Curso de promotor/a de actividad física

En la formación reglada del ámbito de la actividad física y el deporte, los contenidos enfocados hacia el concepto de “Actividad física y salud”, suelen estar centrados en la prescripción de actividad, en la evaluación de la misma y en el análisis de los beneficios que le son atribuidos.

Por otro lado es habitual que el desempeño de los técnicos deportivos se centre en el desarrollo y gestión de programas de actividad física/deportiva normalizada tanto de carácter infantil como de adultos, (escuelas deportivas), de un catálogo de servicios ciertamente preestablecido (uso libre y actividades dirigidas), así como de eventos asociados a esas mismas actividades.

Es decir, nos encontramos ante expertos en diseñar, desarrollar y gestionar acciones deportivas orientadas eminentemente a la población activa, pero que no necesariamente desarrollan proyectos innovadores de cara a la captación de población sedentaria.

Ciertamente no se trata de un hecho deliberado ya que generalmente cualquier actividad está abierta tanto a personas activas como no activas. Pero esta circunstancia tiene su relevancia si tenemos en cuenta que una de las principales barreras de acceso a la práctica deportiva, es la falta de interés de cierta población respecto a la oferta tradicional. Es decir, gente a la que realmente el deporte no le gusta, o que no ha tenido experiencias previas positivas que le ayuden a volver.

Como efecto inmediato, podemos ver que la tasa de población que practica actividad física de forma regular no se incrementa de forma significativa y que los flujos de usuarios que acuden a instalaciones deportivas constituyen ciertamente un proceso endogámico. Es decir, hay una rotación de usuarios entre actividades e instalaciones deportivas en el que apenas entran nuevos participantes que alcancen una adherencia mínima a la actividad.

En este sentido parece necesario reforzar y focalizar la formación de los profesionales del ámbito deportivo, en la creación de propuestas innovadoras y en el desarrollo de estrategias que promuevan la participación de aquellos sectores de la población con mayor incidencia de sedentarismo, incluyendo planteamientos de actividad física inclusiva, y contribuyendo, en definitiva, a incrementar el número de ciudadanos que practican actividad física en la región.