirculares, uno en el comedor y otro en el salón. Remata en una cubierta de falsa mansarda revestida de cerámica vidriada amarilla con balaustrada de azotea en la coronación. El jardín se adapta a la topografía del terreno y está dividido en dos zonas. Destaca el paseo de tilos de la parte alta.
c/ Maria de Molina, 9
Estación de Metro de Chamberí
Año de edificación: 1919
La de Chamberí fue una de las estaciones incluida en la Línea 1 de Metro que se inauguró en octubre de 1919. Prestó servicio hasta 1966, fecha en la que fue clausurada y cerrada al público. En 2008, tras un proceso de recuperación y acondicionamiento, volvió a abrir sus puertas transformada en museo y centro de interpretación.
Conserva gran parte de la decoración original, tal como fue concebida por Antonio Palacios. Lo más característico es el revestimiento de pasillos y bóvedas con azulejos blancos biselados, combinados con cerámicas de tonos verdosos e irisaciones de cobre y oro que se utilizaron en los encintados de los anuncios publicitarios y en las embocaduras de túneles y pasillos. La estación conserva, además, publicidades y elementos de señalética originales.
Plaza de Chamberí, s/n